Los clubes riojanos, a la espera de subgrupo

M. A. G-S.
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Calahorra, Haro y SDL, recién ascendida, buscan compañeros de viaje para una Segunda B ampliada a cien equipos

La SDL festeja el título de campeona. - Foto: SD Logroñés

Un golazo de Achi en la primera llegada de la SDL bastó al equipo de Albert Aguilá para acabar con sus seis años de travesía por el desierto de la Tercera riojana. Los logroñeses se 'impusieron' 1-1 al Varea, empate que les garantizaba el ascenso dada su mejor clasificación liguera.

Pese al tanto de la igualada de Cordovín, el tanto de Achi devuelve a los blanquirrojos a Segunda B y pone fin a las esperanzas frustradas ante los Arenas, Palencia o Las Rozas varios. A partir de octubre los de Aguilá -con cláusula de renovación en caso de ascenso- se reencuentran con Calahorra y Haro, ex compañeros hasta hace no mucho en el grupo XVI.

Será en una Segunda B que no tendrá mucho que ver con la que conocieron los logroñeses en la 2012-13 y 13-14. Arrancará más tarde, lo hará posiblemente sin público y, con el ánimo de racionalizar gastos, con desplazamientos cercanos en una competición que ha sido ampliada a cien equipos.

De esta forma, a la espera de que se resuelva la última eliminatoria entre Portugalete y Sestao, aplazada por un positivo por Covid cercano a un jugador portugalujo, la Segunda B de la 2020-21 tiene ya 97 equipos a falta del campeón vasco y de las dos plazas que se repartirán entre Alcoyano, Lealtad, Linares y Marino, campeones sin premio en los 'play off' territoriales.

La configuración de los grupos tardará más tiempo de lo habitual. La competición no ha acabado y falta por conocer qué pasará con Deportivo y Numancia, que recurrirán su descenso amparándose en la 'adulteración' de la competición en la última jornada de liga en Segunda.

Calahorra, Haro y SDL deberán esperar. En circunstancias normales, en estas fechas ya estarían de pretemporada, ya conocerían sus respectivos grupos y el calendario estaría por caer. Ahora sólo queda hacer cábalas de posibles configuraciones de grupos y subgrupos.

Entre La Rioja y comunidades limítrofes se totalizan prácticamente una treintena de equipos. La Rioja aporta tres, Aragón, últimamente obligada a sumar con Cataluña y Valencia, agrega otros tres (Ebro, Ejea y el recién ascendido Tarazona)  y Navarra, tras la amnistía de Izarra y Tudelano, en puestos de descenso cuando se paralizó la competición, cuatro más (a ellos hay que añadir Osasuna B y Mutilvera, campeón del grupo XV). Estas tres comunidades ya podrían competir en un subgrupo.

A País Vasco casi le salen también las cuentas a la espera del desenlace del Portugalete-Sestao. Al ganador del grupo IV hay que añadirle los ocho clubes que mantuvieron la categoría: Alavés B, Amorebieta, Arenas Getxo, Barakaldo, Bilbao Athletic, Leioa, Real B y Real Unión. Si tanto portugalujos como sestaoarras acaban ascendiendo, este subgrupo estaría también conformado.

Cantabria, tras un año sin representación, regresa a la Segunda B con dos equipos: el indeseado descenso del Racing y el salto del Laredo como campeón montañés. Estos sumados a los ocho representantes de Castilla y León podrían ayudar a cuadrar las cuentas de la categoría. A expensas de lo que pase con el Numancia, Burgos, Cultural, Guijuelo, Salamanca, Unionistas, Valladolid Promesas y Zamora, campeón castellanoleonés, esperan compañeros de viaje.

Los clubes riojanos, navarros, castellanos, cántabros, aragoneses y vascos, con las cuentas medio claras, esperan acontecimientos para una Segunda B en plena transición y con exceso de equipaje.