El CCR abrirá en otoño de 2022 con uso económico y formativo

Feli Agustín
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El alcalde de Logroño pretende convertir el Centro de la Cultura del Rioja en el epicentro de la futura Enópolis, confía en una gestión público- privada y será un punto de información enoturística

Centro de Cultura del Rioja, epicentro de la futura Enópolis. - Foto: Ingrid Fernández

Si todo le sale al alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, como pretende, el Centro de la Cultura del Rioja (CCR), alcanzará más de una década después de que fuera construido sobre el Palacio de los Yangüas del siglo XVI -es obra del Gobierno municipal PSOE-PR (2007-2011)- el valor, la utilidad y el protagonismo que merece una inversión que superó los 12 millones de euros. Ubicado en el corazón del caso antiguo, ocupa toda un manzana entre las calles Mercaderes, Ruavieja y Marqués de San Nicolás, y cerrado desde hace cinco años -desde el 30 de junio de 2016 no ha abierto sus puertas-, el alcalde quiere convertirlo en el epicentro de uno de sus proyectos más ambiciosos: la Enópolis, cuyos ejes fundamentales presentó ayer a representantes de sectores empresariales relacionados, principalmente, con el turismo y el vino.

«Cuando lo recibimos no tenía otro concepto que el museístico», recordó Hermoso de Mendoza, que concretó los detalles que ya había avanzado sobre los futuros usos que prevé para el edificio, que forma, junto al Espacio Lagares y el calado de San Gregorio, el «triángulo de oro» del enoturismo en la ciudad.

Serán usos de carácter enoturístico, económico y formativo los que espera se puedan desarrollar en el edificio, conocido también como Casa de la Virgen, y que posee una superficie de 3.000 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas,.

Así pues, según se contempla en el proyecto Enópolis, en el CCR se ubicará un punto de información enoturística, propuesta argumentada sobre la carencia de una oficina turística propia de Logroño. «El funcionamiento de la Enópolis precisa de un punto de información especializado en su oferta propia para poder dar un servicio adecuado a turistas y ciudadanos», señaló el alcalde, que apuntó que contará con una enotienda, donde se venderá la tarjeta enópolis, que incluirá toda la oferta integrada.

Este será uno de los pilares de un proyecto que plantea ofrecer una oferta formativa, reglada y no reglada, y para todo tipo de público, desde ciclos de Formación Profesional a cursos de cata. «La pretensión es contar con un abanico formativo completo», afirmó el alcalde, entre cuyas pretensiones figura también un grado universitario de sumelliería.

Hermoso de Mendoza se refirió ta la faceta económica con la que se quiere dotar al edificio, que tendrá, al menos, una doble vertiente:la creación de una escuela internacional de negocios del vino, y un centro de emprendimiento para franquear el paso a nuevas empresas. «La posibilidad se abre para negocios vinculados al mundo del vino y la atracción de  talento», razonó el primer edil.

Público-privada. A la espera de poder lograr financiación, tanto ministerial como procedente de fondos europeos,  la intención de Hermoso de Mendoza es que el CCR sea fruto del «esfuerzo compartido» y se mostró definitivamente convencido de que la gestión más adecuada sería a través de un consorcio. «Con esta fórmula se acelerará el proceso y el funcionamiento será más ágil», afirmó Hermoso de Mendoza, que avanzó que la previsión es reabrir el edificio en septiembre de 2022.

El proyecto Enópolis pretende convertir el CCR en un elemento que genere flujo de visitantes en el Casco Antiguo y que dinamice el comercio, la hostelería, el turismo y la actividad económica en la ciudad. Conserva en el sótano un gran lagar y calados originales recuperados del palacio original.