El difícil año del retorno

Diego Izco
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Un papel de sándwich provoca el abandono de Alonso: una metáfora de que será un curso duro

El difícil año del retorno - Foto: AFP7 vía Europa Press

Puede que sea injusto centrarnos en ‘él’ e ignorar el hecho (diferencial) de que hay en la parrilla un tipo con siete campeonatos del mundo y que, para empezar la conquista del octavo, además ganó en Baréin. Sin embargo, con permiso de Lewis Hamilton, a quien viejas cuitas nos impiden reconocerle todo el mérito atesorado, la temporada de F1 es la del regreso de un ovetense de 39 años después de dos años de ausencia. Volvió donde lo dejó:con disgustos y un mal presagio: no sólo parte desde esa incómoda ‘zona de nadie’ (noveno en la parrilla), sino que tuvo que abandonar en el estreno oficial de su flamante Alpine (esa herencia de Renault que excita a los nostálgicos, puro aroma al doblete 05/06): el envoltorio de un sándwich se metió en la toma de los frenos, lo que provocó un sobrecalentamiento y el adiós precipitado en la 34ª vuelta. Una metáfora perfecta para describir un retorno complejo, lleno de aristas en el que volverá a enfrentarse con su propio cartel:el duelo entre el Alonso calificado como un mago del volante capaz de sacar lo mejor de cada coche y el Alonso sin fortuna en su cabalgadura o en decisiones de terceros:mecánicos, ingenieros, aquel del tornillo mal apretado o el señor que comía un bocadillo en el Sakhir. 

 

La rueda

Mercedes sigue en lo más alto de todos los pronósticos y, por supuesto, el triunfo final de Lewis Hamilton (36 años) casi ni cotiza. Temporada tras temporada, la maquinaria alemana vuelve a poner en manos del británico un bólido superior al de sus adversarios. Y eso que en el primer reparto de puntos sufrió de lo lindo ante el designado como heredero directo de su imperio: Max Verstappen. Red Bull ha vuelto. Aquellos años de sospechas sobre ‘dopaje tecnológico’ no demostrado e intenso dominio a comienzos de la pasada década regresan de la mano del joven prodigio holandés (23 años) y el mexicano Sergio Pérez. 
La persecución de ‘Mad Max’ a Hamilton en Baréin devolvió a la Fórmula Uno a los tiempos en los que podíamos hablar de «emoción», una reacción/sensación en desuso en las últimas temporadas del gran circo. El ‘33’, con una estrategia de paradas que terminó perjudicándole (que Mercedes las adelantase fue clave), era segundo, tenía mejor coche e iba más rápido. Hamilton ya no ‘pisará’ para volar en solitario: ahora, como sucedió en el estreno de la temporada, le tocará defenderse. 

 

Polémica aclarada

A algunos aficionados les quedó la duda sobre por qué Verstappen, que logró adelantar a Hamilton por fuera de la pista, tuvo que ‘devolver’ el liderato al inglés. No hubo ni polémica ni manos negras sino puro reglamento: usar el exterior para rebasar no está permitido. Verstappen deberá encontrar el hueco legal en lo sucesivo.