Su vida profesional ha estado ligada en gran medida a estudiar opinión pública y política, un ámbito este último en el que ahora es protagonista. Catedrático en la UR, Gonzalo Capellán es la baza del PP para tratar de retornar al Gobierno regional. Como catedrático que es, resulta difícil sacarle una frase corta que no venga precedida de su explicación de origen, causa y consecuencias; mucho menos, escuchar exabruptos fuera de tono contra el adversario político. Como atleta (con resultados notables en su época joven), mide los tiempos y los esfuerzos y confía en el buen esprint final que le caracterizaba en la pista. Gonzalo Capellán (Haro, 1972), casado y con un hijo, aspira a gobernar La Rioja, como le diría su padre, Patricio, histórico alcalde de Haro, sin tener que renunciar a sus principios, ni apoyarse en posiciones extremas y maximalistas.  

Hace casi dos meses que se convirtió en candidato del PP al Gobierno de La Rioja, en un proceso no exento de controversia. ¿El partido está hoy pacificado?
El partido está unido. Ha sido un proceso perfectamente contemplado en los estatutos, que dicen que el candidato es designado por el Comité Electoral Central, en Madrid, y en este caso además planteado y ratificado por el Comité Ejecutivo. El partido ha puesto su rumbo al objetivo prioritario de las elecciones de mayo y ha construido un proyecto con que presentarnos a los riojanos.

Pero recientemente un grupo de afiliados contrarios a la forma en que se hizo su nombramiento se reunían para seguir defendiendo el congreso regional como fórmula más democrática, un encuentro al que asistió Alberto Bretón. ¿Le preocupa que siga esa corriente critica?
A mí lo único que me preocupa es poderme presentar en mayo ante los riojanos con un proyecto serio y solvente, con el que puedan elegir a una alternativa al Gobierno actual de Concha Andreu en coalición con Podemos e Izquierda Unida. Es lo que uno detecta que la sociedad nos pide, una alternativa ante el desengaño y cabreo monumental de muchos sectores, desde la agricultura a la sanidad, la educación y la empresa.

¿Cree que Bretón puede, por decirlo de alguna manera, 'echarse al monte', dejar el PP e irse a otro partido?
Yo no tengo más temor que a que el 28 de mayo no lleguemos con un proyecto solvente ante los riojanos y no podamos gobernar. Y no es un temor, sino una meta y un esfuerzo. Ese será el test de fuego.

¿Le ofrecerá a Bretón un puesto en la lista autonómica o algún otra responsabilidad en el partido?
Aquí todavía no hay lista, sino trabajo de un candidato y un proyecto en el que se ha integrado todo el que ha querido. Aquí no se habla de individualidades, sino de proyecto y de partido. He estado nueve años en la sociedad civil y desde esa cierta distancia he percibido que una de las cosas por las que la imagen de la política se ha deteriorado ante los ciudadanos son los intereses personales y las individualidades. Yo he venido para hacer política de una manera diferente, a trabajar desinteresadamente por un proyecto que está por encima de las personas. 

Recientemente la alcaldesa de Jalón, Raquel Sáenz, y otros dos concejales de ese ayuntamiento se daban de baja en el PP. ¿Le preocupa que haya una sangría de afiliados?
No, no. Lo que tengo son palabras de agradecimiento para Raquel por haber venido el día en que la Comisión Ejecutiva me propuso aMadrid como candidato y haber votado a favor de mi candidatura; y por todos sus años de acción en el partido.   

Resuelta la cuestión del candidato y elegida una presidencia interina hasta el congreso regional, queda por completar la lista autonómica. ¿La hará usted? 
Obviamente. Pero en política, la administración de los tiempos es algo esencial. Si cuando toca una cosa estamos en otra, generalmente iremos al fracaso. Las listas habrá que confeccionarlas cuando lo marque el calendario electoral, que será antes de abril, y ahora estamos en otra cosa. Lo importante ahora es el trabajo con el equipo de campaña y todo el partido; he visitado más de 50 municipios reuniéndome con nuestra gente y hemos tenido más de 50 reuniones con expertos de todos los ámbitos. Antes de las elecciones, recorreré los 174 municipios riojanos. Ahora toca estar con la gente, hacer un buen diagnóstico y tener una batería de medidas importantes, porque venimos a gobernar.

¿Y el cabeza de lista al Ayuntamiento de Logroño quién lo propondrá?
Por estatutos, la decide el Comité Electoral Nacional. 

