Camino a la nueva normalidad

Agencias
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Los deportistas se preparan para el regreso de las competiciones tras el parón por el coronavirus, aunque, de momento, nada se parecerá a lo que había antes de la pandemia

La preparación física ya se ha trasladado a las calles, después de que se aliviase en toda España el confinamiento que arrancó el pasado 14 de marzo. - Foto: J.J.Guillen

En apenas dos meses, el modo de vida de la sociedad ha cambiado radicalmente. Ya nada es como era. Casi todo tardará en volver a ser igual que antes y el deporte tampoco se libra, ya que se tendrá que adaptar a ese nuevo rumbo que marcará la transición hacia el regreso a tiempos mejores. Y, muchos de esos cambios afectarán a diversos espectros a los que habrá que acostumbrarse. La psicología, la limpieza, los recintos, la seguridad e incluso las relaciones personales se adaptarán a los nuevos tiempos.

El primero de ellos, será el choque psicológico que podrían sufrir los competidores cuando regresen al trabajo después de más de 50 días confinados en sus casas. Sujetos a unas costumbres, volver a la rutina anterior debería ir de la mano de una preparación mental para acelerar la vuelta a los automatismos.

«Es muy diferente tener cada día un entrenamiento a pasarte el día mirando Netflix y WhatsApp. Cuesta mucho. Ellos van a notar que es complicado centrarse en lo que dice el entrenador o en la acción. Su cerebro se ha acostumbrando a estar divagando sin ningún tipo de presión», afirma Oriol Mercadé, psicólogo deportivo. Por eso, a su juicio, preparar la mente de los deportistas antes de regresar al trabajo podría ser muy útil.

sin público. ¿Pero el impacto será igual para todos los tipos de deporte? La respuesta es «no». Una de las razones es la ausencia de público, más importante en unos deportes que en otros. Sobre todo en el fútbol, donde se jugará a puerta cerrada para terminar el curso que fue interrumpido. «A nivel mental, un pabellón o un estadio lleno para un futbolista puede ser un 30 por ciento del impacto en su nivel de activación. En cambio, para un ciclista, que haya menos gente en la carretera no tiene tanta importancia», subraya.

El contacto con los hinchas será el mínimo, por no decir casi nulo. Se acabarán muchas situaciones antes normales como firmar autógrafos, recibir los autobuses de los jugadores o, simplemente, cuando acudan a los estadios, celebrar goles con los hinchas.

Primero, por protocolo. Segundo, porque entre los propios deportistas es posible que haya algún tipo de muro psicológico que lo impida. «Esas situaciones son impensables de aquí a un tiempo largo», indica Rafael Ramos, presidente de AEMEF (Asociación Española de Médicos de Fútbol).

Para Juan José Pérez Toledano, médico del Estudiantes y presidente de la Asociación Española de Médicos de Baloncesto (AEMB), la relación que habrá entre público y profesionales es una pregunta complicada de responder: «Un estadio de 80.000 personas puede ser una bomba biológica si no está bien controlado. No veo esa cantidad en un futuro muy próximo».

 

Recintos cerrados

Ambos doctores coinciden, sin embargo, en que técnicamente las posibilidades de contagio en un pabellón cerrado son mayores que en un estadio al aire libre. Por eso, Ramos incide en duplicar los cuidados en estos recintos. De momento, opina que nadie va a entrenarse en recintos de ese tipo y una de las razones es porque muchos de esos centros tendrán dificultades económicas para instaurar medidas de protección más duras. Toledano anuncia que su asociación está trabajando para un protocolo enfocado al baloncesto que sería extrapolable a otros deportes como el fútbol sala o el balonmano. Los de agua, como la natación, tendrían un tratamiento similar.

 

Adiós a los medios

La prensa, con un papel importante en la relación con los deportistas, también «desaparecerá». Por lo menos, en lo que resta de temporada de los campeonatos que tienen que concluir. Aunque todavía no hay ninguna norma concreta, es posible que las ruedas de prensa telemáticas sirvan como herramienta para acercar a los deportistas y a los medios de comunicación. «Además, creo que no se van a autorizar como antes tantas acreditaciones, que podían llegar a 80 por partido. Eso se va a limitar», subraya Ramos.

Los desplazamientos de los deportistas también son, de momento, una incógnita, aunque ya rondan varias delimitaciones. Se intentará que sean en el mismo día y con medios propios como el autobús. Para larga distancia, contratarán aviones privados.

Pero para llegar a todas esas situaciones, antes hay que dar un primer paso: los test que ya están marcha en deportes como el fútbol para saber con exactitud si jugadores, cuerpo técnico o empleados portan el coronavirus o no. No habrá solo uno. Deberán hacerse varios a lo largo de lo que resta de temporada. Así lo confirman tanto Ramos como Toledano.

cercanía. No hay que olvidar que la mayoría de deportes, sobre todo los colectivos, no de contacto en menor o mayor medida. Lo lógico es que instintivamente los participantes se olviden del peligro de contagio que tiene la cercanía de los cuerpos, el sudor y las respiraciones.

«Si un deportista hace cosas sin pensar, se va a abrazar, tocar... Creo que va a ser casi imposible que estén pendientes de eso», apunta Mercadé. Ese es un último ejemplo de cómo el mundo del deporte afrontará el próximo año. Conseguir volver a la normalidad necesitará un período de transición en el que muchas cosas serán nuevas y sorprendentes.