La zona gastronómica más conocida de Logroño bajará la persiana este viernes en cumplimiento de las medidas aprobadas por el Gobierno regional para contener los contagios en la capital.

«Los afrontamos con resignación», explica Fernando Elías, presidente de la  Asociación de Hosteleros de la Zona de Laurel. Durante un mes, una de las calles más transitadas de la capital permanecerá vacía, una imagen que ya se vivió durante los meses de confinamiento en primavera y el primer estado de alarma de la pandemia.

Alrededor de los setenta establecimientos de la zona están atravesando una situación complicada desde el inicio de la epidemia. «El verano fue regular con un facturación de entre el 30 y el 50% respecto al año anterior, pero el mes de septiembre ha sido desastroso», apunta Elías.  Reconoce que muchos hosteleros han aguantado por «el orgullo de mantener abierta la calle laurel», pero las fuerzas y los ahorros «se agotan». 

Desde la asociación hacen un llamamiento a la colaboración de todos para «poder salir de la pandemia cuanto antes».