Hasta el último momento

Bárbara Moreno
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Muchos logroñeses aprovecharon ayer para hacer las últimas compras de rebajas, cortarse o teñirse el pelo, tomarse el vermú, o darse el último chapuzón en la piscina o el spa

Último baño en las piscinas de Lobete hasta el 23 de febrero. - Foto: Óscar Solorzano

Este jueves fue el día del último café, el último corte de pelo o tinte, el último baño en la piscina, el último día de cine, la última visita al museo, o la última compra de las rebajas. Y muchos aprovecharon el día para hacer cosas que tenían previstas, o simplemente para despedirse durante al menos un mes de todas estas actividades. 

Durante esta semana La Rioja ha tenido restricciones más duras que en otras comunidades como el cierre de la hostelería y de todo el comercio a las cinco. Unas medidas que han perjudicado en especial a los comercios con sus rebajas, porque a partir de esta hora es cuando más movimiento había. Y a los bares, con las salidas de la media tarde.

El Gobierno de La Rioja anunció el miércoles por la tarde que el mismo viernes iba a haber restricciones aún más severas por la alarmante curva de contagios y la incidencia que se está acumulando en La Rioja, ya muy por encima de la media nacional y lo peor, porque los hospitales se están empezando a saturar, y la presión de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) están ya por encima del 70%. Así a partir de este viernes se ha cerrado todo el comercio, salvo el esencial, toda la hostelería, salvo para dar comidas a domicilio, todo lo que tiene que ver con la cultura, que hasta ahora había estado abierto hasta después de las cinco de la tarde. Como los cines, que ahora iban a empezar a estrenar películas o iban a reestrenar las películas más nominadas de Los Goya, y es un buen momento para los cines. Las salas de exposiciones también tienen que cerrar aunque ayer ya estaban cerradas, y solo quedaba el Museo de La Rioja abierto, aunque con menos actividad que otros días porque los chicos del instituto ya no iban a tener su visita.  Las peluquerías también tienen que cerrar y pueden trabajar a domicilio, pero es algo que no ven viable por todo lo que tienen que ver con los contagios. Y las instalaciones deportivas también tienen que cerrar para el lamento de muchos deportistas que a partir de hoy irán a dar paseos e inundar todas las zonas y caminos verdes, senderos y orillas del Ebro como ya pasó en el anterior confinamiento.

Mucho más movimiento.

Y lo que ayer se pudo ver por las calles de Logroño fue mucho más movimiento que cualquier otro día laborable. Mucha gente aprovechó para reunirse por última vez con sus amigas o amigos y tomarse un café, porque se supone que ya no puede haber más que reuniones familiares y de los convivientes. Y lo que otras cuadrillas ya hicieron ayer fue darse el último homenaje de pinchos y tapeos en un vermú torero de esos largos que comienzan a la una y concluyen a las cinco, (porque es a esa hora a la que cierran los bares).

Muchos clientes, en especial mujeres, aprovecharon ayer para ir a su peluquería a cortarse el pelo o teñirse para que no les pasara como en el anterior confinamiento, y al menos estar bien durante un mes. No había más que ver también las colas que se prepararon en la calle San Antón para entrar en una tienda de productos de peluquería que tendrá que cerrar también. 

Y es que la calle San Antón fue ayer una de las protagonistas con idas y venidas de gente, en especial en las tiendas de moda más concurridas y del grupo Inditex, en las que había colas hasta en la calle para llegar a la caja a descambiar ropa. Y las filas también eran interminables dentro para comprar la última ganga de las rebajas. Eso sí, lo que se pudo apreciar en algunas tiendas es que de un día para otro han tirado los precios, porque, son conscientes de que cuando abran dentro de un mes, mucha gente ya no pensará tanto en la campaña de invierno.

 

Lo que parece claro es que todas los comercios, negocios o actividades que tienen que cerrar hoy por las nuevas restricciones llevan soportando pérdidas desde que comenzó la pandemia. Unos más que otros. Yal menos para algunos el tener que cerrar ahora es un bálsamo porque podrán volver a llevar a sus empleados a Expediente de Regulación Temporal de Empleo de cese de actividad por fuerza mayor y se ahorrarán la parte de la seguridad social que ahora están pagando. 

Si bien, desde la hostelería insisten en que siguen teniendo gastos fijos de impuestos que justo tienen que pagar ahora, alquileres que no les rebajan, seguros, luz, internet, y han estado meses sin facturar. 

Desde el comercio la queja es que se van a quedar con todo el estocaje de la temporada de invierno sin liquidar porque acababan de empezar las rebajas, y tras una primera semana de nieves, esta segunda con restricciones de horario, y ahora el cierre, cuando vuelvan en un mes, si es que se abre en un mes, no saben qué harán con el género.

Todo son pérdidas, pero se entiende que si con esto se salvan vidas y se puede salir de la pandemia, el esfuerzo será recompensado.