'Logroño en sus bares', su evolución mediante la hostelería

Eduardo Palacios (Efe)
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El periodista riojano Jorge Alacid rinde homenaje a los establecimientos que le han acompañado desde su niñez y muestra su recorrido durante décadas de cambio en la capital

Jorge Alacid en la presentación de su libro 'Logroño en sus bares'. - Foto: Jorge Alacid (Facebook)

El libro 'Logroño en sus bares', del periodista Jorge Alacid no solo es un homenaje a los establecimientos que le han acompañado desde su niñez, sino que, a través de ellos, presenta un recorrido del cambio durante décadas que ha experimentado la capital riojana y sus gentes.

Así lo explicado a EFE Jorge Alacid (Logroño, 1962), que ideó, primero, un blog sobre este tema, como germen del volumen que publica ahora.

"Una ciudad se concentra en sus lugares capaces de generar apego, aunque al final ese amor tengamos que pagarlo con nostalgia", explica el prólogo el escritor Ignacio Peyro, con una frase que resume parte de los sentimientos expresados en el libro.

Un texto que recorre "templos" como La Granja, el Iturza, La Chistera, Los Leones, Las Escarillas, el Tívoli, El Soriano, el Achuri, Las Tejas, el Café Moderno o el Gil, entre muchos otros, muchos de ayer y bastantes de ellos "de siempre".

Fue el recuerdo de uno de esos bares, e "Pachuca" el que llevó a Alacid a recuperar los recuerdos de su niñez, cuando acompañaba a sus padres en los días festivos a tomar el vermú a este pequeño establecimiento de Hermanos Moroy, ha explicado Alacid.

"Decidí lanzar al aire las reflexiones y el memorial de este y los bares de mi niñez, así nació el blog y, de él, el libro", ha detallado el autor.

Pero ha visto cómo sus propias reflexiones y las de quienes han hablado con él del tema también suponen un análisis de "los pasos que da la ciudad a través de sus bares, como se ha construido nuestra sociedad y Logroño a través de cómo lo han reflejado estos establecimientos".

Porque los bares son a través del tiempo "un testigo de la evolución de la ciudad" y uno de los elementos que construye "la memoria ciudadana" de una sociedad "habituada al tipo de ritos que han hecho Logroño y otras ciudades de interior y sus habitantes".

Un ejemplo de cómo reflejan los bares el movimiento y la evolución de la ciudad es el cambio de costumbres que se ve en su interior, barrio a barrio.

Así, en el 2020 Alacid considera "casi desaparecido" el habitual "chiquiteo" que durante décadas hicieron cuadrillas por lo bares de cada barrio de la ciudad, aunque en ocasiones especiales la ruta se prolongaba incluso a otras zonas.

Pero la evolución de la sociedad ha llevado a que "apenas queden cuadrillas de chiquiteros" y "las que se ven en algunos barrios son de personas muy mayores".

Ese peregrinaje de bar a bar, principalmente a tomar vinos, "se ha sustituido por otros usos y costumbres" en especial el "sentarse en los bares a tomar algo mientras se habla".

"Eso antes no se hacía, de hecho había muchos bares que no tenían ni taburetes para sentarse, porque allí se bebía de pie y en cuadrilla", explica Alacid.

Esa práctica de recorrer bares tenía, incluso, sus zonas propias para hacerlo un domingo por la mañana, las calles San Juan o San Agustín, entre otras, que en muchos casos "ahora tienen sus bares cerrados en ese momento" y en otro han sustituido a cuadrillas por familias que buscan "pinchos".

Quedan, eso sí, algunos establecimientos de aquellos "que son dinosaurios" como el Gurugú "que es el bar más antiguo de Logroño", el Perchas o el Bar Gil.

"Se trata de dinosaurios prehistóricos a extinguir, porque el tipo de servicio que ofrecían en su momento de esplendor ha pasado de moda, aunque se ve una cierta resurrección en algunos gracias a que han sabido logrado mantenerse como algo distinto y conservar su identidad propia", detalla el autor.

Pero él mismo no puede dejar de esbozar "una cierta tristeza" por ver cómo la desaparición de algunos bares o su evolución "refleja a la vez como han cambiado los hábitos de los ciudadanos".

Unos cambios que se han producido a lo largo de décadas hasta llegar a un 2020 especialmente complicado para los bares en general "que lo están pasando mal", admite.

Sin embargo el propio Alacid ha sido testigo, más allá del trabajo para el libro, de cómo los bares de Logroño, los más nuevos y los tradicionales, se han esforzado por adaptarse a una nueva realidad marcada por restricciones de aforo, distancia entre clientes y medidas de higiene.

Todo para "sobrevivir" y espera a un momento en el que se reactive el consumo social, en el que, en su opinión, estos establecimientos "se van a recuperar antes que otros sectores".

Es un sentimiento de optimismo que Alacid apoya en el trabajo que le ha llevado a comprobar como son lugares que siempre han sido "para celebrar" y "en cuanto se pueda la gente va a querer volver a celebrar el poder salir y la vida" y lo hará en sus bares.