8 años del adiós a la Corona

G. Fernández (SPC)
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El ya lejano 2 de junio de 2014, el Rey Juan Carlos comunicó que había tomado la decisión de abdicar y ceder la Corona de España a su hijo, poniendo fin a casi cuatro décadas al frente de la Jefatura del Estado

8 años del adiós a la Corona - Foto: Juan Carlos Hidalgo

«Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión (…) he decidido poner fin a mi reinado». De esta manera, hace ahora ocho años -se cumplirán este mes de junio- el Rey Don Juan Carlos abría el discurso con el que comunicó su voluntad de abdicar. 

Sucedió un 2 de junio de 2014. La renuncia a la Corona es un acto voluntario, personalísimo y también irrevocable. El Monarca que jugó un papel decisivo en la vuelta de la democracia a España dejaba el trono de regente y le pasaba el testigo a su hijo Felipe, entonces Príncipe de Asturias.

Juan Carlos de Borbón, se convirtió en Rey de España bajo el nombre de Juan Carlos I el 22 de noviembre de 1975. Al frente de la Corona durante 39 años, protagonizó el sexto reinado más largo de la Historia de España, convirtiéndose en el Monarca que más tiempo estuvo en el trono desde 1746.

El orgullo de saberse pieza clave en la transición de la dictadura a la democracia -sin duda su gran legado- lo reivindicó en su testimonio de despedida. «En mi proclamación como Rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa. Me propuse encabezar entonces la ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos. Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros», enfatizó emocionado.

También reconoció que su tiempo ya era otro y que debía pasar el testigo. «El Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación».

El acto oficial de abdicación se escenificó unos días más tarde, el 18 de junio. Fue austero, sin la pompa que siempre se presupone a un momento para la Historia. Esa jornada, Juan Carlos I ponía fin a su reinado con la sanción y promulgación de la Ley Orgánica de Abdicación aprobada por las Cortes Generales en una corta y solemne ceremonia en el Palacio Real, en la que estuvo acompañado por el Príncipe Felipe, que a partir de esa medianoche pasaría a ser Felipe VI, Rey de España. 

La carga emotiva de aquel ya lejano día fue mucha. Después de la firma por parte del Rey Juan Carlos y el refrendo por el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el Rey y su hijo se fundieron en un sentido abrazo (una imagen que ilustró muchas portadas al día siguiente) y el Monarca recibió una larga ovación por parte de los 150 asistentes a la ceremonia. Visiblemente emocionado, dispensó a todos los allí presentes gestos de agradecimiento.

La metáfora de la silla

Tras besar a la Reina Doña Sofía y abrazar a su hijo, el Rey tuvo otro gesto que, a modo de perfecta metáfora, reflejó lo que allí estaba sucediendo: le cedió la silla que ocupaba como símbolo del traspaso de la Corona de España. Felipe VI fue proclamado Rey de España en una ceremonia que tuvo como escenario el Congreso de los Diputados unos días después. 

Las nietas del Monarca, la futura Princesa de Asturias, Leonor y la Infanta Sofía, también se acercaron a abrazar a su abuelo.

El momento histórico llegó a media tarde. El reloj marcaba las 18:13 horas cuando, bajo un silencio absoluto, solo roto por los flashes de las cámaras, el todavía Rey, apoyándose en su bastón, se dirigió a la Mesa de las Esfinges y rubricó la abdicación en el futuro Rey Felipe VI. De fondo, la bandera española y la europea a un lado. Seguidamente estampó su firma, con la misma pluma que el Monarca, el presidente Mariano Rajoy, certificando el momento.

El acto se desarrolló en el Salón de Columnas, donde también acompañaron al Rey en el final de su Jefatura del Estado, la Infanta Elena con su primogénito, Felipe Juan Froilán; además de las hermanas del Soberano, las infantas Pilar y Margarita; así como el rey Constantino de Grecia y la princesa Irene de Grecia. No acudió, sin embargo, su hija menor, la Infanta Cristina, apartada de los actos oficiales de la Casa Real.

El Gobierno en pleno de entonces también estaba, al igual que representantes de las altas instituciones del Estado; los expresidentes Felipe González, José María Aznar y Rodríguez Zapatero; varios ponentes de la Constitución de 1978; el nuncio del Vaticano; todos los presidentes autonómicos (menos el vasco y el catalán, Íñigo Urkullo y Artur Mas), líderes políticos, sindicales y empresariales; los altos mandos de los tres Ejércitos y los directores generales de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Todos arroparon a Don Juan Carlos en el momento del adiós.