«Me consta que esta Diócesis está viva y funciona muy bien»

Bárbara Moreno
-

Santos Montoya tomará posesión como obispo de La Rioja el 5 de marzo. El manchego, de 55 años, era prelado auxiliar de Madrid

«Me consta que esta Diócesis está viva y funciona muy bien»

Algo de especial tiene la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño para que sea tan querida por los obispos que son nombrados para que la dirijan. El monseñor Santos Montoya, nombrado nuevo obispo de La Rioja por el Papa Francisco, lo tiene claro, «me consta que esta Diócesis es muy viva y funciona muy bien». 

Fueron ayer sus primeras palabras en la rueda de prensa que ofreció desde el palacio Arzobispal de Madrid tras haberse hecho público su nombramiento. Un nuevo cargo que él mismo conoció en Navidad, del que tomará posesión el próximo 5 de marzo en la Catedral de Calahorra.  

Nacido en  1966 en La Solana, municipio de Ciudad Real, Montoya fue ordenado sacerdote en el año 2000 en Madrid. En 2012 se licenció en Teología Dogmática por la Universidad Eclesiástica de Damasco. Y desde finales de 2017 era obispo auxiliar en Madrid.

Santos Montoya aseguró ayer que la experiencia que ha adquirido con el último cargo que ha tenido, obispo auxiliar de Madrid, le va a venir bien para el nuevo, porque «he tenido la oportunidad de indagar en esa misión de conjunto en el sacerdocio y en la realidad social que hay en las parroquias». 

Uno de los aspectos que quiere trabajar en La Rioja es escuchar, colaborar con todos, pero ya no solo con los sacerdotes, sino también con los laicos, las administraciones públicas y privadas incluso con los no creyentes. «Estamos en una sociedad plural y debemos estar todos». Así que cuenta con la «esperanza de colaborar todos juntos en el bien común». Y deseó «estar muy cerca de la vida de la gente», así como unirse «a la gozosa tarea evangelizadora de esta Iglesia que peregrina en La Rioja». 

Montoya es conocedor de esta Diócesis, ya no solo porque ha sido una especie de trampolín para los dos anteriores obispos que después fueron nombrados arzobispos, sino porque, «es una Diócesis histórica, llena de riquezas, también patrimoniales, que no decrece como otras y donde están atendidos todos los ámbitos de la sociedad». Una labor que seguirá promoviendo, por lo que tendió la mano a toda la población de La Rioja, «hombre, mujeres, mayores, menores, necesitados, enfermos, impedidos, privados de la libertad, migrantes creyentes también de otras tradiciones y no creyentes».

Así, el obispo agradeció a quienes han cuidado de esta Diócesis con «tanto esmero». Citó a Vicente Robredo el que ha sido administrador durante estos meses en los que no ha habido obispo, y se refirió también a todos los que la componen. 

Falta de vocaciones.

El prelado se refirió a la crisis vocacional como uno de los retos a los que como Iglesia se tienen que enfrentar, pero ya no solo para dinamizar al futuro clero, «porque la Iglesia no son solo sacerdotes, ni religiosos», sino que se refirió a todos, laicos y religiosos, que abrazan la fe. 

El edificio del seminario de Logroño, la sede del obispado de Calahorra, fue ayer el escenario en el que se ofreció una rueda de prensa a periodistas para dar cuenta de las nuevas noticias. En un salón con representantes de la diócesis riojana, el administrador diocesano de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Vicente Robredo, aseguró  ayer que acogía al nuevo pastor de su Diócesis, «con una alegría desbordante y le damos la más cálida bienvenida». Indicó que contará con «nuestro más profundo afecto y nuestra colaboración más estrecha». Para Robredo, «venir a La Rioja es un privilegio». Se refirió así a la región que cuenta con población acogedora, y que tiene, «todos los colores, matices, riquezas, también patrimoniales, con la cuna del castellano y comunidades religiosas llenas de vida». «La Rioja da mucha alegría a todo el que la visita». También se refirió a la carencia de vocaciones sacerdotales como un problema serio. 

Robredo quiso destacar que Montoya fue primero licenciado en Química por la Universidad Autónoma de Madrid en 1990. Y no quiso pasar por alto que los últimos obispos que han dirigido la diócesis riojana, Juan José Omella y Carlos Escribano fueron inmediatamente después nombrados arzobispos, el primero de Barcelona, y el segundo de Zaragoza. Ya aprovechó también para recordar que hace unos días falleció que el fuera obispo en La Rioja entre 1977 y 1989, Francisco Álvarez, y que también fue nombrado después arzobispo de Toledo.

 

De químico a obispo de La Rioja

Santos Montoya nació el 22 de febrero de 1966 en La Solana (Ciudad Real). Se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid en 1990. Fue ordenado sacerdote el 18 de junio de 2000 en Madrid, al finalizar el año de Pastoral en la parroquia de Nuestra Señora del Pilar de Campamento. En 2012 se licenció en Teología Dogmática por la Universidad Eclesiástica San Dámaso. En 2020 obtuvo un máster en Discernimiento Vocacional y Acompañamiento Espiritual en la Universidad Pontificia Comillas.

Fue viceconsiliario diocesano de Acción Católica General de Madrid (2000-2001) y formador del Colegio Arzobispal-Seminario Menor de Madrid La Inmaculada y San Dámaso (2000-2001), para luego convertirse en subdirector del mismo centro (2001-2002) y, después, director del colegio y Seminario Menor (2002-2012). Además, fue adscrito a la parroquia Purísimo Corazón de María (2006-2008).

Desde 2012 hasta su nombramiento como obispo fue párroco y desde 2015, arcipreste de Delicias-Legazpi. El 29 de diciembre de 2017 se hizo público su nombramiento como obispo auxiliar de Madrid. Recibió la ordenación episcopal el 17 de febrero de 2018.