Antonio Pérez Henares

LA MAREA

Antonio Pérez Henares

Escritor y periodista. Analista político


Un respiro

26/07/2022

Es hora de darse y darles un respiro. Será un hasta luego, hasta septiembre, pero este año me voy a borrar del artículo. De este y de todos los demás. Ha sido un año de enorme intensidad periodística y literaria y ha llegado el momento de parar. Además, ya me contarán usted con este calor las ganas que se pueden tener.
Las calores estas no solo es que te aplanen y aplasten, es que, en mi caso por lo menos, es que te ponen de muy mala leche. Vamos, que estás para cualquier cosa menos para aguantar "tontás" y tener, encima, que escribir de ellas. Y como esas sí que no conocen ni de estaciones ni de descansos, la única manera es escapar allá donde no lleguen, aunque siempre algo llegara. Incluso debajo del agua.
Me voy, eso también con susto, porque lo del fuego es para asustar. Y como colofón les diré lo que quizás ya me hayan oído decir como muy sencilla y muy terronera afirmación. Que si por cada monserga asfáltico-ecologista que nos enjaretan hubiera una cabra más en los montes de España, llevaríamos unas cuentas de miles de hectáreas menos quemadas. Y quien dice cabra, dice ganado, desbroces, rozas, limpias, sacas, cortafuegos y usos de toda la vida en los campos ahora sometidos a burocracia atroz. De paso, dragar los ríos no estaría nada mal tampoco.
A mí no me tienen que vender lo del cambio climático ni lo del calentamiento global. Lo tengo desde hace mucho comprado, pero compren de una vez la sensatez y el sentido común, la experiencia y el conocimiento del terreno y el lugar. Tanto en la prevención como en el combate. Lo de echar, porque los echan, a quienes más pueden ayudar de las tareas de extinción, es una absoluta estupidez. Las brigadas profesionales deben trabajar y ensamblarse con las gentes del lugar y operar de manera conjunta. Lo que se está haciendo en muchos casos es de no creer.
Llevamos perdidos muchos años en algo tan primordial como un plan estratégico nacional contra el fuego. Y es una prioritaria urgencia nacional. Para ello, lo primero es desterrar la alucinación acientífica de "dejar a la naturaleza" como máxima ecológica. Es una aberración y un delirio criminal. El hombre lleva actuando y troquelando el territorio desde hace decenas de miles de años. No lo puede abandonar, que es lo que el talibanismo de esto que ya me niego a llamar ecologismo no solo pretende sino que ha logrado imponer. Ese disparate es también parte del problema en estos días terribles de hoy.
No tengo esperanza alguna, la verdad, en que se empiece siquiera a afrontar el problema como se debe. Desde ya y comenzando a actuar sobre todo el territorio este mismo otoño. Dinero hay y a espuertas para las más diversas tonterías. Pues para esto sí que hace falta de verdad. Pero para trabajar, no para dar discursos, montar ciclos de conferencia y poner carteles. He dicho que para trabajar y pagar a quienes trabajen.
Y hasta aquí he llegado por este curso. Buen verano a todos.

 

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