Ante una encrucijada inédita en China

M.R.Y. (spc)
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La Asamblea Nacional Popular escenificará la recuperación de un país que busca sacar pecho por su gestión de la pandemia, pero que se mide a una guerra con Occidente que podría hundir su economía

Ante una encrucijada inédita en China - Foto: ALY SONG

Millones de personas han regresado a una relativa rutina en China. Las calles vuelven a estar plagadas de ciudadanos y escenarios icónicos como la Gran Muralla o la Ciudad Prohibida están nuevamente plagadas de turistas. Pero la normalidad en el gigante asiático se marca en el calendario con la celebración de la Asamblea Nacional Popular (ANP), en la que los casi 3.000 diputados que conforman el Parlamento escenificarán en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín la derrota de un virus que obligó a retrasar -por primera vez en varias décadas- la cita política del año, prevista inicialmente en febrero.

Su reanudación cobra doble simbolismo. Por un lado, supone que los delegados, procedentes de todo el país, se concentrarán durante 10 días, dejando así de lado el temor a un contagio masivo. Y, sobre todo, porque buscará, mientras otros países todavía pretenden frenar al coronavirus, establecer los principales objetivos económicos y políticos de un año inusual, en el que las diferencias con Estados Unidos son cada vez mayores.

La disputa, ya no solo comercial, sino también científica con la Casa Blanca, es la principal batalla exterior a la que se enfrentará el cónclave, en el que el Gobierno de Xi Jinping pretende defender su gestión de la pandemia, ajustar las medidas para relanzar la economía china y convencer de la ideoneidad de una campaña diplomática para hacer frente a una posible nueva guerra fría con Occidente.

Son muchos los países que desconfían del Ejecutivo de Pekín y se ha llegado a poner en duda si el coronavirus fue lanzado desde un laboratorio de Wuhan -según la Casa Blanca, existen «enormes pruebas» que apuntan a que el origen del patógeno es humano-, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en su naturaleza animal. Pero también desde China apuntaron a que el germen de la COVID-19 fue fabricado en Estados Unidos. Las acusaciones han sido mutuas.

El gigante asiático trata de sacar pecho de la situación y la prensa ha llegado a titular estos días: «Un millón de infectados muestran que EEUU no es una superpotencia». Pero la batalla llega hasta el punto de que Washington ha amenazado con romper el acuerdo comercial.

«Estamos en una etapa que cada vez más se parece a la guerra fría», apuntan los expertos. Y China no estaría del todo preparada para ello: «Podría quedarse fuera de las cadenas de suministro y del acceso a tecnología del resto del mundo. Aunque haya hecho progresos, todavía tiene que terminar de desarrollar muchas industrias».

Pekín sigue teniendo serias dificultades para competir con EEUU y otras potencias, pero a estos obstáculos se añade su débil capacidad para mantener buenas relaciones con países occidentales, como los europeos. De hecho, ha intentado mostrar su compromiso con suministros y donaciones durante la pandemia, pero con serios errores que han pesado más que los aciertos.

varios focos abiertos. Pero, más allá de las relaciones diplomáticas, la ANP tendrá que hacer frente a la actual situación económica, fijando un objetivo de crecimiento para este año -lo que determinará una política de mayores o menores estímulos- después de que el gigante asiático sufriese su primera caída del PIB de los últimos 45 años, y también determinando los gastos destinados a Defensa o Educación, así como la confección de un borrador de un nuevo Código Civil.

Los diputados también tendrán que abordar las actuaciones del Ejército en el mar de China Meridional, donde buscan la superioridad militar para proteger sus intereses -entre ellos, Taiwán, considerada una isla rebelde- que choca con la idea de la Casa Blanca de mantener su supremacía en el Pacífico.

Hong Kong será otro de los asuntos claves que tratar. «China se juega allí su propia supervivencia», apuntan los expertos. «Y hará todo lo posible para mantenerlo a raya», aprovechando que las actuales restricciones de distanciamiento social contribuyen a frenar legalmente las protestas multitudinarias.

Xi Jinping buscará reforzar un liderazgo que ha sabido aguantar durante la pandemia, a pesar de enfrentarse a una situación inédita. Y ahora, a China le tocará caminar hacia un futuro desconocido.