La tradición en el PP es que el candidato al Gobierno autonómico presida el partido en la región. Aunque se haya nombrado una dirección interina hasta un congreso después de las elecciones, ¿se siente de alguna manera el líder natural de los populares riojanos?
Yo soy el líder natural desde que el Comité Ejecutivo Regional, a propuesta del presidente electo, pensó unánimemente que yo fuera el candidato. No se me ocurre una manera de sentirte más legitimado. Me siento absolutamente respaldado. 

Uno de los nombres que ha sonado como alcaldable para Logroño es el de José Luis Pérez Pastor, que trabajo con usted en su etapa de consejero. ¿Es su apuesta para Logroño?
Los candidatos los decide quien los decide. Si me pregunta por José Luis Pérez Pastor, no es que sea una persona de mi confianza, sino que lo es de mucha gente del partido, porque tiene una valía demostrada en política, como muchas otras personas de la organización; no solo las que puedan aparecer en una encuesta.

Por cierto, ¿tiene conocimiento del resultado de esa encuesta encargada por Génova para Logroño?
No estoy ahora para valorar encuestas, sino inmerso en recorrer La Rioja y en trabajar por un programa. 

En las últimas encuestas nacionales el PP frena su ascenso y el PSOE se recupera algo. ¿El efecto Feijóo ha perdido fuelle?
Por mi trayectoria como investigador, conozco bien cómo funciona el mundo de la opinión pública y las encuestas. Yo preguntaría qué pasó  con las encuestas de Juanma Moreno en Andalucía y con las CIS. La única encuesta válida es la del 28 de mayo con los riojanos; lo demás son juegos de los partidos, de los sondeos...El clima de opinión puede cambiar en 24 horas;cualquier hecho de actualidad política puede tumbar la encuesta del día anterior. Las encuestas son volátiles y no dan la realidad de lo que pasará en mayo. El único valor que tienen es que las publiquen los periódicos y afecten en el comportamiento de los ciudadanos, lo que se llama el efecto del caballo ganador. Dicho esto, una encuesta que se publicó dijo que si  hubiera elecciones nacionales habría tres diputados del PP; no creo que eso sea una baja en el efecto positivo de la llegada de Feijóo, al que las encuestas siguen viendo como el claro ganador. Con más o menos fuerza, vamos con un viento que sopla a favor del Partido Popular. 

¿Y qué pulsa usted en sus visitas a los municipios riojanos?
La percepción es extraordinaria. La gente quería ver un partido unido y una alternativa. En las reuniones internas del partido, la percepción es de reilusionarse; y en la sociedad civil, percibo desengaño e indignación con el gobierno de coalición del PSOE y Podemos en sectores como la agricultura, seña de identidad de La Rioja; la sanidad, con las listas de espera de cirugía a la cola de España; o la educación y las industrias culturales riojanas. Pero no se puede construir sobre eso; yo quiero cimentar la victoria del PP sobre un proyecto que se crea por sí mismo, con capacidad y experiencia, no por el cabreo con lo que se está haciendo.

Cita la agricultura. ¿Qué plantea usted para mejorar su situación?
Todos sabemos que hay una tendencia global, que la economía se ha tercializado y que el sector primario ha perdido peso. Pero La Rioja aporta al VAB (valor agregado bruto) el 6,6%, cuando la media española es el 3,6. El día que no tengamos agricultores  y ganaderos no habrá campo y habrá desequilibrio territorial. Por ese peso que tiene en La Rioja, hay que poner un muro de contención y medidas muy importantes para frenar esa tendencia. No imagino un futuro de La Rioja sin la importancia de la agricultura y la ganadería. 

Pongámonos en el peor escenario para ustedes; que no lograsen formar Gobierno en La Rioja. ¿Se mantendría como líder de la oposición?
He venido para defender un proyecto hasta el final. Cada semana que pasa estoy más convencido de que vamos a ganar las elecciones. Creo que hay pocas dudas de que vayamos a ganar; puede haber dudas de si vamos a gobernar, porque ahí entra la aritmética parlamentaria. Este es un partido moderado, centrado, como creo que somos los riojanos, que huimos de los extremos, que no caben en la política ni en la vida. Yo ahí soy aristotélico y creo que la virtud está en el justo medio. Lógicamente, tocaría hablar con todas las fuerzas que tuviera representación legítima, pero no negociaré el Gobierno ni el acceso a la Presidencia y condicionar la buena gestión por poner a personas porque me den un voto en el Parlamento. Y ese ha sido uno de los principales errores de esta legislatura. Conmigo eso no pasará. No se puede crear una consejería vacía para colocar consejero y directores y miles de millones para que te den un voto para ser presidente. Aspiro a ser presidente, pero no es toda mi vida. Hay principios y valores por los no pasaré en ningún caso. 

