Spain Food Valley nace desde el impulso del Ebro

Feli Agustín
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La incorporación de Valor, con 61 empresas, extiende a casi todo el país una iniciativa agroalimentaria que aspira a lograr fondos europeos y concebida en La Rioja junto a las vecinas Navarra y Aragón

Spain Food Valley nace desde el impulso del Ebro - Foto: Ingrid Fernández

A la espera de que el Gobierno central presente en unas semanas el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica para el sector agroalimentario, que contará una dotación que rondará los 1.000 millones de euros, varias iniciativas para captar financiación de los fondos europeos Next Generation, promovidos por administraciones, empresas y centros tecnológicos, se conforman como hipotéticos ejes del segundo PERTE al que dará el visto bueno el Gobierno de España, después del vehículo eléctrico y conectado .

Uno de estos proyectos, al que la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha dado su apoyo decidido, es el denominado Ebro Food Valley, del que, promovido por Palacios Alimentación, forman parte varias empresas riojanas, como Cidacos, Conservas de Autor, Templo Cafés o Herchamp.

Nacido en el seno del Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA)  con el objetivo de liderar la transformación del sector agroalimentario hacia un futuro más sostenible y digital, esta iniciativa, que cuenta con 43  empresas, se ha unido con otro proyecto agroalimentario, Valor, liderado por Galletas Gullón de Castilla-León, lo que hará evolucionar el proyecto a Spain Food Valley, que aglutina así 61 firmas y 158 centros de producción.

«Contamos con empresas de 16 comunidades autónomas y nuestra intención es convertirnos en un proyecto de país, por lo que estamos abiertos a nuevas incorporaciones», explican desde Spain Food Valley (SFV), que goza del respaldo de diferentes universidades y centros tecnológicos y el apoyo de los gobiernos de Navarra, La Rioja y Aragón.

No obstante, el valle del Ebro sigue siendo el epicentro de un proyecto que aglutina empresas de tipología muy variada -principalmente productores agroalimentarios-, pero también a proveedores de maquinaria y tecnología.

El proyecto hunde sus raíces en el  Consejo rector del CNTA, con sede en San Adrián, del que forman parte responsables de Cidacos y Palacios, con la voluntad de canalizar los fondos europeos para mejorar la competitividad del sector; de esta forma, el centro se convierte en el elemento aglutinador de todos los participantes y el principal interlocutor con la Administración.

El proyecto se asienta en un sector agroalimentario «competitivo y con ganas de evolucionar», sumado a otros agentes que pueden contribuir desde diferentes flancos, y presenta tres partes diferenciadas: un modelo teórico de transformación del sector con diferentes líneas de trabajo, principalmente en sostenibilidad y digitalización; yplanes individuales y colectivos de empresa para validar ese modelo teórico.

Un hub (centro) de innovación, liderado por CNTA, será el encargado de trasladar a la práctica «los aprendizajes obtenidos para que la transformación no sea estática y puntual, sino dinámica», explican desde SPV, convencidos de que «tenemos un ecosistema bien preparado para afrontar con garantías este proceso».

 Spain Food Valley, que mantiene contacto permanente con el Gobierno de La Rioja para lograr una coordinación «eficaz» con la Ciudad del Envase y Embalaje, pretende liderar la transición  de la industria alimentaria hacia un futuro sostenible y digital. «El horizonte es lograr un sector agroalimentario más competitivo, neutro en emisiones de carbono para 2050, garantizar un suministro de alimentos sanos, seguros, sostenibles y asequibles y, por supuesto, seguir generando riqueza y empleo», informan responsables de SPV.

Para alcanzar estás metas, se asienta sobre  cinco palancas de actuación, la producción primaria sostenible; la garantía de suministro de alimentos sanos, seguros, sostenibles y accesibles; la modernización y digitalización de la cadena de valor; el uso eficiente de recursos; y la economía circular, con la reducción y reutilización de residuos.

hacer país.  Pero, además de colocarse a la vanguardia de la transformación agroalimentaria-«ser pioneros y servir de referencia para otras empresas del sector, en particular pymes y productores»-, desean «hacer país y no dejar a nadie atrás».

«Pretendemos ser un proyecto tractor para el sector implantando un hub de innovación y transformación que sirva de ejemplo y guía para todo el mercado», aseguran sus representantes, que mantienen una «apuesta continua y escalable» por la incorporación de empresas al proyecto, especialmente pymes  y startups.

Spain Food Valley aspira también a convertirse en una herramienta colaboradora en el reto demográfico, cohesionado el territorio, «fomentando el empleo en las zonas de poblaciones con menos de 5.000 habitantes gracias a las localizaciones de nuestros distintos colaboradores, empresas que apuestan por el empleo local», argumentan.