Gran calidad y precios algo más altos para cerrar vendimias

Feli Agustín
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Con la campaña casi concluida, los sindicatos coinciden en que hay margen para incrementar precios, que siguen «por debajo» de la categoría de los vinos de Rioja

Uva en una viña de Rioja. - Foto: Óscar Solorzano

Con las condiciones climatológicas de cara, la Denominación de Origen Calificada Rioja da los últimos pasos de una vendimia que ha deparado una uva de calidad muy buena, según coinciden en valorar las organizaciones agrarias, y en la que a finales de la semana pasada se habían recogido ya 376,7 millones de kilos, de los que 328,6 son de tinta y 48 de blanca.  En el global de la campaña de 2020 fueron 401 millones de kilos los que se vendimiaron, lo que hace prever que esta semana estará prácticamente concluida la recolección a falta de «algunos retales». 

«La mejoría del tiempo y el diferencial térmico entre el día y la noche ha favorecido la maduración de la uva y la conclusión de la campaña se está produciendo de forma más tranquila y pausada», reflexiona Igor Fonseca, secretario general de Asaja, que estimaba el viernes que faltarían de vendimiar entre 15 y 20 millones de kilos de uva, aunque no descartaba que la recolección demoraría el cierre hasta finales de mes.

Néstor Alcolea, técnico de la  Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), ofrece una opinión similar a la de Fonseca y relata que las lluvias dificultaron los primeros compases de la vendimia y, aunque trajeron kilos, provocaron pequeños indicios de botritis y comprometieron la calidad. 

- Foto: Óscar SolorzanoSin embargo, las últimas semanas de vendimia, con cielos soleados, temperaturas nocturnas bajas y viento del cierzo han propiciado un tiempo «inmejorable» para que la uva arroje una calidad «excepcional» con una producción «contenida», de granos «duros y buena madurez alcohólica y fenólica».

Más optimista se muestra Roberto Salinas, responsable de viticultura de la Unión de Agricultores, que estima que la calidad es «extraordinaria» en este final de campaña, «con unas uvas maravillosas, buen grado y buen fruto», lo que le hace augurar que será un año «de los excepcionales». El último boletín de maduración del Consejo Regulador, del 7 de octubre, confirmaba que el estado sanitario era bueno. 

Los precios. Las organizaciones agrarias coinciden, igualmente, en que los precios que se están pagando por la uva no están a la altura de la calidad de la misma y tanto UAGR como UPA lamentan que no se cubren los costes de producción.

Imagen de viñedos de Rioja.Imagen de viñedos de Rioja. - Foto: Óscar SolorzanoIgor Fonseca ratifica esta apreciación, pero entiende que después de la movilización que protagonizaron los viticultores de la Denominación, el pasado 17 de septiembre, las bodegas, de forma mayoritaria, «tomaron nota» y han  ofrecido contratos.

Alcolea, por su parte, apunta que  «se están haciendo muchas operaciones sin precio», aunque afirma que «van a mejorar algo» respecto a la pasada campaña, que fue «catastrófica», aunque asegura que hay compra-ventas que se van a «hacer por debajo de los costes de producción».

Es de la misma opinión  Salinas, que coincide en que se está pagando «algo por encima, cinco céntimos», pero no responde a la calidad de la uva. «Van a volver  a pagar las uvas por debajo de los costes de producción», afirma el representante de la UAGR, que  apunta que, de media, los precios se mueven en una horquilla entre 58 y 68 céntimos el kilo de tinta, aunque reconoce la existencia  de bodegas «que pagan la calidad». Razona que «las cosas han ido mejorando», pero lamenta que esta circunstancia no está, de momento, repercutiendo en los viticultores. 

«Hasta que no recuperemos la rentabilidad de nuestras explotaciones y seamos viable económicamente no podremos estar satisfechos», afirma el responsable de UPA que, aunque concede que se ha producido una recuperación «moderada de precios», hay razones «más que suficientes», por el aumento del valor y ventas, «para que se repercuta en el precio de la uva de una manera más notable que hasta el momento».

