Tras casi dos años lidiando con la interminable pandemia, la Unión Europea encara un 2022 con importantes retos internos, como desplegar con éxito el fondo de recuperación, y amenazas externas, especialmente desde el Este.
La COVID-19 sigue siendo una de las grandes inquietudes que amenazan a la UE, donde se tratan de generalizar las dosis de refuerzo y se abre camino la vacunación de niños y el debate sobre si hacerla obligatoria. Además, entre ola y ola de contagios de coronavirus, las crisis se solapan y multiplican y la UE se enfrenta a un mundo menos estable del que había antes de la pandemia.
«Los europeos no son conscientes del mundo en el que viven», aseguró recientemente el alto responsable de la Política Exterior del bloque, Josep Borrell, que señaló la excepcionalidad de la «burbuja» de «bienestar» europea que está «bajo amenaza».
Esta Comisión encabezada por Ursula von der Leyen nació con la ambición de ser «geopolítica» y la pandemia le ha puesto ante el espejo de hasta qué punto la UE es dependiente y necesitaba una mayor «autonomía estratégica».
Depende, por ejemplo, de la OTAN en lo militar, de su alianza con EEUU, del gas de Rusia, de mercancías y tecnología china o del control de los migrantes que aplique Turquía.
SEGURIDAD
La gran apuesta en defensa para 2022 y que debería quedar aprobada en marzo es la llamada Brújula Estratégica elaborada por Borrell, una de la pocas «alegrías» -dice- desde que está en el cargo. Busca que la UE sea más autónoma en materia de seguridad ante nuevos retos como las amenazas híbridas o cibernéticas, y contempla poder desplegar fuerzas de acción rápida de unos 5.000 efectivos.
La mayor amenaza que el bloque tiene en este momento en su entorno más inmediato es la tensión entre Ucrania y Rusia, además de las presiones políticas de Bielorrusia mediante la instrumentalización de migrantes en su frontera.
A nivel de política exterior, Bruselas quiere empezar a tener más presencia en la región indopacífica y estrechar la relación con aliados de mentalidad parecida como Estados Unidos y Latinoamérica, frente a la pujanza de China.
ENERGÍA E INFLACIÓN
Otra de las incertidumbres que acechan a la UE es la situación energética, con el precio del gas en máximos históricos, su reflejo automático en la factura eléctrica de los consumidores, otros hidrocarburos como el carbón o el petróleo también al alza y perspectivas de que la situación perdure al menos durante el invierno. Además, los líderes comunitarios han fracasado en el intento de alcanzar una respuesta clara y consensuada a esta crisis.
En paralelo, la UE inicia el desarrollo legislativo para reducir sus emisiones en un 55 por ciento en 2030 respecto a 1990 como senda para descarbonizar la economía a mitad de siglo, un debate que se prolongará años y que se anuncia intenso, especialmente en la posibilidad de tasar el CO2 emitido al calentar hogares o en el transporte rodado.
FINANZAS
Los Veintisiete se enfrentan a la tarea de desplegar con éxito el fondo de recuperación de 800.000 millones de euros con el que quieren relanzar la economía tras el golpe de la pandemia e impulsar las transiciones ecológica y digital.
Con la mayoría de los planes nacionales aprobados, los Estados miembro encaran a lo largo de 2022 los primeros exámenes de las reformas e inversiones prometidas a Bruselas para ir desbloqueando los tramos de ayudas, un desafío sin precedente en el bloque.
A todo esto se suma la reanudación de los debates sobre el futuro de las reglas fiscales que establecen límites a la deuda y el déficit públicos, un debate que la Comisión quiere dejar cerrado antes de que acabe el año pero que todavía divide a los países del sur y a los del norte.
ESTADO DE DERECHO
La gran amenaza democrática a nivel interno durante 2021 y que seguirá en 2022 es la deriva iliberal de Hungría y Polonia, ambos con los fondos de recuperación pospandemia bloqueados hasta que no den marcha atrás en sus violaciones de los principios en los que se basa la Unión, como la independencia judicial o la no discriminación.
El cuestionamiento del Supremo polaco de la primacía de la legislación europea o la normativa húngara anti LGTBIQ+ han tensado durante este año la cuerda con Bruselas, que en 2022 intentará avanzar con sus instrumentos para condicionar el desembolso del presupuesto al cumplimiento de los valores europeos en estos países; estos no tienen, en cualquier caso, ninguna intención de marcharse del club comunitario.
LIDERAZGO VACANTE
La marcha de Angela Merkel tras 16 años al frente del Gobierno de Alemania no solo ha causado mella en la política germana, sino en toda la UE, capitaneada por la ya excanciller en los últimos años.
Con las elecciones en Francia a la vuelta de la esquina -se celebrarán en primavera-, el presidente galo, Emmanuel Macron, pretende asumir el mando del bloque, pero un posible traspié en las urnas podría dejar un vacío de poder que no se descarta que asuman otras naciones del sur del continente, como España e Italia, y del centro, como Países Bajos y Bélgica.