Ya solo falta Primark

Feli Agustín
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Con el comercio abierto, se echan de menos todos los bares para recuperar la normalidad en unas calles algo más animadas

La propietaria de La Glorieta sirve café a una clienta. - Foto: Ingrid Fernández

Ha sido abrir la tienda y la gente, animada, ha entrado a comprar», contaba Rebeca Ruiz de Loizaga, dependienta de la tienda Mayoral del centro comercial Berceo desde hace tres años quien, aunque a algunos les parezca mentira, no podía esconder su alegría por la vuelta al trabajo. Lo cierto es que era un sentimiento compartido entre sus colegas del resto de establecimientos que ya han abierto sus puertas, aunque falta tiempo para que las plantillas estén al completo. La vuelta a la actividad, bajo un estado de alarma, se antoja, cuanto menos incierta, y son todavía contados los locales que disponían, al menos estge lunes, de todos sus trabajadores.  No es el caso de El Corte Inglés, cuyos 30 «colaboradores», como se refiere a ellos el responsable de la tienda, Javier Fernández Chico, se habían incorporado al trabajo y habían «hecho 8 o 10 ventas» a primeras horas de la mañana. «Tanto trabajadores como clientes teníamos muchas ganas de abrir», relataba Fernández Chico, quien resaltaba las medidas de seguridad que han implementado, como luz ultravioleta o planchas de vapor para la desinfección de las prendas que, aún así, han de permanecer una noche en cuarentena. La gente iba y venía, con el rostro cubierto reglamentariamente con mascarillas, y siguiendo obedientemente las flechas que en el suelo de la galería dirigen la circulación de la clientela.  El ambiente era animado y eso que era lunes por la mañana. Y no ha abierto Primark, que lo hará, según indica la compañía, en unos días.

Por contra, en las zonas de Laurel y San Juan la actividad era escasa.  Se veía, eso sí, algo más de vidilla que las pasadas semanas;camionetas de reparto distribuían viandas entre los restaurantes que ya han abierto sus puertas, y algunos locales -contados- que en la zona de San Juan tienen terrazas tenían la verja subida. Se podría decir que el Valonsadero es casi el único bar que sin velador que sirve pinchos estos días en las zonas tradicionales de tapas. Para todas los demás, habrá que esperar.