El 'tardeo' se reivindica

A. Torrecillas
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Los nuevos modos de ocio que el coronavirus impuso a través de las restricciones horarias y del toque de queda, perviven en Logroño. Entonces no había opción de salir por la noche. Y el ocio nocturno se convirtió en ocio 'diurno'

El ‘tardeo’ se reivindica

Logroño es una fiesta, una fiesta que recorre de punta a punta la ciudad. El lanzamiento del cohete ha dado el pistoletazo de salida a la alegría desenfrenada y a las ganas de disfrutar de una jornada desde las doce del mediodía y hasta que el cuerpo aguante. La mañana comenzaba con el tradicional almuerzo de cuadrillas y familias para hacer acopio de energía y empezar las fiestas con fuerza. Más tarde, tras el cohete, la diversión se trasladaba al centro de la ciudad, especialmente a la calle Laurel y alrededores. Era complicado dar un paso en la estrecha 'senda de los elefantes' así como en la logroñesa calle San Juan. Largas colas en la barra para pedir las consumiciones y conseguir un espacio donde degustarlas. A pesar de ello, el ambiente era como el de antes de la pandemia. Todavía, a las seis de la tarde, se seguía almorzando en esta zona. Sin embargo, los nuevos modos de ocio que el coronavirus impuso a través de las restricciones horarias y del toque de queda, perviven en Logroño. Entonces no había opción de salir por la noche. Y el ocio nocturno se convirtió en ocio 'diurno', también conocido como 'tardeo': es decir, quedar para comer y seguir la fiesta en vez de retirarse a casa. El 'vermú torero' de toda la vida. Para comprobar que cada vez tiene más adeptos, especialmente en San Mateo, solo había que darse un paseo por la calle Portales, Bretón, Martínez Zaporta, calle Mayor o la plaza del Mercado. Todo el centro estaba sitiado de gente de todas las edades en una jornada en la que el buen tiempo ha acompañado. 

Un grupo de chicos apuran su copa en la terraza del Casablanca. Han ido al cohete y a la Laurel pero no tienen una ruta definida. "Ya se verá hasta dónde aguantamos", dice Diego, uno de ellos. "Yo prefiero salir de 'tardeo', te lo pasas bien, te vas a dormir antes y a la mañana siguiente no tienes resaca", afirma divertido. Lo corroboran el resto del grupo. "Nos hemos acostumbrado por la pandemia. Entonces no podíamos salir por la noche y salíamos de 'tardeo", apunta Gonzalo.

Y es que la COVID 19 ha cambiado los modos de diversión, especialmente para la gente de una determinada edad. Dorzón Oroño, dueño del local Casablanca está a tope. Han abierto esta mañana y saben que continuarán sin descanso hasta las cuatro de esta mañana. "Hoy se sale por la tarde, por la noche y se ha salido por la mañana. Es un no parar", confiesa y asegura que durante las restricciones la gente aprovechaba las horas 'libres' para salir y consumir "más de la cuenta. He llegado a ver como se pedían cuatro cócteles para dos personas a la vez, por si no les daba tiempo a pedir más antes del cierre". Pero poco a poco, todo está volviendo a la normalidad. Aunque tiene claro que el tardeo ha venido para quedarse. "La gente de una determinada edad lo va a seguir practicando. Son personas a las que ya no les interesa compartir espacio con gente tan joven, buscan una copa de calidad, con buena música en un lugar tranquilo", afirma este hostelero logroñés.

El tema de la edad es importante. La mayoría de la gente que disfrutaba de una copa en compañía en la zona de Portales o Bretón, pasaba la treintena. Muchos de ellos bailaban a ritmo de la música de los 80 que emanaba de un gran altavoz que Alberto Andrés del restaurante El Rincón de Alberto, había colocado en la puerta de su local, situado en la calle San Agustín. "Es una buena forma de animar la calle, estamos en fiestas", afirma Andrés que tiene que recordar, cada dos por tres, a los clientes que no pueden pasar al local pues está completo. Su iniciativa ha sido todo un éxito pues es complicado atravesar la marea humana que se arremolina frente al restaurante.

No es el único local al que es complicado acceder. En el Soho de la calle Bretón, bar de 'tardeo' por excelencia, hay cola para entrar. Los más tranquilos prefieren tomar la copa en la terraza. "El tardeo es la mejor opción", afirma Andrea que cree que su origen viene motivado por la edad de quienes lo practican y porque la pandemia descubrió la oportunidad de salir a divertirse y volver a una hora temprana. 

Y como el tardeo va por edades también va por zonas. Las terrazas desaparecen y eso de tomar una copa con tranquilidad es un espejismo en  Martínez Zaporta. El adoquinado de la plaza sufre los envites de los litros de calimocho con los que ha sido regado y se hace complicado caminar y despegar los pies del suelo. De los locales suenan los éxitos del verano que se resiste a marcharse, al igual que los logroñeses que ocupan la pista. Otro grupo de amigos deposita sus vasos de plástico en unas papeleras atestadas y anuncia retirada. A medida que avanza la calle Carnicerías hacia la plaza del Mercado, se va viendo a más gente joven. Es otra forma de 'tardear': sentados en el suelo alrededor de botellas rellenadas con una combinación de alcohol y refrescos. Algunos optan por la botella de vino, directamente. Ocupan toda la plaza y se resisten a entrar en los bares. "Allí la bebida es muy cara, preferimos echar 'los litros' aquí, o en cualquier parte que se pueda", afirman unas chicas que han venido de la vecina localidad de Viana para disfrutar de las fiestas mateas. No tienen hora de llegada. Y los 'sanmateos solo acaban de empezar".