¿Quiere decir eso que Vox no entraría en un Gobierno en el que usted fuera presidente?
Las posiciones maximalistas no entran en mis valores. Yo no me presento con una marca blanca. El PP tiene unos valores y la nueva etapa de Feijóo y el proyecto de Juanma Moreno en Andalucía son moderados, transversales y que no caen en ideas extremas. Y no me veo con nadie en el Gobierno que negocie por puestos y consejerías. 

Pero el PP sí gobierna con Vox en Castilla y León.
Yo he asumido este reto con la actual Presidencia nacional y con el rumbo actual del partido; en cualquier otro momento y en otras condiciones yo no hubiera entrado, porque no lo necesito. Tengo que creer en unos valores y en la dimensión ética de la política; si no, conmigo que no cuenten.

Vox acaba de designar a su nuevo líder regional. ¿Ve a este partido en el Parlamento riojano el 28-M?
Yo solo pienso en que el PP tenga un recorrido suficientemente amplio para gobernar. 

Usted calificó hace unos días como 'vacíos' los proyectos del Gobierno de Andreu relativos a Valle de la Lengua. El miércoles Pedro Sánchez anunciaba la creación del Centro de Inteligencia de la Nueva Economía de la Lengua, con una inversión de 45 millones. ¿Ha variado ese anuncio su percepción?
Le agradezco al señor Sánchez que haya venido a La Rioja a ratificar lo que dije, que el proyecto Valle de la Lengua es humo y sin ninguna realidad. Uno puede anunciar mil cosas, pero de este proyecto se habla desde hace dos años y yo invito a ir a ese Valle de la Lengua y que un solo ciudadano diga qué ve, qué realidad, qué infraestructura o qué puesto de trabajo puede tocar de ese proyecto; y la realidad es cero, humo, nada que no sean anuncios e infografías.

¿Qué haría usted en Valle de la Lengua si fuera presidente de La Rioja?
He hecho una propuesta muy concreta, una exposición de las Glosas en San Millán durante tres meses. Y han tirado balones fuera al decir que no tienen la competencia sobre las Glosas, pero la exposición de los 500 años del Reino de Navarra consiguió que salieran la arqueta de San Millán y los marfiles del Hermitage de San Petersburgo y del Metropolitan de Nueva York. Quien lidera la exposición, es quien pide las piezas. Frente a eso, lo que vemos es un Gobierno que crea fundaciones o entes para gestionar cosas que se pueden gestionar desde la Administración pública. Para una cosa puntual, como es Voces de la Lengua, contratan seis puestos de trabajo indefinidos, además de los que irán saliendo, porque desde una consultora privada de Madrid están pidiendo contratos desde el día 20.  ¿Por qué crean puestos indefinidos para artes escénicas o para una fundación para la transformación de La Rioja, sin rendir cuentas al Parlamento, cuando tenemos la Dirección General de Cultura y la Fundación San Millán, si son proyectos que por los fondos europeos van a durar dos años? Un gobierno responsable no puede crear estructuras permanentes en los últimos cinco meses para que el que venga detrás apechugue, solo porque que sienten que no van a estar gestionando esa realidad. Es el peor ejemplo de la gestión política. 

¿Hay que renunciar a un traslado definitivo de las Glosas a La Rioja?
No. Y espero que cuando el PSOE dice que la presidenta las ha pedido, nos lo demuestren por escrito, porque no me consta. Renunciar, no. Yo dije que la exposición era un primer paso; no puedo prometer otras cosas que no sé si son posibles. 

Hay otros proyectos tractores: Enorregión, Ciudad del Envase y Territorio Digital. ¿Los echaría atrás?
Me muevo en propuestas factibles y realistas, pero también ambiciosas. Nos tocará gestionar esos fondos y estoy explorando qué margen de maniobra hay con ellos. Valle de la Lengua se puede reconducir. El proyecto de Enorregión es una oportunidad perdida, porque está hecho con una mira muy estrecha, de manera que para el champiñón, con casi 3.000 empleos y segunda actividad en facturación de las industrias agroalimentarias, no vendrán fondos de Europa, por una mala definición. Si en vez de Enorregión hubiéramos planteado el proyecto de industrias agroalimentarias, que facturan el 18% del PIB de La Rioja, podíamos haber hecho dentro Enorregión y otros sectores. Nosotros haremos un plan de futuro para el champiñón, porque necesita ayuda.

