«La Rioja es resiliente y apunta a una recupeciaón clara»

Feli Agustín
-

El director general de Iberaval, Pedro Pisonero, opina que a administración ha adoptado dos decisiones muy acertadas durante la pandemia:los créditos otorgados y los ERTE

Pedro Pisonero, director general de Iberval. - Foto: Iberaval

Iberaval, sociedad de garantía recíproca- entidad financiera cuyo objeto principal consiste en facilitar el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas- cumplió el sábado 40 años. Su director general, Pedro Pisonero, está orgulloso de una entidad que lleva trabajando en La Rioja once años,  en los que ha financiado 1.977 operaciones  por 144 millones de euros. Iberaval cuenta con 1.600 socios en la comunidad autónoma y presta respaldo mayoritario a servicios y comercio sin olvidar la industria. «Cuando nacimos éramos un bicho muy raro y la evolución ha demostrado que hay hueco para seguir apoyando a pymes y autónomos, que es el objetivo final», relata Pisonero, que asegura que, conforme pasa el tiempo, su utilidad es creciente. 

 

¿Cómo trabajó Iberaval en pandemia?

Nosotros, al igual que buena parte de las entidades financieras, nos hemos empleado a fondo. De hecho, durante el  tiempo de pandemia se han concedido en La Rioja 40 millones para 500 proyectos que, para nosotros, ha supuesto cerca del 25% de la actividad en los once años que llevamos en esa comunidad.

Son cifras positivas.

Muy positivas. Hemos trabajado francamente bien; hasta julio de este año seguíamos con crecimientos muy importantes, que ahora son más limitados. No obstante, comparando con las entidades financieras, que han reducido el volumen total de crédito, seguimos incrementando la actividad de financiación con pymes y autónomos. Estamos muy satisfechos del trabajo que  hacemos y de la utilidad de nuestra labor.

¿Es consecuencia de las ayudas puestas en marcha por las administraciones, en concreto la ADER, con quien trabajan, para la recuperación?

Sin duda. Las administraciones han adoptado dos decisiones muy acertadas: los créditos otorgados y los ERTE. Las administraciones autonómicas han buscado  líneas de apoyo que han sido muy útiles para la financiación de pymes e, incluso las ayudas directas, que han sido muy criticadas, me parece que han sido francamente útiles. ¿Se podía haber hecho mejor? Pues como todo en esta vida. Pero pienso que, en este aspecto, las administraciones han estado a la altura de las circunstancias. 

¿Qué papel ha jugado ADER?

Nuestra relación es fantástica; la química, en el sentido de pegarnos a la política económica regional, es permanente, con unos gobiernos y con otros: incluso con los últimos mejora con respecto a los anteriores.

¿Y eso? ¿A qué responde?

Esencialmente a que las administraciones, a lo largo del año pasado, volcaron todos sus presupuestos en apoyos, básicamente, en las empresa. Cierto es que la otra parte de la moneda son los déficits públicos, que son muy altos. Pero lo cierto es que  los volúmenes que se están aplicando, tanto el año anterior como este, han sido un acierto. No hay sino  que comparar con lo llevado a cabo en la crisis de 2009, cuando desde las entidades financieras se hacían afirmaciones de que no podíamos otorgar más préstamos. No solo eso, sino que las líneas de crédito que las empresas consideran siempre renovables no se renovaban, de tal manera que el problema que teníamos de liquidez se agudizó de forfma considerable. Y así, empresas que no tenían por qué haber quebrado, hicimos que quebrasen. Entonces no desarrollamos una política acertada y ahora se ha actuado de manera totalmente distinta, lo que ha deparado resultados diferentes. Las tasas de morosidad, que lógicamente aumentarán con el paso del tiempo, son tan bajas como en 2019 porque hay liquidez.

¿Es todavía pronto para valorar el daño que la pandemia ha provocado?

