El Ayuntamiento de Logroño ampliará el espacio peatonal de la calle de Vara de Rey, entre las calles Huesca y Gran Vía, hasta los cinco metros de anchura y creará un carril de circulación exclusivo para autobuses.

El concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, Jaime Caballero, ha presentado este jueves en una rueda informativa las actuaciones urbanísticas en esta calle, dentro de la estrategia “Logroño Calles Abiertas”, que conlleva la adaptación del espacio público ante la emergencia sanitaria de la COVID-19.

Se ampliará el espacio para los peatones hasta los cinco metros de anchura en este tramo de Vara de Rey con la consiguiente eliminación de la banda de 37 aparcamientos existente en dicha zona.

Esta actuación aumentará 1.600 metros cuadrados la superficie destinada al tránsito peatonal.

Las actuaciones comenzarán la próxima semana y se harán “con rapidez” y mediante una señalización “horizontal, vertical y de colocación de bolardos”, ha informado.

También ha explicado la creación de un carril de circulación exclusivo para los autobuses con el objetivo de “impulsar este medio de transporte”.

Este carril podrá ser usado por las personas que circulen en bicicleta y en patinete eléctrico.

Otra de las medidas que ha explicado el concejal ha sido el estrechamiento de los carriles de circulación motorizada y la creación de un trazado sinuoso con suave curvatura para “obligar al conductor a aumentar la atención y reducir la velocidad”.

A su vez, ha indicado que los numerosos contenedores, las áreas de carga y descarga y las seis plazas para vehículos de movilidad reducida se van a disponer sobre una banda adicional, por lo que “la anchura de la acera no sufrirá disminuciones puntuales”.

Estas intervenciones tendrán en cuenta la accesibilidad de las paradas de autobús, por lo que “se crearán rampas provisionales para resolver el problema de la distancia entre los bordillos con el nuevo espacio peatonal”, ha precisado.

Caballero ha explicado que estas actuaciones se realizan porque la superficie de dicha calle está repartida de una forma “ventajosa” para los coches, ya que ocupan más del 70 % del espacio.

Además, ha indicado que las aceras tienen una anchura inferior a tres metros, lo que “hace difícil que se mantenga la distancia interpersonal entre las personas que caminan por ellas”.

Ha añadido que esa calle tiene carriles de circulación amplios que favorecen la velocidad con el “consiguiente peligro de accidentes, una mayor contaminación y un ruido”.

Ha indicado que otros problemas de esta calle son la doble vía que provoca que quede inhabilitado el carril derecho de circulación y la “notable” lejanía entre los pasos de peatones que permiten cambiar de acera entre Gran Vía y Pérez Galdós.