Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

Sofía Esteban
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Biutiful nius: Las otras noticias de la semana

El Imperio Romano murió de frío

Más de 15 siglos han tenido que pasar para que dejemos de culpar únicamente al pan y al circo de las desgracias que llevaron al ocaso al Imperio Romano. El caótico sistema político, el hedonismo de sus emperadores, el derroche de las arcas públicas en continúas guerras, el ingobernable vasto territorio y la epidemia de viruela tuvieron un aliado inesperado para derribar a la superpotencia. La suerte en forma de cambio climático estaba echada. Entre la gloria y la decadencia, los Dioses quisieron que llegara una larga época de frío y congelara los cultivos a partir del año 250.
La revelación, conocida ahora gracias a una investigación de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona y publicada en la revista Scientific Reports, pone negro sobre blanco cómo las condiciones climatológicas en el Imperio derivaron progresivamente hacia temperaturas más áridas, que coincidieron con el declive de la antigua civilización.
Ni los oráculos pudieron frenar que en el siglo III el clima se agitara. Grandes sequías, descensos bruscos de los termómetros y precipitaciones intensas en períodos más irregulares, con hasta cinco erupciones volcánicas entre los años 235 y 285. El ambiente se tornó gélido y seco, empeoró la producción de alimentos y propició que los tributos destinados a Roma menguaran, poniendo en jaque la economía y acabando con el Imperio. 
La lección siempre nos la da la historia. Aunque el cambio climático que vivieron los romanos entonces se debió a causas naturales y el actual apunta a la mano del hombre, los desafíos para la Humanidad son los mismos. 

 

Un placer adulto para el verano
Ya lo imaginaba yo y ahora lo confirma la Asociación española del Dulce (Produlce): comer chocolate en verano es la cura a muchos de nuestros males; mejora la memoria, protege la piel del sol, previene enfermedades cardiovasculares y estimula el sistema nervioso central. Y habla solo de la época estival, pero seguro que esto es totalmente extrapolable a los tiempos de frío. Qué mejor que una taza bien caliente (ya no hablo del acompañamiento de los churros) cuando la nieve cubre las calles, la lluvia golpea las ventanas o la niebla entumece los huesos. Se recomienda que este oro negro haya sido elaborado con un alto porcentaje de cacao, ya que así contendrá menos leche y azúcares y, como consecuencia, menos calorías. Si además puede tratarse de un producto orgánico y biodinámico, libre de fertilizantes sintéticos, herbicidas o pesticidas y sostenible, los beneficios aumentarán exponencialmente. Sensación de bienestar y mejor ánimo son solo otras dos de las bondades que promete saborear una onza de este placer adulto. El resto, que se las cuente Coronado.

 

Con las bragas en la mano 
Tenía en jaque a una pareja de la Guardia Civil desde hacía días y por fin le han dado caza, con el botín un poco manoseado, pero parece que intacto. El ladrón, un hombre de 52 años vecino de Conil de la Frontera y sin antecedentes, se colaba, amparado por la oscuridad de la noche y las calles desiertas, en el patio de luces de la víctima. Pantalones vaqueros, camisetas con tachuelas, deportivas de marca y hasta sábanas de satén. Todo tipo de prendas lucían en los tendederos del barrio, pero nada le llamaba más la atención a este amigo de lo ajeno que la ropa interior de una de las vecinas que, tras notar las reiteradas ausencias, llegó a colocar hasta una cámara de seguridad en las inmediaciones para descubrir que, efectivamente, las 20 prendas que le faltaban no se las llevaba el viento. Las grabaciones desenmascararon la sombra del fetichista, pero no su rostro. Tuvieron que pasar algunos días más para que los agentes, agazapados entre las cuerdas, pillaran in fraganti al mangante de lencería con el pequeño trofeo en sus manos. Un año y dos meses de condena le ha costado la ¿broma? al susodicho.

 

Sin pipas ni golosinas por orden del alcalde
Se hace saber... que a partir de ya no se podrán comer chucherías ni pipas en las calles del municipio cacereño de Deleitosa. Inusual bando el lanzado esta semana por el alcalde la localidad extremeña, pero muy acertado dado los tiempos que corren. La orden tiene un objetivo claro: evitar que la localidad engrose el mapa de los rebrotes de coronavirus que aumentan cada día. La prohibición tiene su base en que los niños suelen compartir las golosinas con sus compañeros de parque y tobogán, lo que podría propiciar el contagio. Y qué decir de las pipas. Esos pequeños caprichos salados que van de mano en mano y hasta, en ocasiones, sus cáscaras salen propulsadas de las bocas como perdigones directas al asfalto. Deleitoseños, deleitoseñas, a partir de ahora, del kiosko a casa.

 

El olor de la memoria
A rosas, pintura, limones o fuego. Si usted ya peina canas y puede reconocer sin dificultad estos y otros olores comunes tiene la mitad de riesgo de sufrir demencia en un futuro. Así lo concluye un estudio, publicado en Journal of American Geriatrics Society, en el que 3.000 adultos de Estados Unidos de entre 57 y 85 años se sometieron voluntariamente a un test para evaluar su capacidad olfativa. De todos ellos, la mayoría de los que no lograron identificar aroma alguno fueron diagnosticados con esta afección cinco años después de realizarse la prueba inicial. Sanitariamente, a la pérdida de este sentido no se le ha dado tanta importancia como ocurre con la vista o el oído, pero esto podría cambiar. La investigación abre un mundo de posibilidades a la hora de adelantarse a enfermedades del olvido. A oler se ha dicho.