Emilio Remírez no quiere darle más vueltas a lo que sucedió en Santo Domingo. «¿Qué pasó? Fue fútbol», señala el técnico navarro. El accidentado empate en El Ejido no le robó su pasión por el fútbol. «Después me fui al Logroñés, estuve tres años maravillosos en el Peralta e hice dos ‘play off’ con la Gramenet. ¡Fíjate si dejé de creer en el fútbol!», responde.

El preparador, que sigue la actualidad rojilla, considera que en Calahorra entrenó al mejor equipo «de toda mi carrera». «En el primer año hice una selección de los mejores de Tercera. Subimos a la primera. Y todo cuadró en la cuarta temporada, en la que hicimos el ‘play off», rememora. «Teníamos dos porterazos, dos centrales que fueron lo que fuero, dos pivotes, cuatro bandas», agrega.

Pero él se queda con Beramendi «que era el Valerón del equipo». El navarro, por desgracia, no progresó «aunque era jugador de Primera». Remírez tampoco pudo cumplir su mayor ambición personal: «Mi sueño era entrenar al Calahorra en Segunda».

El preparador, y su equipo, estaban convencidos "que se podía ascender" pero la derrota una semana antes ante el Poli Ejido (0-2) nos hizo mucho daño. "Dieron muchos palos. Recuerdo que tuve que hacer dos cambios. Fueron unas semanas con mucha pasión, había ilusión. La Planilla registro una entrada tremenda. Pero nos dieron hasta el carné de conducir", se lamenta. Después llegaron los sucesos de El Ejido y un insuficiente 1-1 que dejó a los calagurritanos a las puertas de Segunda.