«En unos meses puede haber un problemón con los suministros"

Gustavo Basurto
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Javier Oñate, director gerente del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja y secretario general de la Asociación de Industrias del Calzado y Conexas de La Rioja (Aiccor), repasa en una entrevista la actualidad del sector y sus perspectivas

Javier Oñate, en uno de los laboratorios del Centro Tecnológico de La Rioja. - Foto: Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja

Javier Oñate conoce como pocos el sector del calzado riojano, en su doble condición de gerente del Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja y secretario general de la Asociación de Industrias del Calzado y Conexas de La Rioja (Aiccor). El calzado riojano, con epicentro en Arnedo, aporta un peso específico a la economía riojana solo superado por el vino, y es el segundo fabricante español, por detrás de la Comunidad Valenciana, con casi el 15% de la producción nacional. Los zapatos que salen al mercado con etiqueta riojana generan más de 3.000 empleos directos. Javier Oñate, analiza la situación y perspectivas del sector. 

 

La economía mundial está en jaque por la crisis de los suministros. ¿Cómo lo sufre el calzado de Arnedo?

Mucho y por varios motivos. La mayoría de los componentes para el calzado tienen algún compuesto que viene de China. Y está el problema del transporte. Hay empresas que fabrican en China y en otros terceros países y sufrimos el incremento de costes en los portes. A eso se une que China venía, ya desde antes de la pandemia, ofreciendo tiempos de fabricación mucho más elevados de lo normal, y el problema de la materia prima, que en gran porcentaje viene de fuera, como los tejidos y la piel, que llega de China, pero también de India, Brasil y otros sitios. 

¿Cómo lo afronta el sector ?

De momento, una gran mayoría de fabricantes ha hecho un poco de acopio de materias primas para no tener un problema inmediato, pero estoy convencido de que a pocos meses vista vamos a tener un problemón. Nos afectará como a todos los sectores; el automovilístico no tiene chips y a nosotros nos faltará la piel para fabricar zapatos, porque aunque una parte viene de España, otra importante está fuera.

¿Habrá problemas para atender la demanda?

Por supuesto, porque si no tienes piel para fabricar no hay zapatos en el mercado. No será algo inmediato, porque con la pandemia muchas empresas fabricaron para stock, que es algo que normalmente no se suele hacer, con el fin de no parar o hacerlo lo menos posible; probablemente lo que se produzca ahora es una salida de ese stock. Por tanto, el problema de demanda puede ser a futuro, pero de momento de no.

¿Los fabricantes repercutirán los sobrecostes en el precio de los zapatos? 

Hay una parte, la que ha venido de golpe, que la están asumiendo los propios fabricantes. Hay que tener en cuenta que en este sector los muestrarios se hacen cada seis meses y el precio que das al distribuidor o al punto de venta es el mismo para esos seis meses. Pero llegará un momento en el que probablemente tenga que haber un incremento de precios, como subirán en todos los sectores, y no solo por la materia prima, sino además por el aumento del IPC, el coste de mano de obra, que también va a venir, y otras cosas.

¿En qué medida les afecta el encarecimiento de la energía? 

Es otra variable, pero está más controlada, porque aquí históricamente se han hecho acuerdos con las comercializadoras de energía. Por ejemplo, en el Centro Tecnológico, que somos un gran consumidor de energía, tenemos un precio pactado hasta final de 2022. Pero esto no es el cien por cien de las empresas y como el calzado tiene un fuerte componente de producción y de maquinaria, hay un coste de luz brutal. 

La crisis mundial de suministros ha abierto en Europa el debate de recuperar actividades productivas que se abandonaron en su día en favor de Asia. ¿Es el caso del calzado? 

Cuando se dio la primera situación de falta de respuesta, con pedidos que tardaban seis meses, mucha gente ya volvió aquí. Pero el hecho de que China tarde en sus mercancías no quiere decir que el fabricante decida producir en España, porque supone un incremento de costes; hay países, como la India, y otros a un día de camión que tienen menores costos laborales que los nuestros, como Portugal, Marruecos o Rumanía. Hay empresas que salieron en su día para China y han tenido que volver, pero no ha vuelto todo lo que se marchó. Pero es verdad que notamos que hay más músculo, como que parte ha vuelto. ¿Están pensando en volver a fabricar en España? Probablemente sí, porque la fabricación es la parte más importante del control de la empresa, aunque luego entran otras variables, como los costos y una demanda muy fuerte de mano de obra cualificada y sin cualificar que no se puede cubrir. Ahora mismo no hay gente suficiente para coser zapatos. Cuesta muchísimo encontrar mano de obra.

¿Cómo se explica eso en un país a la cabeza en desempleo en la UE? 

Recientemente escuché en un medio de comunicación a oliveros andaluces, que decían que el cien por cien de los trabajadores eran extranjeros. En Arnedo tenemos un siete por ciento de paro, pero no encontramos gente para ciertas labores. 

¿Los salarios no son atractivos?  

