El Balonmano Logroño, tercero y a esperar

Efe
-

El conjunto riojano cierra 2020 con una gran victoria (21-32) en Guadalajara que le permite soñar con la Copa Asobal

Bonilauri se faja por la posición. - Foto: Juanjo Acobi / Balonmano Logroño

Ficha Técnica

 

Guadalajara: Saeid (Hombrados); Tito Díaz (5), Arthur (4, 1p.), Savini (1), Gastón (1), Román (2) y Gallardo (1) -siete inicial-; Bodi (0), Romanillos (0), Javier Rodríguez (2), Marmesat (1), Dariel García (1), El Korchi (3, 1p.) y Simón (0).

Balonmano Logroño: Rangel (Pérez Molina); Sánchez-Migallón (2), Ceretta (4), Serradilla (2), Balenciaga (3), Hackbarth (1) y Eduardo Cadarso (5, 4p.) -siete inicial-; Marcelo (2), Goñi (0), Moreira (6), Ortiz (1, 1p.), Délcio Pina (1), Dorado (4), David Cadarso (1) y Bonilauri (0).

Árbitros: Roberto Carlos Mendoza y Juan Pablo Visciarelli. Excluyeron dos minutos a Javier Rodríguez, por el Quabit Guadalajara, y a Serradilla, del BM Logroño La Rioja.

Parciales: 2-3, 4-4, 6-7, 7-9, 8-10, 10-12 (descanso). 13-16, 13-20, 13-24, 14-28, 18-30, 21-32 (final).

Incidencias: Partido de la 3ª jornada de la Liga Asobal disputado en el Palacio Multiusos de Guadalajara ante 50 espectadores. 

 

El Balonmano Logroño firmó este miércoles frente al Quabit Guadalajara una victoria contundente, por 21-32, gracias a su dominio inapelable en la segunda parte.

Los alcarreños mantuvieron el tipo en la primera media hora, pero se vieron desbordados en la segunda, castigados por sus pérdidas de balón y por una defensa rival infranqueable.

Un Quabit mermado en ataque, con su lateral Pablo Paredes viendo el partido desde el palco, fue capaz de sujetar al Logroño en la primera mitad. La ventaja riojana no superó los tres goles.

En el cuadro dirigido por Miguel Angel Velasco, Erik Balenciaga dirigía magistralmente el ataque, eligiendo el ritmo y el momento y el compañero para el último pase.

La zaga riojana, dispuesta en un férreo 6-0, carburaba mejor con el paso de los minutos y al Quabit le costaba un mundo hallar un hueco para el lanzamiento. Rangel, más inspirado en el tiro corto, también destacó y sumó para que su equipo se marchase con ventaja al descanso (10-12).

En la reanudación, dos pérdidas de balón consecutivas de los locales dieron a Logroño una renta que no había tenido en la primera mitad (10-15). Le tocaba remar, y mucho, al Quabit para reconquistar el terreno perdido.

Y lo lograron los morados, limando poco a poco diferencias. Pero rápidamente su adversario recuperó los cinco goles de ventaja (13-18) y Mariano Ortega, entrenador de los alcarreños, decidió detener el crono.

Pero el Logroño se había desatado y la brecha se abría más y más. El Quabit registró dos parciales sin anotar. Cuando alcanzaban la línea de seis metros Rangel se ocupaba de parar la pelota. Con 13-23 en el luminoso y el partido roto por completo, Ortega solicitó de nuevo tiempo muerto.

El técnico catalán había advertido en la previa de que el arma más temible del BM Logroño era el contraataque. Y precisamente se recreaban los franjirrojos en correr y en sumar goles en el uno contra uno.

El duelo había quedado sentenciado a los cuarenta minutos. Solo restaba saber cuál sería el tanteador final, porque el Quabit llegó a ir perdiendo de trece (13-26).

En los últimos minutos, Velasco metió en pista a Goñi y Délcio Pina, mientras los morados maquillaban su inapelable derrota (21-32).