Un Astérix naturalista y feminista

Javier Villahizán (SPC)
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Jean-Yves Ferri presenta en España el nuevo cómic sobre la saga del guerrero galo, con una historia que rompe moldes y muestra un «revisionismo de los estereotipos»

Una de las tiras del viaje al este que emprende el galo junto a sus incondicionales Obélix e Ideafix.

En estos tiempos en los que el humor y reírse de las cosas y de uno mismo está más cotizado que nunca, vuelve a las librerías un nuevo cómic de la serie Astérix para sugerir una carcajada inteligente e irónica. La aventura del poblado galo y de los malos (el Imperio romano) regresa con la idea de romper moldes con sus antecesores y acercarse más a un contexto evolutivo y social más acorde con el siglo XXI, más próximo al ecologismo, al feminismo y a un choque de culturas.

El héroe galo «no va a ser portavoz de ningún movimiento, sea feminista o el que sea. El humor está por encima del análisis político», defendía ayer Jean-Yves Ferri, guionista del nuevo cómic Astérix tras las huellas del grifo (Salvat), que fue presentado en la Gran Vía madrileña, junto a algunos de los templos más importantes de la cultura nacional y de las librerías de mayores ventas de la capital.

Astérix mira a la naturaleza en una tierra de nadie, en el mundo de los sármatas, un territorio helado y desconocido al este de los bárbaros. Un país que le sirve al guionista para presentar «una fábula ecológica. Un sitio donde choca el materialismo del Imperio Romano con una cultura más espiritual, más en contacto con la tierra y donde las mujeres son guerreras», porque son ellas las amazonas encargadas de luchar contra los invasores extranjeros, mientras que los hombres se dedican a las labores del poblado.

Crear otro país y trasladar el poblado galo a un mundo imaginario y frío ha servido a los autores para diseñar todo un conjunto de novedosos personajes que, aunque siguen conectados con la tradición de la serie, extienden sus tentáculos a los conceptos de la nueva era. «El papel de las mujeres ha cambiado en Astérix, es el justo reflejo de la sociedad actual», asiente el guionista.

Además, la aventura en este western de hielo, con continuos juegos de palabras y referencias humorísticas, ha permitido al guionista «sentirse libre para desarrollar esta idea en el este. Se trata de un territorio virgen donde podía moldear a Astérix a mi placer y donde me permitía mostrar el folclore y la cultura que había en la zona».

El reto creativo

Ferri asume cada álbum con el peso de la responsabilidad de este legado, de su historia y de sus personajes, pero con la libertad de crear una expedición hacia lo desconocido y de construir guiños a la cultura local de cada país. El maestro quesero Manchegov o el carpintero Kontrachapadov, de la edición española, son un ejemplo de ellos.

El guionista confiesa que quería trasladar a los personajes a otro mundo y Didier le ofreció todas las posibilidades para desarrollar la caracterización y el ambiente adecuado para hacerlo. «El dibujante sugiere continuamente y realiza muchas veces el cásting de personajes. Le gustaba la historia y se puso como loco a trabajar en la expresión de todos los personajes».

Conrad explica a través de un comunicado que el dibujo de Astérix tras las huellas del Grifo contiene todos los elementos clásicos del western: grandes espacios, personajes llegados de lejos para ayudar a unos inocentes, salvajes que sufren a un ejército que pretende conquistarlos… pero todo ello situado en el este.

Aunque los autores de Astérix firman con la editorial por libro cerrado, ya se trasluce una posible nueva entrega dentro de dos años. «Ideas hay de sobra», zanjó Ferri.