Tal cual se ha popularizado la narración de la resistencia del pueblo logroñés al asedio francés de 1521, gran parte responde fielmente a la historia y, seguramente, una porción hay que atribuir a la leyenda para convertir el conjunto en un relato que enorgullece a los vecinos de esta ciudad, que aguantaron con valentía, tenacidad, y pan, peces y vino, los 16 días de asedio galo. Cada 11 de junio, los logroñeses recuerdan la gesta de sus antepasados, tomado estas viandas, dando cumplimiento a una tradición sin fecha de comienzo conocida, aunque parece que iniciada para dar de comer a los más necesitados en una de las múltiples hambrunas de los últimos cinco siglos. Y es paradójico que en un año tan anómalo la costumbre vuelva, precisamente, a los orígenes. Porque han sido los logroñeses que atraviesan más dificultades los que han protagonizado la costumbre del pan y el paz -en 2020 no se ha repartido vino-, que han recogido en la Cocina Económica 250 raciones.
Emilio Carreras, presidente, manifestaba su ilusión porque haya sido esta emblemática institución la que ha acogido el acto central de las fiestas del patrón, donde además se sirvieron de postre fresas con vino, otra de las tradiciones bernabeas.
«Las peñas entregarán el toro guisado este viernes y anoche [la víspera] del santo, colocamos luminarias a lo largo de Portales, con lo cual, aunque nos hemos podido celebrarlo como Dios manda, hemos cumplido el voto, que es importante», decía Carreras, cofrade de San Bernabé.
Lourdes Lecea, superiora de las Hermanas de la Caridad, explicaba que, como cada día, cinco hermanas y cinco voluntarios andaban ayer atareados preparando los tuppers que guardan la comida y cena, que en el caso del almuerzo, consistió en un menú especial de trucha, ensaladilla rusa, espárragos y fresas al vino; la cena, más frugal, se compuso de puré de verduras y bocadillo de queso con jamón o chopped.
Innovar. De dirigir la preparación de la estrella del menú, la trucha, se encargó el restaurador Lorenzo Cañas, cofrade mayor de la Cofradía del Pez, que este año ha tenido que reinventarse. Así que ha utilizado una trucha asalmonada, con un peso de 250 gramos, que en vez de frita se ha horneado durante cuatro minutos a 170 grados y que se ha aliñado con una salsa elaborada con aceite, limón y ajo, que permitía ser calentada, una vez iniciado el reparto en la Cocina Económica y el albergue, a partir de las 12.30 horas, dos horas después de concluir su elaboración.?
«No podía faltar un día como hoy la trucha», decía el reconocido cocinero, al frente de una Cofradía que no olvidó regalar el tradicional, aunque sin vino, jarrito a los comensales.Youssef Trid y Naoual Chalal, cocineros de la Cocina Económica, habían seguido a pies juntillas las instrucciones del renombrado chef. Habían iniciado su jornada laboral a las 7 de la mañana para elaborar las truchas con la «profesional» receta que ha preparado Cañas. «Nos encanta cómo nos ha explicado la preparación, que hemos seguido exactamente tal cual nos ha dicho», explicaba Trid, que resaltaba que todo había salido bien en un «día especial y diferente» y en el que la preparación de la comida había contado con una pizca mayor de cariño.
Para cumplir el voto a san Bernabé, la Cocina Económica repartirá este viernes 400 raciones de toro guisado, gracias a la donación de 100 kilos de carne de la Federación de Peñas de Logroño, que tradicionalmente se encarga de repartir este guiso cada 12 de junio. Y el propio san Bernabé, cuya estatua preside el comedor de la Cocina Económica, asistirá también al reparto de las viandas.