El alcalde alaba a los héroes de 1521 para afrontar la covid

Feli Agustín
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El alcalde ofrece los tradicionales y simbólicos banderazos en el día de San Bernabé a la sociedad logroñesa, a los 326 riojanos muertos por el coronavirus y al futuro

El alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, porta la bandera de la ciudad antes de un pleno en el que se leyó una declaración institucional. - Foto: Clara Larrea

Que se sepa, solo se han suspendido las fiestas de San Bernabé tres veces a lo  largo de la historia; una de ellas este año, 2020, lo que ha impedido al alcalde Pablo Hermoso de Mendoza que, físicamente, dé sus primeros banderazos, un acto que, sin duda, debe llenar de orgullo a quien lo protagoniza.  Pero esta situación de pandemia, que tantas cosas nuevas ha generado, ha  propiciado también unos banderazos simbólicos, que el primer edil ofreció, aunque seguro que le ha quedado el regusto de no demostrar, bandera en mano, que ostenta el dominio de una ciudad que resistió con valentía el asedio francés de la primavera de 1521.

Y a la «valiente, solidaria y unida» sociedad logroñesa, dedicó este jueves el alcalde el primero, el que se realiza bajo el Arco de San Bernabé, al inicio de Portales, frente al edifico que acogió durante más de un siglo el ayuntamiento de Logroño;a los 362 riojanos fallecidos por el coronavirus fue el segundo baderazo, el de la esquina de Cuatro Cantones.

Y el último, el que cierra la procesión, el que el edil pronuncia bajo la Puerta del Revellín, en el único tramo de la muralla que queda en pie, es para el futuro, para que el «optimismo nos guíe de forma esperanzadora y seamos capaces de defender la alegría para poder celebrar dentro de un año nuestro V Centenario».

Hermoso de Mendoza cerraba así el frugal acto institucional para conmemorar al patrón de Logroño, san Bernabé, una vez que las fiestas fueran suspendidas debido a la pandemia del coronavirus. Al acto acudieron 80 personas en representación de toda la sociedad logroñesa, miembros del Consejo de la Ciudad, del Consejo de la Infancia y Adolescencia, del Consejo de la Discapacidad y de asociaciones de vecinos, además de los presidentes del Ejecutivo y del Parlamento y la delegada del Gobierno, un evento que se celebró en el ruedo del ayuntamiento -donde se ubica el servicio 010-, convertido en la plaza principal de la ciudad.

El alcalde, que trasladó sus condolencias a los familiares y amigos de los fallecidos durante una crisis sanitaria que no hemos superado, citó el comportamiento de los logroñeses de hace 500 años, que «no cedieron, no se doblegaron y no cedieron» ante el asedio de las tropas francesas; el de aquellos que configuraron su identidad sobre la base de un ejercicio de resistencia. «Me gustaría pensar que el momento que vivimos ofrece una oportunidad parecida, que nos obliga, primero a resistir, como hemos hecho estos tres meses, y una vez aguantado y vencido el asedio del coronavirus, avanzar,  crecer  y  desplegar una sólida  confianza  en  nosotros  mismos», desea Hermoso de Mendoza, que pronunció su intervención sobre un escenario en cuyo fondo se leía ‘San Bernabé 1521’.

Nuevos comienzos. En la misma línea argumental, el discurso del alcalde de Logroño no olvidó los esfuerzos y sacrificios de niños y jóvenes, servidores públicos, comerciantes, hosteleros, autónomos, trabajadores y empresarios, logroñeses y logroñesas, que 500 años después, «han resistido, haciendo un ejercicio de prudencia y responsabilidad, y después, avanzado».

Hermoso de Mendoza también recordó el 40 aniversario del edificio del ayuntamiento, obra de Rafael Moneo, y símbolo de una ciudad «abierta, cosmopolita, accesible e integradora», una ciudad que puede seguir creciendo, atrayendo empresas e inversiones, mejorando la vida de sus trabajadores y aumentando el espacio público, «ejerciendo la solidaridad y la justicia con quienes menos oportunidades tienen».

Porque el alcalde de Logroño está convencido de que siempre hay nuevos comienzos, «la queja, el victimismo, el mirar para otro lado, el no remangarse, el ser temeroso y pensar que la culpa es del otro, el sembrar la discordia y el enfrentamiento»  no es  lo  que caracteriza  a esta ciudad.

«Hemos   resistido.   Volvamos   a   activar   nuestra   vida   con   prudencia,   si,   pero también con intensidad, en ese equilibrio que ahora se nos demanda, volvamos a dar lo mejor de nosotros mismos una vez más, por los que vienen y vendrán», apeló Pablo Hermoso de Mendoza, que invitó a comer en la intimidad del hogar el pez, símbolo de nuestro esfuerzo; el vino, de la alegría; y el pan, ejemplo de nuestra bondad.