Fonseca señala que los precios  han mejorado respecto a la pasada campaña, aunque todavía «están lejos de las expectativas y de lo que es necesario en una Denominación Calificada, como es Rioja». No obstante, el responsable de Asaja aplica otro prisma a su reflexión y confía en que, una vez confirmado a cierre de año el crecimiento en las ventas, este aumento se traslade a la liquidación del precio final de la uva, que se produce entre marzo y abril  del año próximo. «Hay una recuperación de los precios, pero pensamos que es insuficiente y hay todavía margen de maniobra», considera.

Alcolea apunta que la liquidación de primavera dependerá de lo «que se haya firmado o, de lo contrario, estás a expensas de lo que quieran las bodegas», una circunstancia que, entiende, no es razonable. «Eso no puede ser, existe la ley de cadena alimentaria que las bodegas deben cumplir», afirma el represente de UPA, que constata que «no podemos esperar a lo que quieran las bodegas».

 

Los trabajadores.  Las cifras de ocupación de los cuatro albergues habilitados en La Rioja confirman la sensación general de que el número de trabajadores temporeros ha sido inferior al de pasadas campañas. Así lo confirma  Pablo González, director general de Servicios Sociales, responsable de una administración que ha aportado 177.000 euros para colaborar con los ayuntamientos de Alfaro, Logroño, Fuenmayor y Nájera en la financiación de unas instalaciones cuyo funcionamiento «ha ido muy bien». De hecho, solo el ubicado en Rioja Baja, con 50 plazas y abierto a mediados de agosto, ha superado las expectativas y ha registrado una ocupación «muy superior a pasadas campañas». Ello obedece a que durante el primer periodo aloja a temporeros que recogen fruta, campaña que «este año se ha alargado bastante», lo que ha conducido a gran presencia.

Por lo que respecta a Logroño, que ha aumentado el número de plazas hasta las 105 y cuyo funcionamiento también ha sido «muy positivo», González señala que su ocupación he sido muy inferior, al igual que en Nájera y Fuenmayor, que disponen de 50 plazas,  El director general, que recuerda que la obligación de ofrecer alojamiento corresponde al agricultor, argumenta que puede haber múltiples razones para este descenso, como el retraso de la maduración de otras frutas que ha retenido a los trabajadores en otras en otras zonas del país. No obstante, reflexiona que habrá que  esperar a próximas campañas para comprobar si esta tendencia se consolida.

 

Las inspecciones.  «No hay sector, ni en la hostelería ni en la industria, que se mire tanto como a nosotros», lamenta Roberto Salinas, responsable de viticultura de la Unión de Agricultores, que se queja amargamente de los controles a los que los agricultores están siendo sometidos por la Inspección de Trabajo, crítica que comparten Asaja y UPA.

«No llega al 1% el porcentaje de viticultores que hace algo mal porque nadie se la juega por tener a un trabajador sin asegurar si te ponen multas de 3.000 euros», asegura este agricultor de Briñas, que relata que el malestar es general en todo el sector. «¡Parece que estamos haciendo mal todo el día!», señala Salinas, que critica que «llegan a la finca 10 personas, de las que 6 son policías».

En parecidos términos se expresa Néstor Alcolea, técnico de UPA, que asegura que en las inspecciones se personan «con dos o tres patrullas de la Guardia Civil y son intimidatorias». Al igual que el resto de los sindicatos agrarios entiende que es necesaria la realización de inspecciones y afirma que de manera general los agricultores cumplen «a rajatabla» los requisitos y obligaciones derivados de la contratación. «Se pueden hacer las cosa de manera más normalizada, sin ese despliegue policial en el campo, que criminaliza a un sector muy lejos  de la comisión de estos delitos», afirma.

Igor Fonseca, secretario general de Asaja, plantea que los agricultores necesitan ayuda a la hora de acometer la vendimia, una tarea «delicada, que requiere recursos y mano de obra» y, al respecto, exige que los trámites administrativos  para contratar personal sean más ágiles. «Cada vez lo tienen más difícil, hay más problemas y más posibilidades de tropiezo para el viticultor», razona Fonseca,  que afirma que estas complicaciones están conduciendo a muchos agricultores a desistir de la vendimia manual.

«Las complicaciones que los viticultores encuentran para contratar personal les está empujando a vendimiar a máquina», ratifica Alcolea.