Desde la rotonda de Carmen Medrano con Duques de Nájera hasta la Plaza de la Diversidad, el algo más de un kilómetro que separa ambos puntos y que constituye la calle Murrieta será objeto de una intervención, aunque mantendrá en su totalidad su carácter de vía de circulación. 

Jaime Caballero, responsable municipal de urbanismo y movilidad, explicó ayer las principales características de este proyecto que, entre sus principales características, contempla carril bici en ambos sentidos, lo que obligará a dejar en uno solo por sentido a los de circulación, excepto en las rotondas.

El equipo de Gobierno  prosigue así con sus intervenciones con las que va a dar un giro de 180 grados al mapa de movilidad de la ciudad, dentro de la estrategia de Calles Abiertas, con una actuación, en el eje suroeste-centro, identificada en la estrategia de red básica de itinerarios ciclistas y que ya cuenta con una partida en los presupuestos de este año.

Las principales características de esta propuesta incluyen el mantenimiento de las incorporaciones a la glorieta de Duques de Nájera con Carmen Medrano y la de la rotonda de Las Palmeras tal cual están con el objetivo de no modificar la capacidad de la vía.

Caballero continuó relatando lo que se incluye en el anteproyecto, que prevé carriles bici segregados unidireccionales y se deja un carril por sentido para vehículos motorizados. El trazado de este será sinuoso «para hacer efectiva la reducción de velocidad a 30, como recomienda Dirección General de Tráfico», explicó el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, que destacó como otro de los elementos «significativos» de la propuesta eliminar los semáforos y, con ello,   los giros a la izquierda, para lograr un flujo del tráfico más fluido y calmado «al evitar acelerones para llegar al siguiente semáforo en verde». Con ello, se evita también utilizar las zonas residenciales «como atajos», como es el caso de la calle Beratúa, que sirve de paso entre Navarrete al Mudo a Gonzalo de Berceo.

Además de suprimir los dos semáforos de los cruces con Beratúa y Ramírez de Velasco, también se elimina el de la calle Vitoria,  provocando de este modo el cambio de sentido de ese tramo de la calle;los pasos peatonales, por otra parte, se estrechan «aumentando la acera en las orejas». 

Consciente, dijo el edil, de que cuando se realizan este tipo  de intervenciones «afloran estas necesidades», se mantienen las bandas de servicio actuales para carga y descarga; además de las paradas de bus con sobreancho para que el resto de vehículos puedan sobrepasar a los autobuses.

«Todos estos criterio van encaminados a calmar el tráfico en esta vía principal, permitir la convivencia de los diferentes modos de movilidad y realizar un reparto equilibrado del espacio en la calzada para favorecer la movilidad activa a los más vulnerables», justificó Caballero, que destacó que, desde el punto de vista del turismo, esta calle forma parte del Camino de Santiago.

Amable y habitable. El principal adalid de Calles Abiertas argumentó que estas estrategias convierten a las ciudades en entornos «más amables, habitables, sostenibles e inclusivas», y se alinean con los  Objetivos de Desarrollo Sostenible y el protocolo de Agenda Urbana que acaba de firmar el Ayuntamiento de Logroño.

El presupuesto estimado será de 300.000 euros para la intervención en el eje suroeste-centro, que prevé también actuar en Avenida de Burgos. En concreto, en esta vía, se pretende mejorar el arcén que funciona como carril bici, además de  mejorar itinerarios peatonales.