'Road movie' nocturna, aterradora y carcelaria

EFE
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Javier Gutiérrez y Karra Elejalde regresan a la pantalla con 'Bajocero', un thriller de acción, con mucho entretenimiento y pinceladas de western que se estrena este viernes en Netflix

Javier Gutiérrez encarna a un policía encargado de llevar a un grupo de presos por un páramo inhóspito y helado.

Tensión en estado puro. Javier Gutiérrez y Karra Elejalde vuelven a trabajar juntos en Bajocero, una cinta carcelaria, «road movie nocturna» y western, «entretenimiento, acción y thriller con momentos de terror, que en el tercio final es tan brillante que va a dejar poso al espectador».

Así la definen ambos actores, junto al director de la cinta Lluis Quílez, con motivo del estreno de la película el próximo viernes en Netflix, saltándose el paso por salas.

Quílez (Barcelona, 1978), un realizador curtido en cortometrajes que debuta ahora en el largo, explica que ha estado «años» preparando el guion de esta película a la que ha llegado con «todo muy claro».

La trama, que todo el equipo pone mucho cuidado en no desvelar, se nutre de muchos casos aparecidos en la prensa en los últimos años; «digamos -apunta Quílez- que tiene algo de denuncia social».

«No se basa en ningún supuesto en concreto, pero la noticia del cierre de la cárcel Modelo de Barcelona -cuando era pequeño vivía a 10 minutos de allí-, me encendió la lucecita sobre un asalto en un traslado de presos. El cine bebe de la realidad, eso es innegable», asegura.

Para el director, es «una película sobre la criminalidad, un thriller duro, seco», que se inspira en noticias de crímenes que, en su opinión, «merecen esa denuncia social».

Bajocero no es solo un título. Es la temperatura a la que un furgón blindado que traslada de cárcel a un grupo de presos circula por un páramo. En medio de una niebla cada vez más densa, y nieve que vuelve la carretera peligrosamente intransitable, el furgón es asaltado por alguien que quiere sacar de allí a uno de los hombres.

Así comienza una carrera contrarreloj que, en palabras de Quílez, «tiene algo de road movie, también de western». 

Rodada en los meses más fríos en la sierra madrileña, y en la cárcel de Segovia, donde no había que simular el vaho, los actores no recuerdan otro rodaje similar.

No es la primera vez que Gutiérrez hace de policía, aunque no se siente «especialmente dotado» para la acción, pero explica que, en este caso, «al director le interesaba mucho más la mirada del personaje que los golpes o los disparos».

Elejalde explica que su personaje «es un hombre atormentado, y cuando se sufre y hay obsesión, la violencia es limítrofe, y la ira y el ansia de venganza...; creo que la relación que se crea entre Javi y yo y un preso en particular va a crear polémica de índole ética», concluye.