Las blusas se quedan en el armario un año más

Víctor Zurrunero
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La federación tomó la decisión de suspender los actos por la crisis sanitaria. Representantes de las nueve peñas que la integran explican cómo vivirán las fiestas mientras miran a 2022

Las blusas se quedan en el armario un año más

Por segundo año consecutivo, los 1.500 peñistas de Logroño dejan la blusa en el armario, con la esperanza de que en 2022 la situación de la pandemia les permita recuperar las calles de su ciudad, para inundarla de música y diversión durante las fiestas de San Mateo.

A finales de agosto, la Federación de Peñas de Logroño anunciaba la decisión de suspender todos sus actos, «para evitar así cualquier tipo de aglomeración que pudiera suponer una situación de riesgo». 

«Quiero agradecer a todos los logroñeses por como aceptaron nuestra decisión», afirma el presidente de la Federación, Diego Vicente, que recuerda que, entre las nueve peñas que la conforman, suelen organizar unos 240 actos.

Diego pertenece a la peña La Rioja, que ya el año pasado no pudo festejar su 40 aniversario y cuya celebración aún está pendiente. Este año tampoco podrán celebrar el Día del Barrio, «donde nos arropaban todos los vecinos», en una jornada que la peña disfrutaba con una gran comida de hermandad. 

Noemí García lleva desde San Bernabé mirando el traje de la peña La Uva. «Lo llevamos con tristeza  pero seguro que el año que viene lo podremos sacar del armario», afirma y apunta que uno de los actos que más pena le da no poder hacer es la cata urbana, «porque es un evento al que le hemos cogido mucho cariño». 

Cristian Ortega echará de menos recorrer las calles con su peña Rondalosa, o no poder celebrar la entrega del Galardón Ángel Jubera. Pero el año que viene espera que puedan volver a las calles «que es donde está la esencia de las peñas».

  Por su parte, Luis Barrón, de la peña La Alegría afirma que «peña y fiesta son dos conceptos que van unidos, pero hay que ser consciente de la necesidad de ser responsable». Aunque echará de menos «la chuletada que hacíamos el Día de San Mateo, cuando preparaban casi 400 kilos». Las peñas disfrutan esos días de fiesta de manera intensa y en un ambiente familiar, como explica Jorge Zúñiga, de la peña Logroño, «porque te acostumbras a vivir los sanmateos de peñista y se viven de una forma completamente distinta». Uno de los actos emblemáticos de esta peña es la entrega de la Llaves de Oro del Chamizo, pero Zúñiga destaca también las visitas que hacían por los barrios de la ciudad.

«Este año será distinto, tampoco nos vamos a juntar entre nosotros», detalla Javier Ansoleaga, de la peña Los Brincos, a quien le gustaba la degustación de picadillo o la tirada de la boina.

Jorge Ruiz lamenta que este año, la peña La Simpatía no «podrá alegrar a los logroñeses» y echará en falta las degustaciones o la fiesta infantil que organizaban.

«Disfrutaremos de otra manera, serán unas fiesta de estar más con la familia», apunta Juan Carlos González, de la peña La Unión, que destaca el concurso del tiro de la rana «que tenía mucha afluencia». 

Emma Benito, de la peña Aster, reconoce que ver el chamizo vacío le dará pena, también no poder celebrar juntos esas comidas de fiestas o entregar «nuestro galardón».

«Nuestra ilusión es volver a vestirnos de peñista y salir a la calle».