En circunstancias normales hubiésemos tenido un viernes de pasión y autoflagelación en el Atlético y en el Sevilla, observaríamos a la defensa del Valladolid en el punto de mira (Pero, ¿por qué? Gritarían desde Pucela. Pues, respondo, porque sois el próximo rival del Real Madrid y en el Real Madrid juega Vinícius y la gran maquinaria propagandística ya se ha puesto a funcionar, como funcionó la del Barça cuando 'pegaban' a Neymar, porque Neymar era «un buen chico» y no vacilaba ni provocaba a los adversarios y echaba dinero a las huchas de las ONGs por la calle, y esa maquinaria ha decretado que tipos como 'Vini' deben ser una «especie protegida», por lo visto, y por eso estáis en el disparadero, defensas del Valladolid, porque en cuanto le deis una patada apareceréis en los carteles de); en circunstancias normales, digo, tendríamos ese derbi barcelonés y la foto de Xavi y Diego Martínez posando con las camisetas como si los clubes no se odiasen; y ese derbi regional en el Villarreal-Valencia, con Quique Setién más que cuestionado y Gattuso subiendo como la espuma; y ese 'derbi' Real Sociedad-Osasuna, con centenares de navarros invadiendo bares y playas (lo habitual) y un estadio (lo señalado)… Pero todo eso no ocurrirá este fin de semana, como tocaba: habrá que esperar al día de  Nochevieja. 
Porque no hay circunstancias normales desde que le dieron un Mundial a Catar, el primero de la historia en invierno. Y toca parar. Por mucho que nos hubiéramos hecho a la idea del parón más absurdo y caprichoso de la historia de las grandes ligas, llegado el momento aún sobrevolaba un hilo invisible de fantasía donde todo era una broma, el torneo se lo habían entregado a un país respetable y volvería a verano, cuando son los Mundiales.