Cáritas apela a la solidaridad: "Lo peor está por llegar"

Feli Agustín
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José Andrés Pérez, delegado diocesano de Acción Social, afirma que la situación va a empeorar como consecuencia de la crisis y ve imprescindible la mayor implicación de todos, empezando por la defensa de la Renta Mínima de Inserción

Cáritas apela a la solidaridad: "Lo peor está por llegar" - Foto: Clara Larrea

Voluntario de Cáritas desde 1997, José Andrés Pérez ya fue testigo del descalabro económico de la Gran Recesión, que durante una década llevó a la ruina y condujo a la desesperación a muchas personas. La actual crisis, que se ha manifestado de manera súbita y contundente, ha pillado con el pie cambiado a instituciones y entidades del tercer sector, pero afirma que su entidad ha respondido con  rapidez y flexibilidad, logrando adaptarse a una situación sanitaria inédita y a las consecuencias que de ella se han derivado. Estima que  la gran ventaja de Cáritas es que goza de una libertad de la que no disfrutan las administraciones y relata que las medidas de seguridad que ha exigido el confinamiento durante la pandemia ¡qué le vamos a hacer! les ha privado de una de sus señas de identidad, el contacto humano, un periodo en el que han tenido que atender unas 80 llamadas diarias, un volumen muy elevado para los medios con los que cuentan. La organización, «escrupulosísima» con sus gastos, comienza a perfilar las actuaciones que las futuras necesidades sociales van a exigir porque, aunque el pico de la crisis sanitaria parece superado, augura que lo peor, desde el punto de vista económico y social, está todavía por venir. 

El coronavirus está afectando a todos y a todo. ¿Qué colectivos se están viendo más perjudicados?

Los sectores de cierta vulnerabilidad, los que viven día a día, sin ningún tipo de ahorros, son los primeros en caer. Se trata de personas que se encontraban en economía sumergida, con empleos mal pagados, a tiempo parcial... que han sufrido un ERTE o, directamente, un despido, y se han encontrado sin ningún tipo de recursos. Sus necesidades se han acentuado y han tenido que recurrir a los servicios sociales. El cerrojazo ha sido repentino, pero drástico, por lo que el impacto ha sido mayúsculo.

¿Qué perfiles prioritarios han necesitado su ayuda?

Los perfiles que hemos atendido han sido los que tradicionalmente ya cuidábamos, cuyas necesidades se han agudizado. A ellos se han sumado quienes estaban en el filo de la navaja, los que iban sobreviviendo en trabajos poco cualificados o temporales,  sobre todo del sector de hostelería, que ha sido uno de los más perjudicados por esta crisis sanitaria. Ha habido trabajadores, del servicio doméstico o atención a personas mayores, por ejemplo, que se han ido a la calle sin nada;y los que han ido a un ERTE hasta el 3 de mayo no han cobrado. Así que, a la disminución que supone ya en salarios, normalmente muy bajos, se añade que en dos meses no han tenido ingresos. Hostelería, empleados de hogar o atención de mayores son  nichos de trabajo de poca cualificación, pero que generan una gran volumen de empleo. En estos sectores se ha producido la tormenta perfecta:la hostelería, que ha permanecido totalmente cerrada; y en el servicio a mayores han coincidido dos circunstancias:o bien que la gente está en casa y ha podido ocuparse de la limpieza y sus ancianos; o bien, hay quienes necesitan ayuda, sobre todo personas de edad avanzada o con diversas patologías pero que, por temor al contagio de la enfermedad, han preferido que nadie acuda a sus domicilios.Y se han quedado en la calle.

Han ofrecido otras ayudas que no son de carácter económico.

Si, apoyo  escolar. Hay un equipo de 12  profesores voluntarios que ayudan con las tareas, a través de videollamadas, un servicio que ya se prestaba en algunas parroquias. Hay una bolsa de alumnos que no disponen de medios telemáticos y, en algunos casos, hemos hecho fotocopias de deberes y facilitado alguna tablet, siempre, claro, dentro de nuestras limitadas posibilidades. Nuestra agencia de colocación, que hemos atendido de manera telefónica, ya funciona de  forma presencial.

¿Y la población inmigrante?

Un colectivo realmente castigado ha sido el del colectivo de inmigrantes en situación irregular, que no tienen derecho a ninguna ayuda pública. Alguno sobrevivía en el límite, en economía sumergida, cuyos ingresos han desaparecido por completo;otros no tenían ningún salario. Ahora se encuentran sin posibilidad de trabajar y sin ninguna ayuda;este es el nuevo perfil que ha recurrido muy mayoritariamente a Cáritas. 

¿Se puede comparar el impacto de la actual crisis sanitaria con la que produjo la Gran Recesión?

Son muy distintas. Probablemente, aunque aún desconocemos la repercusión de esta, a corto o medio plazo, fue peor la crisis que estalló en 2008, que fue muy larga y sostenida en el tiempo, pero se desarrolló de manera paulatina. Esta ha sido totalmente inesperada y, por tanto, no estábamos preparados para ella, ha sido absolutamente repentina y con unos condicionantes que no tuvimos, como el sanitario, con impacto ha sido tremendo. 

¿Cómo ha afectado la enfermedad a Cáritas?

Hemos tenido que prescindir del trabajo de la inmensa mayoría de los voluntarios, que son  mayores y de grupos de riesgo, que  han estado confinados. 