No creo que sea eso, sino que las personas que se incorporan ahora al sector tienen otros valores culturales que los que teníamos nosotros o nuestros antecesores, que en general tienden a una modernización de todo. Que una persona de 18 años se plantee ahora que su futuro sea coser, quizás desde él mismo hasta sus padres y abuelos puedan pensar que se le queda corto, pero no todo el mundo puede ser funcionario ni hay puestos de dirección para todos. Por tanto, no es por el salario, porque hay empresarios que pagarían verdaderas burradas por gente que sepa hacer determinadas labores manuales. Estamos hablando más de un tema cultural que de dinero. 

¿Cómo está capeando el calzado riojano la crisis de la Covid?

No estábamos saliendo mal, pero cuando empezábamos a rodar nos vino la crisis del transporte y la materia prima. Habíamos recuperado la presencialidad en las ferias, pero hay países se plantean volver a cerrar fronteras, lo que supone un hándicap importante, porque se traduce en miedo en el cuerpo del usuario y parón en el consumo. Hemos sido siempre un sector optimista y vamos a ver qué depara el primer semestre de 2022.

¿La fabricación de mascarillas y material sanitario abrió nuevas vías de negocio o fue algo coyuntural?

Creo que fue coyuntural. Nos unimos para hacer algo por el bien de la sociedad y hubo empresarios que no tuvieron miedo ni reparo en hacerlo. Es verdad que se abrieron negocios, pero creo que piensan más en la retirada que en continuar, aunque quizás algunos se queden.

¿Se comporta mejor la exportación o el mercado nacional?

Muchísimo mejor el internacional. El que mejor empezó a despertar fue el continente americano, de México hacia arriba, y le siguieron los países del norte de Europa. El consumo español no está mal, y está muy bien que se vea que somos uno de los países con mayor vacunación, porque todo eso afecta al consumo.

¿En qué países buscan negocio?

En todos. Siempre hemos tenido miramiento por los países asiáticos y América, pero ahora Asia está cerrada, con ferias, en Pekín y Tokio, que se han suspendido. También es cierto que para nosotros el mercado cómodo es el europeo.  

¿Al calzado riojano se le conoce por alguna singularidad?

Se nos conoce porque somos los mejores (risas). A nosotros se nos diferencia por un producto outdoor de confort. En general, tenemos las mejores marcas en producto de sport con mucha comodidad. Por tanto, nuestro calzado es reconocido por mucha calidad de material y mucho confort. También por el calzado de uso doméstico de alta gama y el de uso profesional, en el que tenemos las marcas más pioneras.

El Centro Tecnológico se dedica a la investigación. ¿Alguna nueva línea en perspectiva? 

Desde hace muchos años empezamos a trabajar en dos líneas, la sostenibilidad y la digitalización, que ahora los políticos han puesto en boga. Cuidamos que las empresas sean más sostenibles e intentamos minimizar residuos y reincorporarlos al proceso productivo. Y en digitalización nos especializamos y estamos trabajando muy bien con herramientas como la robótica colaborativa, el big data, el blockchain...Y ahí es donde están el 95 por ciento de nuestros proyectos.

¿El centro genera patentes?

Sí, pero en la gran mayoría son de los clientes. Nosotros no hacemos un proyecto que no tenga un nombre y apellido detrás. Si del proyecto sale una patente, la titular es la empresa, porque lo ha pagado. 

¿Hay suficiente transferencia de conocimiento; acuden las empresas?

Un gran porcentaje de empresas pasan habitualmente por aquí; todas no hacen investigación y desarrollo, pero cada una según su tamaño hace cosas. Pero casi la totalidad del sector riojano y también empresas españolas o de otros países vienen aquí. Ahora tenemos clientes italianos y de Mongolia y los hemos tenido muchos años de México. 

Los proyectos tractores del Gobierno de La Rioja para los fondos Next Generation incluyen al vino y agroalimentación. ¿No echan de menos haber entrado en esos planes?

En la sociedad gestora del proyecto de Ciudad del Envase y el Embalaje tenemos una parte como Centro Tecnológico e intentaremos ayudar en lo que podamos, porque la generación de riqueza nos viene bien a todos. Es cierto que tenemos nuestra espinita, porque históricamente se dice que La Rioja es vino y tenemos un motor importante, que es el calzado, y nos gustaría que nuestra actividad se reconociera más. 

¿Les beneficiará la proximidad de la Ciudad del Envase en Calahorra? 

Todo lo que genere riqueza beneficia. El futuro centro tecnológico de la Ciudad del Envase y el Embalaje puede redundar en que nuestros empresarios tengan mejores envoltorios para los zapatos y si además ese proyecto se convierte en foro de visitantes y la gente acaba en Arnedo comprando zapatos o comiendo, todo aporta. Por supuestísimo, lo que hubiera sido negativo es que La Rioja se hubiera quedado fuera de los fondos. Nos habría gustado participar más activamente, pero todo esto va a beneficiar.

 

¿Existe economía sumergida, con la que tradicionalmente se ha relacionado a sectores como el calzado? 

No se relacionaba con eso a Arnedo, sino a España. Eso está minimizado al máximo, con la nueva reforma laboral, las inspecciones y otros acontecimientos. No pondría la mano en el fuego para decir que está erradicado al cien por cien, porque piratas hay en todos los sectores, pero creo que la práctica totalidad de las empresas son serias. El problema nace de más arriba, de los módulos del comercio, porque es una cadena y si el primero no exige economía sumergida, el último tampoco la tiene.