Rodrigo Cuevas: "Ahora lo folclórico es cool"

Efe
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Cuevas (Oviedo, 1985) presenta este martes en el Festival Actual de Logroño su espectáculo 'Trópico de Covadonga', en el que interpreta los temas de su segundo álbum, 'Manual de Cortejo'

Rodrigo Cuevas, con la imagen del festival Actual a sus espaldas. - Foto: Raquel Manzanares (Efe)

El músico asturiano Rodrigo Cuevas ha asegurado a Efe que "ahora lo folclórico es 'cool'", pero durante mucho tiempo fue un género poco apreciado por la parte más "cultureta e intelectual" de la profesión.

Cuevas (Oviedo, 1985) presenta este martes en el Festival Actual de Logroño su espectáculo "Trópico de Covadonga", en el que interpreta los temas de su segundo álbum, "Manual de Cortejo".

Este carismático artista multidisciplinar, quien ha revolucionado la música tradicional a ritmo de "electro cuplé", se definió a sí mismo hace un tiempo como "agitador folclórico", una "etiqueta" que reconoce que ahora le "chirría" un poco.

"Hay que poner etiquetas para definir un estilo, pero no me gustan, caducan muy pronto", asegura.

Uno pertenece a su generación, "aunque experimente sensaciones que parecen individuales, son colectivas", los acontecimientos sociales, culturales y políticos afectan igual a muchas personas, ha opinado, por lo que no cree que su estilo folclórico musical sea algo propio.

"Ahora hay muchos artistas preocupados por la pérdida del patrimonio inmaterial", ha añadido, aunque cree que en España se necesitan aún "más defensores de la cultura tradicional, el mundo rural y, sobre todo, la conservación de los oficios artesanales".

Así, ha reivindicado la pervivencia de técnicas tradicionales empleadas en la construcción, la conservación de los alimentos y la confección textil, que, si se extinguen, supondrían "una pérdida tremenda de patrimonio".

"Somos la generación engañada. De mi clase en el instituto, solo un compañero y yo no nos presentamos a la selectividad para ir después a la universidad. ¿Por qué nos engañaron y nos llevaron contra un muro? Estaba claro que todos no podían trabajar en lo que eligieron en la universidad", ha reflexionado este artista, quien estudió piano y tuba en el conservatorio de Oviedo y después se formó durante tres años en Sonología en Barcelona.

Por ello, cree que "los chavales están adoctrinados desde pequeños", porque consideran que "ir a la universidad es sinónimo de éxito, estudiar FP es para los tontos y no tener estudios es de fracasados", mientras que dedicarse a un trabajo artesanal "es ya de 'outsider' de la sociedad y de alguien sin ninguna aspiración vital".

Cuevas ha defendido que actualmente es muy difícil convencer a alguien de que trabajar en un oficio artesano puede aportar la felicidad de vivir a un ritmo más tranquilo, conforme a sus ideales, ser dueño de su trabajo y disfrutar creando algo con las manos.

"En la época de nuestros abuelos, la gente pobre eran los artesanos y los ricos eran los que estudiaron, pero ya no tiene que ser así. Ni el dinero ni la formación académica lo es todo", ha dicho.

 

EN UNA ALDEA ASTURIANA. Ahora, "la gente busca más tener salud mental y por ello está regresando a los pueblos", ha agregado este músico, quien vive en una pequeña aldea asturiana con dos burrinas, gallinas, gatos y una perra.

Haberse formado musicalmente en el conservatorio le ha proporcionado "mayor libertad" a la hora de interpretar sus canciones, ya que sostiene que si hubiera solo sido "autodidacta", no habría llegado tan lejos ni hubiese tenido las herramientas para sobrepasar un techo musical.

Durante el primer trimestre del año concluirá en España la gira de "Trópico de Covadonga" y continuará con actuaciones en Francia, Chequia y Estados Unidos, para centrarse en componer los temas de su tercer disco.

"2020 y 2021, dos años que parecen uno por la pandemia, han sido mi gran año", ha asegurado Rodrigo Cuevas, a quien la concesión del premio "El Ojo Crítico" de RNE en noviembre pasado supuso "un espaldarazo total" a su carrera y "un reconocimiento muy grande" a su trabajo.

"Antes de publicar 'Manual de Cortejo' -ha indicado- yo sentía que la parte más cultureta e intelectual de la profesión no entendía mucho lo que yo hacía porque pensaba que yo era algo petardo y superficial".

"Pero yo seguí 'pico pala' en los conciertos, que es donde yo me siento a gusto, más que en los trabajos discográficos, porque en mis actuaciones es donde se entiende todo lo que hago", ha concluido.