¿Y cómo la han solventado?

Con mucho trabajo de los empleados de Cáritas y de algunos voluntarios que sí han podido seguir dando el callo. 

¿De qué manera están respondiendo a las nuevas necesidades?

Con imaginación y agilidad. Hemos actuado ante situaciones inmediatas, limando los requerimientos para otorgar una ayuda. Si antes cuando te pedían dinero para pagar el alquiler, se realizaba una entrevista y otros procedimientos, ahora, la prestación es inmediata: se ingresa el dinero en una cuenta corriente a quien la tiene o se le emplaza a una cita y se entrega el dinero en mano. El reparto de alimentos es similar;aunque ahora se entrega mañana y tarde, se hace con cita previa y cada 10 minutos. Nos hemos adaptado con mucha flexibilidad,la anterior crisis nos dio plazo para ir pensando medidas y programas;en esta, ahora es cuando nos sentamos porque auguramos que lo peor está por llegar, por lo que hacemos un llamamiento a la generosidad.

¿Por qué cree que lo peor está por llegar?

Por muchas razones. De  entrada, el propio gobierno reconoce que de esos casi cuatro millones de trabajadores en ERTE más de un millón no van a volver al trabajo de manera inmediata. Hay, además, una importante bolsa de irregulares, que ha ido creciendo en los dos últimos años, fundamentalmente de personas llegadas de Sudamérica, Venezuela o Colombia, cuya situación va a continuar siendo muy difícil, ya que no parece que haya intención de regularizarles. En la anterior crisis, las personas que estaban en situación  irregular tenían derecho a las ayudas de emergencia de servicios sociales;y ahora no. Nosotros reivindicamos que tengan derecho a ellas.

La vivienda fue uno de los grandes problemas de la pasada crisis. ¿Vaticina que va a suceder lo mismo?

Las personas con las que tratamos no tienen posibilidades de acceder a una en propiedad, por lo que hablamos de alquileres, que se han disparado. Ahora ha habido una moratoria de pago, que no una condonación, una moratoria que concluirá ¿Qué pasará entonces con esos alquileres que se deben? Además, no hay ningún tipo de vivienda social.

Hay muchas personas que se encuentran con dificultades para afrontar su pago?

En abril, hemos dado cerca de 50.000 euros para el abono del alquiler, prácticamente lo mismo que todo el año pasado, lo que ha supuesto un 65% de toda la cuantía que ha otorgado Cáritas. Son ayudas a personas en situación irregular o sin contratos de alquiler, porque a quienes disponen del mismo, como existe una moratoria, no les hemos ayudado porque la necesidad no es inmediata.  Pero, habrá que pagarlos;si ya tienen problemas con uno, ¿cómo van a pagar tres?

¿Se va a revertir todo lo que se andado para superar los efectos de la crisis de 2008?

En España, siempre ha habido bolsas de pobreza importantes. Cuando las cosas van muy bien, las situaciones de extrema necesidad se palían con economía sumergida o ayudas sociales. Pero cuando las cosas comienzan a ir mal... Cuando las bolsas son importantes, se crea un problema muy grave. Una consecuencia de la anterior crisis ha sido el abultamiento de esa bolsa por la existencia de trabajos precarios, mal pagados o temporales. Quienes ya salieron de esa crisis en una situación complicada se enfrentan  ahora a una nueva. Por eso pensamos que lo peor está por llegar.

¿Qué medidas considera que se pueden adoptar para aliviar este futuro tan poco halagüeño?

Insistimos en políticas serias y fuertes de acción social en interés de todos; la cohesión social es un bien para toda la sociedad. Hay que ser capaces de integrar a todos, con políticas de vivienda social, de rentas mínimas, pero suficientes. La renta de ciudadanía ha sido un logro, pero son 426 euros al mes, que es lo que cuesta un alquiler. ¿Y el resto de necesidades?

¿Deben ir ligadas a la búsqueda de empleo? 

Sí, en los casos que se pueda. Eso dicen todas las rentas mínimas, pero esas políticas activas no se han puesto en marcha y no se les han dedicado recursos. Requieren seguimiento y ofertas continuas de formación, que no se han implementado, ni en La Rioja ni en ningún sitio. Este es uno de nuestros objetivos.

¿Qué opinión le merece la Renta Mínima de Inserción anunciada por el Gobierno?

Buena y necesaria, pero habrá que ver cómo se pone en marcha y, sobre todo, a quién va dirigida. Nuestro temor es que queden personas fuera, como las que están en situación irregular. Es una idea siempre reivindicada por Cáritas, porque significa cierta homogeneización de las ayudas, pues hasta ahora, y aunque continúen, cada comunidad autónoma ofrece la suya. Creo que son muy optimistas pensando que en junio van a poder comenzar a pagarlas;¡ojalá me equivoque!, pero la experiencia me indica otra cosa. A nosotros nos vendría fenomenal, porque habría personas que saldrían de nuestro circuito asistencial y podríamos centrarnos, como decimos siempre, en los ‘últimos’.

¿Cuáles son las intervenciones por las que va a apostar Cáritas a partir de ahora? 

Las ayudas de emergencia, como alimentos o para el alquiler, como hasta ahora; yreactivaremos un fondo de solidaridad que funcionó muy bien en la anterior crisis, se trata de ayudas continuas ligadas a procesos de formación para apoyar la vuelta al mercado laboral.