La crisis de los chips hace peligar el empleo en automoción

Feli Agustín
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Sin previsiones de que la escasez de semiconductores se resuelva a corto plazo, el sector no descarta que pueda desembocar en despidos en los fabricantes de componentes, después que IAC se encuentre en ERTE por esta causa

Foto de archivo de IAC, planta que, con unos 500 trabajadores, ya está sometida a un ERTE por causas productivas debido a la escasez de semiconductores. - Foto: Clara Larrea

La escasez mundial de semiconductores sigue profundizando la crisis en el sector del automóvil,  una carencia que llevan meses obligando a parar o a recortar turnos en las factorías de España, el segundo país europeo en producción, detrás de Alemania, y con un peso en el PIB del 11% si se incluyen todas las actividades relacionadas con el sector.

El último productor en constatar el daño de una crisis que se alarga ha sido Seat Martorell, que ha anunciado un nuevo ERTE hasta junio de 2022 , situación que también se ha producido en todas las factorías del país, de Ford Ford Almussafes a Volkswagen Pamplona.

Las 22 fábricas de componentes de automóvil riojanas y alrededor de otras 20 que, además de para este, producen para otros sectores, se están viendo igualmente damnificadas, aunque el nivel de afección varía de unas a otras.

El impacto laboral en el sector, de gran importancia en la economía regional, donde genera 7.500 empleos  directos o indirectos y un volumen de negocio de 539 millones de euros, sigue amortiguado por la pervivencia de los ERTE pactados para responder a los daños causados por la pandemia del coronavirus, que han evitado los despidos, un engranaje que empieza a mostrar sus grietas. Una de las primeros afectadas ha sido una de las grandes factorías de producción de componentes, que figura, además, entre las principales generadoras de empleo en La Rioja, IAC, que con 500 empleados pactó en junio un ERTE hasta diciembre por razones productivas, obligado por la falta de semiconductores.

«Es necesario garantizar el suministro y recuperar los niveles de producción de vehículos en las fábricas», dijo el otro día la ministra de Industria, Reyes Maroto, una tarea que no se antoja sencilla a tenor de las actuales circunstancias. 

«Los fabricantes de automóviles están cerrando,  eliminando turnos o programando paradas al romperse la cadena de suministro por el cuello de botella que está creando la escasez de semiconductores», constata David Rueda, secretario general de la Agrupación Empresarial Innovadora del sector automoción de La Rioja (el clúster del automóvil), quien deduce que ello impide que las fábricas mantengan un ritmo constante de producción.

«La situación es grave», afirma y justifica su opinión al recordar el caso de fabricantes, que pararon en agosto por vacaciones, y a la vuelta, tras tres semanas de ausencia, no habían podido reponer la carga de semiconductores para seguir produciendo.

En La Rioja, a pesar de que los fabricantes no necesitan chips por el tipo de componentes que se elaboran, se están viendo igualmente perjudicados porque se produce «al ritmo que te marcan las factorías  de automóvil», a quienes dictan el paso los semiconductores. «Tu componente, tenga o no lo tenga, va a ir a igual ritmo que si los tuviese», razona el representante del clúster de la automoción, 

En este contexto, explica que las pymes tienen diversificada la cartera de clientes, como construcción o electrodomésticos, «lo que les permite salvar los muebles»;mientras que los grandes fabricantes, que dependen al 100% de automoción, son los que están sufriendo más notablemente las consecuencias. De hecho, esta carencia está lastrando un sector, ya de por sí afectado por la pandemia, y ha dinamitado las previsiones de recuperación. «A principios de año se confiaba en que el ejercicio iba a cerrar con una mejora de la producción de un 17% sobre las cifras de 2020 y, a día de hoy, se espera que sean muy similares a las del año pasado», informa Rueda, que lo argumenta en el hecho de que, en general, el número de días de parada de producción va a rondar los 75, al igual que el año pasado.

El empleo. De momento, el sector  está aguantando la mano de obra -a base de ERTE-, aunque si la crisis de los chips continúa sin resolverse, en próximos meses «se comprometerá la estabilidad del empleo», lamenta el secretario de la patronal del automóvil .

«Si se produce un 20% menos, las plantillas no se pueden mantener un 20% sobredimensionadas», lamenta Rueda, que no prevé que se acompase oferta y demanda antes de Navidades de 2022, habida cuenta de que la fabricación se concentra en el sudeste asiático -solo entre Samsung y la taiwanesa TSMC suman actualmente el 43 % de la capacidad mundial de fabricación- y de la dificultad, inversión y tiempo para la puesta en marcha que requieren su producción. «Es una industria superavanzada y el conocimiento lo tienen ellos», afirma, al tiempo que razona que «de la noche a la mañana no se puede fabricar» productos que han llegado  al éxito «después de mucho tiempo, inversión y conocimiento».

Carlos Alfaro, secretario general de Industria de UGT, recuerda que en la mayoría de las factorías se habían negociado ERTE hasta fin de  año a consecuencia de la pandemia, que «han coincidido» con la crisis de los semiconductores, por lo que se está manteniendo el empleo. Ahora bien, no descarta que, en breve, nuevos fabricantes se sumen a IAC y haya que negociar expedientes de suspensión, pero ligados ya a causas productivas. «Cuando los fabricantes tienen un resfriado, los componentes sufren pulmonía», afirma gráficamente Alfaro, que espera poder responder a las nuevas exigencias con ERTE y no con ERE. «Los fabricantes paran un día, vuelven otro, y no nos engañemos, algo se tiene que notar», razona el sindicalista, que afirma que «sería de ingenuos pensar que con lo que hay negociado hasta ahora será suficiente».