Aitor Calle: "He estado jodido"

M. A. G-S.
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"Me dolía la garganta pero pensé que eran anginas", reconoce el técnico vizcaíno que ya tiene el alta médica para dirigir al Haro

Aitor Calle dirige un encuentro desde el banquillo. - Foto: Ricardo Donézar / Haro Deportivo

Aitor Calle (Bilbao, 1976) regresa esta tarde a los entrenamientos tras obtener el alta médica. El capitán de la nave blanquinegra ha sido uno de los once positivos de un Haro que este miércoles (El Mazo, 17 horas en directo por La 7 de La Rioja) despide la primera fase de la liga. El técnico vizcaíno ha sido, además, uno de los más damnificados por el brote de Covid-19. “He estado jodido”, reconocía esta mañana el preparador vasco que tiene ganas “de volver al ruido”. El lunes la plantilla blanquinegra regresó al trabajo pero no será hasta esta tarde cuando el preparador dirija la primera y última sesión de la semana.

 

Aitor Calle lamenta la incidencia de la Covid-19 “porque hemos caído once en el equipo” al tiempo que prefiere “normalizar” esta enfermedad ya que “nos va a tocar a todos”.

 

El vizcaíno, que entre bromas asegura tener carga viral para un regimiento, asume que notó los primeros síntomas a la conclusión del partido con el Izarra. “El primero que empecé a notar los síntomas fui yo pero no pensé que podía ser por la Covid-19. Pensé que era la mala hostia por haber perdido el partido. Me dolía la garganta al tragar. Pensé que eran anginas. No le di importancia porque siempre me dan guerra”, rememora. “No fue a raíz que el resto de jugadores comenzaron a tener síntomas cuando sospeché que era el coronavirus”, se sincera.

 

El entrenador, tras cumplir un escrupuloso confinamiento al igual que sus jugadores, no acierta a adivinar dónde se citó con el virus: “Tuvo que ser trabajando. No hago otra cosa. Me cuido bastante. Hemos sido estrictos con los protocolos. Nos ha cogido y hemos ido cayendo”.

 

El técnico blanquinegro, que afirma que la situación deportiva es extremadamente complicada, ha sido el integrante de la plantilla jarrera que peor lo ha pasado: “He estado muy pachucho. Han sido muchos días con fiebre. Nunca he pasado de 38,5, pero tenía la sensación de estar baldado, de no querer levantarme del sofá y de cansarme hasta para ir a la cocina a hacer la comida”.

 

Al contrario de sus jugadores, él nunca perdió el sentido “del gusto y el olfato”. “Dicen que los que pierden este sentido, no arrastran tantas secuelas físicas”, lamenta.

 

Tras estar inmunizado, el objetivo del técnico es poder acercarse a Soria para ver a sus padres porque “son muchos meses sin verlos, les echo de menos y, como ellos ya están vacunados con la segunda dosis, no corremos ningún riesgo”. De momento, su objetivo futbolístico es superar la final ante la Sociedad Deportiva Logroñés, “porque para nosotros este partido es igual de importante o más que para ellos". "No es lo mismo pasar con doce puntos que con quince”, agrega al tiempo que confía en que la situación extradeportiva de impagos se solucione. “Es una situación que suma. Me entristece personalmente. Se ha hecho público porque la situación para la plantilla es complicada”, se despide un técnico siempre positivo, el responsable de que el Haro esté hoy en Segunda B.