No es sencillo. Nos movemos más en el terreno de las expectativas que de las certezas. Nos subimos a una atalaya para tener una visión lo más clara posible y la mayoría de las empresas lo que ven es niebla, no acaban de tener una percepción clara de lo que viene después. Ello, no obstante, no quiere decir que detrás de esa niebla haya truenos, rayos y centellas, no; simplemente que hay niebla.  Parece que van a cambiar aspectos en los que nos estamos moviendo en la economía actualmente. Las cadenas de suministro se han demostrado muy baratas, pero terriblemente frágiles, lo que significa que en las políticas industriales deben cambiar cosas; en Estados Unidos ya lo están haciendo. Probablemente, se pongan en marcha fábricas de chips, porque no hay otra alternativa para resolver un problema que afecta, sobre todo, a las empresas de automoción. Habrá que cambiar cosas, pero nuestra confianza en la capacidad económica de España y en la habilidad de los empresarios para ayudarnos a salir de esta crisis es inmensa.

¿Cuál es su percepción en este nuevo escenario que se ha abierto una vez que parece que la crisis sanitaria está sino superada o, al menos, controlada?

Percibimos que el turismo se ha recuperado francamente bien, especialmente el turismo interior, que era una de las preocupaciones más importantes que teníamos. No obstante, estamos alerta respecto a los retrasos que se están produciendo en las entregas de suministros, sobre todo industriales. No tenemos claro el tiempo que se va a prolongar, aunque esperemos que no sea largo. Esta es nuestra única preocupación porque el resto de las variables,  como pagos o morosidad, estamos en parámetros muy, muy aceptables.

Le veo optimista. ¿Estamos saliendo bien de la pandemia?

Desde nuestro de punto de vista, salimos de la pandemia. La incógnita que queda por despejar es la sanitaria; no sabemos si va a haber rebrotes, pero con la población vacunada de manera muy mayoritaria  no esperamos que se produzcan cambios importantes. Seguirá habiendo fallecidos, sin duda, pero no será un  shock económico, como el que se produjo en el terrible marzo el pasado año. 

No obstante, hay otros factores que parece que pueden entorpecer la recuperación.

Todo este contexto ha provocado que los transportes mundiales sufran retrasos, que las materias primas incrementen precios, que se dispare la inflación... Pero, desde nuestro punto de vista, no son cuestiones conectadas con covid. Pudo detonarlo covid, pero no son aspectos conectados con ello. En todo caso, seguimos siendo optimistas. Respecto a la inflación, hace 25/30 años se alcanzaban tasas del 9 o 10% y se convivía con ellas. No es lo adecuado, no es conveniente; estamos en una situación distinta, pero convivimos con ellas. 

El alza de los combustible, el gas y la electricidad, es otro factor de riesgo que puede estar causando esa niebla.

Si no sufriéramos la inflación, provocada por los suministros y el alza de la energía, no habría niebla. Estaríamos hablando de crecimientos fuertes, con la previsión de una mejoría importante del turismo, muy cerca de 2019, después de que este año se ha perdido el turismo extranjero, que se recuperará. Las dudas las genera la falta de suministros, que no se sabe durante cuánto tiempo se prologará y los incrementos de costes energéticos en las empresas que no lo hayan cubierto con contratos a largo plazo, lo que implica que sus cuentas de resultados pierden rentabilidad y, en algunos casos, sufran pérdidas. En general, no hay un panorama desolador; no estamos en una posición horrorosa, sino de salida de la crisis. 

¿Hasta dónde puede llegar?

Ahora mismo no lo sabemos; las visiones catastrofistas, desde mi punto de vista, no son acertadas en este momento con la información con la que contamos. Las hipótesis más razonables no son esas, ahora bien, Dios dirá si al final ocurre de forma distinta.

La falta de suministros y materias primas, como usted ha mencionado, están provocando desabastecimientos y ocasionando graves problemas a muchas empresas .¿Es momento de pensar en la relocalización?

La respuesta es bien sencilla. Si una empresa de automoción está sufriendo la falta de suministro de uno de sus componentes, principalmente de chips, y ese problema, que no supone ni un 10% del valor del coche, provoca una caída de ventas del 20% por la imposibilidad de fabricar, pues va a tomar decisiones referentes a la cadena de suministros. Y, evidentemente, no van a  ser decisiones de intensificar sus proveedores en el exterior, sino de conseguir una cadena de suministros más cercana. ¿A qué distancia? ¿Es España, en Europa? Pues no lo sé, pero será en otra ubicación distinta a la actual, que se nutre de proveedores asiáticos.

