Amistades peligrosas

M.R.Y. (SPC)
-

Miembros de grupos supremacistas, neonazis, 'libertarios', ultraderechistas y conspirativos formaron parte de la gran turba que asaltó el Capitolio bajo el auspicio de Donald Trump

La imagen del presidente acompañó a los manifestantes - Foto: WILL OLIVER

Violentos, extremistas, racistas... Y, sobre todo, fanáticos de Donald Trump. Así son los manifestantes que el pasado miércoles protagonizaron un inédito y lamentable asalto al Capitolio de EEUU, la primera democracia del mundo que vio temblar los cimientos de esa libertad en un atentado contra el estado de Derecho auspiciado, además, por el propio presidente del país.

Con la retórica de que las elecciones han sido «un fraude» a través del que se ha «robado» la Casa Blanca, Trump arengó a miles de personas a marchar para protestar contra la confirmación de la victoria de Joe Biden en el Congreso. Una pequeña chispa que encendió una gran mecha que acabó en una tremenda explosión. Esa excusa dio alas a los más radicales para llevar a cabo su arremetida.

Sin un organizador claro -más allá de la instigación del propio Trump-, los rostros de algunos de sus protagonistas han dado la vuelta al mundo después de ser vistos ocupando el despacho de la líder de la Cámara de Representantes -Nancy Pelosi-, desfilando con una bandera confederada u ocupando la Presidencia del Senado con un gorro de bisonte.

Jake Angeli se convirtió en uno de los protagonistas del díaJake Angeli se convirtió en uno de los protagonistas del día - Foto: STEPHANIE KEITHSe trata, en su mayoría, de ultraderechistas, neonazis, supremacistas blancos o miembros de grupos  conspirativos que pretendían, de esta manera, dar un último servicio a un mandatario que les ha sabido representar durante estos últimos cuatro años que han fragmentado a la sociedad de EEUU.

Una de las cinco víctimas mortales fue Ashli Babbitt, una treinteañera «conspirativa y libertaria», según su cuenta de Twitter, que minutos antes de fallecer -tras recibir un disparo de la Policía del Capitolio- definía la marcha como una «tormenta» que sacaría al país «de la oscuridad».

Richard Barnett es el hombre que ocupó el despacho de Pelosi. «Es mi oficina», aseguró. «Yo soy un patriota y un contribuyente. No es suya, se la hemos prestado», agregó. Por eso, este sexagenario de Arkansas, conocido por su pertenencia a un grupo a favor de las armas, dejó una nota insultante dirigida a la demócrata y robó parte de su correspondencia. Fue detenido el pasado viernes.

Adam Johnson ‘robó’ un atrilAdam Johnson ‘robó’ un atrilDe Jake Angeli es probablemente de quien más se ha hablado. Es el joven con el torso desnudo y cuernos de bisonte que ya ha protagonizado revueltas proTrump en su Arizona natal. Se presenta como «un soldado digital de QAnon», el movimiento conspirativo que ha hecho de Trump un «héroe».

Junto a él se vio a Matthew Heimbach, considerado por las autoridades como «el rostro de una nueva generación de supremacistas blancos» y organizador del mitin de extrema derecha en Charlottesville en 2017 tras el que una mujer fue asesinada por un neonazi.

El nacionalista Richard Barnett, en el despacho de Pelosi
El nacionalista Richard Barnett, en el despacho de Pelosi - Foto: JIM LO SCALZO
Y como ellos, miles de historias detrás de los «profanadores», según Trump, y «terroristas domésticos», según Biden. Pero sobre todo, seguidores de un despreciable sentimiento con el que nadie querría estar relacionado. O casi nadie. Pero tal vez estas amistades hayan supuesto el final de Trump en su carrera política.