Las infraestructuras son una carencia evidente, pero el aeropuerto, por ejemplo, no tenía más actividad cuando gobernaban ustedes, y en la alta velocidad se ha ido con retraso esté quien esté en el poder.
No echo culpas a nadie, lo importante es cómo podemos mejorar. Sobre el aeropuerto, estamos haciendo un análisis para saber en qué medida tenemos que seguir empecinándonos en una infraestructura que no tiene más potencial de crecimiento por masa demográfica y porque en este país hay un aeropuerto cada cien kilómetros. En la alta velocidad, lo asocio a Pepiño Blanco cuando se tomaron decisiones que vienen condicionadas a nivel nacional y europeo y que nos han dejado fuera de esas oportunidades. El margen de maniobra que tiene La Rioja es pequeño, pero las comunicaciones son algo estratégico. 

El PSOE ha ido rescatando para la gestión pública servicios sanitarios conveniados en su día por el PP con la clínica privada Los Manzanos. ¿Volverá a privatizar prestaciones sanitarias si fuera presidente?
En política, rectificar es positivo. No le he escuchado al Gobierno decir que se ha equivocado y que tuvo una visión ideológica y sectaria de la sanidad, y que ahora tiene que recuperarlo (servicios privatizados), pero lo están haciendo de facto. Esto nace de un gobierno hipotecado por  su debilidad parlamentaria y un pacto con Izquierda Unida, en el que se antepone la ideología al servicio a los ciudadanos. Al ciudadano de a pie no le preocupa si le atienden en Los Manzanos, sino si tiene que irse a Navarra; lo que le preocupa a la gente es que atendamos sus necesidades sanitarias. Ese será nuestro foco y si para eso tenemos que hacer colaboraciones con los servicios que nos puedan prestar en el entorno para aligerar listas de espera y dando un servicio más cercano, lo haremos. En educación pasa lo mismo; se han empeñado en hostigar a centros educativos por su origen si son privados o concertados y se olvidan de las familias y los niños, que no tienen que ser víctimas de las políticas sectarias y las ideologías. 

Usted conoce bien la Universidad de La Rioja. ¿Hay que ampliar títulos o ahondar en la especialización? 
La Universidad de La Rioja tiene la dimensión que tiene, pero es inseparable de la Comunidad. Si no hacemos políticas atrevidas y de futuro, tendremos una universidad que está muy bien para su misión original; pero tenemos que pensar que tiene que crecer y hay que analizar si con especializaciones o con títulos nuevos, porque el mercado del conocimiento cambia mucho y los empleos del 2030 no sabemos cuáles serán. Quizás nuestra universidad no tiene masa crítica, pero sí cercanía con las empresas y las instituciones y esa es una fortaleza para hacer una universidad-región. Creo que la UR debe dar un salto importante como motor de desarrollo de la región.

¿Qué medida habría tomado usted ante el desafío de Viñedos de Álava?
No voy a criticar a nadie. El Consejo Regulador lo ha orientado adecuadamente en el marco legal, aunque sí se politizó en el País Vasco. Hay que dejarlo en el ámbito en el que está, en el legal, aunque sí se necesita apoyo político, porque el Gobierno de España tiene voz en Europa. Cuando hay que defender los temas de comer, como es el vino, hay que estar por encima de Sánchez, de Feijóo o de quien esté.

¿Usted reconsideraría el estatus actual de protección del lobo? 
Los intereses de la agricultura y la ganadería tienen que ser prioritarios en las políticas del Gobierno de La Rioja, por el peso que tienen en la economía, por la identidad que suponen y porque son la salvaguarda de que nuestro campo siga en uso y en equilibrio. No se pueden tomar medidas como el Parque Natural del Alto Najerilla a costa de acabar con las personas y la agricultura y la ganadería y sin contar con ellos. 

¿Hay que aligerar la administración?
Es obvio que hay un exceso de entes innecesarios. Se ha hecho uno para los fondos europeos, cuando tenemos la Agencia de Desarrollo Económico. Y se ha creado la Fundación para la Transformación de La Rioja, que está englobando otros entes y otros contratos, para gestionar cuestiones que van a durar dos años. O la consejería que se creó porque sí, o La Rioja 360. La sensación es que se crean agencias de contratación. 

Su padre fue un referente, como alcalde de Haro durante 28 años. ¿Qué consejo cree que le daría hoy?
Creo que me diría que sea yo mismo y que haga las cosas en las que creo, sin traicionar nunca mis principios. Y voy a mantener eso hasta el final.