¿Cómo contempla el desempeño de la economía riojana?

Estamos encantados. El empresariado riojano mira por La Rioja, cosa que no que ocurre en todos los casos;  su economía está muy vinculada a la industria agroalimentaria, que es terriblemente estable; Y su sector turístico ha mantenido una tendencia francamente positivo. Nuestras sensaciones son que la economía de La Rioja es resiliente y apunta a una recuperación, sin duda, clara. Obviamente, hay zonas grises, pero nuestra impresión es una foto claramente positiva y resiliente.

 

Estados Unidos ya ha anunciado que pone fin a los estímulos, a la economía, una mediad que, tarde o temprano, ha de llegar a Europa. ¿Qué espera?

Aunque nos hemos acostumbrado a ello, desde mi punto de vista es realmente muy extraño hablar de tipos de interés negativo, a pesar de que ahora todos lo consideremos como algo muy natural. Cuando estaba en la facultad, explicaban la existencia de los bienes, por los que había que pagar dinero; y los  disbienes, como la basura, por lo que había que pagar para que te retirasen. En este caso, ¿son un disbien los recursos económicos? Mi respuesta es no. ¿Qué ha ocurrido? Pues que se ha ofrecido una respuesta extraña que, probablemente tiene que ver con el nivel de endeudamiento, principalmente de los Estados que, para poder compensar los costes,  han debido reducir de manera brutal los financieros. No tiene sentido; una economía sana contempla un coste financiero por utilizar el dinero; los otros casos son economías que están en posiciones inestables. Es algo que hay que cambiar; no se pueden mantener en el tiempo intereses negativos

Los Fondos Europeos son claves, no solo para la recuperación, sino para dar la vuelta a la economía española. ¿Qué espera?

No soy un experto al respecto, pero mi visión, consecuencia de lo que vemos con pymes y autónomos con los que tratamos, es que se han generado unas expectativas muy positivas en el aspecto de inversor. Le diré, como dato, que uno de cada tres euros de Iberaval está destinado a proyectos de inversión, mientras dos son para circulante. Como digo, las expectativas son muy positivas, no para fondos Next Generation, que creo que, en general, están más conectados con empresas de gran tamaño aunque, como lluvia, acabarán cayendo sobre pymes y autónomos. 

Pero sí hay unas expectativas de inversión que habrá  que atender no solo con fondos Next Generation, sino con los fondos tradicionales de ADER para innovación o inversión. Me parece que es un momento ideal para aprovechar estas inversiones; no a todo el mundo le ha ido mal y en el sector alimentario no hay pocos proyectos que están en fase de inversión. Creo que merece la pena apoyarse en esa expectativa de los empresarios de que las cosas a futuro les pueden ir bien. Creo que todos deberíamos arriesgar en proyectos nuevos;  es una labor de país en la que todos debemos ponernos manos a la obra.

¿Algún sector con más posibilidades cara al futuro?

El agroalimentario, que tiene ramificaciones en múltiples sectores con proyectos nuevos; y los desarrollos de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) o en redes son líneas de proyectos que cada vez se vuelven más potentes en startups (emprendedores).

¿Cómo espera que concluya la negociación de la reforma laboral?

La percepción que tengo es que no vamos a hacer barbaridades ni en un sentido ni en otro; estoy completamente convencido de que al final habrá un acuerdo. Tengo fe en que las cosas se harán razonablemente bien.

¿Y cómo contempla el aumento de las cotizaciones para garantizar las jubilaciones?

Como ciudadano, le diré que tenemos un problema en este país en pensiones, lo queramos ver o no, y hay que buscarle una solución. Seguir escondiendo la cabeza debajo del ala no nos va a valer de mucho. Será esta solución o serás otras; como país tenemos un problema con las pensiones que van a pagar las generaciones más jóvenes.

Iberaval cumple 40 años. ¿Qué espera de los próximos 40?

Estoy convencido de que dentro de 20 años veremos unas sociedades de garantías claramente más potentes. Creo que aparecerán otras instituciones o nuevas entidades, que desarrollarán vías de financiación distintas a la tradicional bancaria, que va seguir existiendo y va a ser muy potente, pero va a ir perdiendo cuota de mercado.