La Rioja mantiene en búsqueda a siete personas desaparecidas

Víctor Zurrunero
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Policía y Guardia Civil mantienen abiertos los casos para tratar de localizarlas. La Comunidad registró 217 denuncias por desapariciones durante 2020. El estudio del perfil de la persona y circunstancias de su ausencia son la clave para su resolución

Imagen de dos agentes de la Policía Nacional. - Foto: Clara Larrea

La Rioja registró 217 denuncias por desapariciones durante el año pasado, de las que 25 permanecían activas a fecha de 31 de diciembre de 2020, mientras que el 2019 se cerró con 28 denuncias activas, según los datos del informe del Centro Nacional de Desaparecidos, dependiente del Ministerio del Interior.

 Actualmente, las fuerzas y cuerpos de seguridad mantienen abierta la búsqueda de siete personas en La Rioja. Seis a cargo de la Policía Nacional y una de la Guardia Civil.

Al ser un año marcado por la pandemia de coronavirus, el informe desglosa datos en los periodos en los que ha estado vigente el estado de alarma. Así, entre el 14 de marzo y el 21 de junio, se registraron 23 denuncias, mientras que entre el 25 de octubre y el 31 de diciembre se notificaron 21.  

A nivel nacional, el 89% de las desapariciones son voluntarias, frente a un 10,19% de involuntarias, esto es, debido a accidentes o personas con deterioros cognitivos, y solo un 0,81% se consideran forzosas, especialmente por sustracción de menores o con indicios de criminalidad. Por sexos, el 60% corresponde a hombres frente al 39% de mujeres , y por edades, más del 60% tiene como protagonistas a jóvenes de entre 13 y 17 años.

«Los familiares suelen ser los primeros en buscar a la personas por  los alrededores», explica el inspector jefe Manuel Fiances, responsable de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y delitos tecnológicos de la Policía Nacional en La Rioja, quien recomienda que si no se encuentra a la persona en un plazo razonable, se avise inmediatamente a las fuerzas de seguridad, «porque cuanto antes iniciemos la búsqueda más cerca estará la persona». 

Con la denuncia, los agentes recopilan una serie de datos personales que permiten elaborar un perfil físico y psicológico del desaparecido. Algo muy útil para iniciar una primera investigación sobre las circunstancias de la ausencia. Para hallar algún rastro, se analiza el domicilio o estancias personales, dispositivos electrónicos o redes sociales. También se habla con el entorno familiar o de trabajo. «Se elabora un perfil lo más adecuado posible y con esa información nos ponemos a trabajar», detalla Fiances. Según avanza la investigación, la Policía puede organizar dispositivos de búsquedas, recurrir al uso de helicópteros, drones o perros adiestrados en la localización de personas.

Ante ciertos indicios o cuando las desaparición se prolonga, los agentes toman muestras de ADN a familiares para elaborar un perfil genético del desaparecido. Esto permite cotejar los datos en todo el país, en caso de la aparición de algún cadáver sin identificar. 

«El porcentaje de personas que aparece es muy elevado, solo hay un pequeño número de casos en los que no sucede», asegura Fiances, que explica que en esos supuestos la búsqueda no se da por cerrada, «hasta que sepamos si está viva y se encuentra a salvo».  Por eso, cada cierto tiempo, se revisan los casos abierto para actualizar los datos y ver si hay novedades que permitan avanzar en el rastreo. 

En el caso de las desapariciones de adolescentes, la mayoría suelen responder a situaciones de enfados con los padres, las ganas de vivir experiencias con los amigos o relacionadas con temas de adicciones. 

Por último, Fiances recomienda el uso de la aplicaciónAlertCops, que permite compartir la localización en caso de emergencia.