Portugal, nuevo destino deseado

Agencias-SPC
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Las autoridades lusas comienzan a asumir que se ha abierto desde Marruecos una ruta por la que decenas de 'sin papeles' llegan al Viejo Continente cruzando 700 kilómetros por el Atlántico

Las costas del Algarve han visto desembarcar a varias barcazas en el último año.

Italia, Grecia y España son los países de la Unión Europea más golpeados por la crisis migratoria. Las llegadas de barcazas por aguas del Mediterráneo han sido constantes desde hace años, con decenas de miles de personas que buscan una vida mejor, aunque puedan morir en el intento.

El Mare Nostrum es la vía más utilizada por africanos y asiáticos que huyen de conflictos, hambre y miseria en sus territorios, pero el Atlántico también se ha convertido en un itinerario importante, con Canarias como principal punto de llegada. Sin embargo, las costumbres van cambiando y Portugal ya empieza a asumir que hay una nueva ruta de inmigración ilegal para entrar en el Viejo Continente que le atañe directamente y que tiene su origen 700 kilómetros al sur de su territorio, en la costa de Marruecos, desde donde el flujo de migrantes es sostenido desde hace un año.

Hasta 97 personas han llegado a la costa del Algarve luso en seis viajes detectados por las autoridades desde finales de 2019. Se sabe que parten desde El Jadida y que el viaje dura entre 40 y 50 horas.

Estas son algunas de las conclusiones de varios cuerpos portugueses que llevan meses investigando las llegadas: el Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF), la Guardia Nacional Republicana (GNR) y la Marina. Sus observaciones, dadas a conocer hace unos días, han sacudido Portugal, donde el Gobierno ha negado en repetidas ocasiones que se trate de una nueva ruta aunque desde asociaciones de defensa de los derechos de los migrantes apuntan que era un secreto a voces.

La primera patera registrada por las autoridades llegó el 11 de diciembre de 2019 a la zona de Monte Gordo, con ocho ciudadanos marroquíes, un número que se fue incrementando hasta alcanzar su máximo el pasado 15 de septiembre, cuando desembarcaron en la cosa lusa 28 personas.

Los viajes han sido habituales desde principios de junio, mes en el que llegaron tres embarcaciones y la situación en el Algarve comenzó a resonar en el resto de Portugal.

«No dramatizo lo que veo que está siendo muy discutido», aseguró entonces el ministro de Administración Interna (equivalente a Interior), Eduardo Cabrita, que pidió «no caer en el ridículo». «Debemos tener alguna dimensión del ridículo cuando comparamos con las 7.500 llegadas a España desde enero», añadió.

Pero aunque los números lusos sean muy inferiores a los de su vecina España, han conseguido desbordar la capacidad en el Algarve, donde decenas de migrantes marroquíes han sido alojados en un cuartel del Ejército e incluso en una cárcel ante la falta de espacio en las instalaciones del SEF.

Así ocurrió con 24 de los 28 marroquíes llegados en septiembre, que fueron llevados al cuartel del Ejército en Tavira, siendo la primera vez que instalaciones de las Fuerzas Armadas lusas eran utilizadas para acoger migrantes. Otras 21 personas que desembarcaron en julio fueron trasladadas a la prisión de Linhó, en Cascais.

 

Desaparecidos

Del total de 97 migrantes marroquíes llegados ilegalmente a Portugal, 37 están desaparecidos.

Algunos están huidos de los centros donde se encontraban, otros fueron dejados en libertad a espera de decisión judicial sobre su situación y ahora en paradero incierto. Ya en julio, el sindicato del SEF advirtió que esta medida equivalía a una «fuga segura», que según medios locales les lleva a ciudades españolas como Málaga o Sevilla.

La última escapada se produjo el pasado día 1, cuando 17 migrantes llegados en la última patera, que estaban aislados porque dos resultaron positivos por COVID-19, huyeron del cuartel militar donde pasaban la cuarentena. 

 

Problema de imagen

«La ruta está reconocida por todo el mundo. Solo el Gobierno no quiere reconocerla», asegura Timóteo Macedo, presidente de Solidariedade Imigrante, una asociación sin fines lucrativos que lleva años prestando apoyo a los migrantes.

Macedo asegura que no está «sorprendido» por los datos conocidos esta semana, que evidencian «una nueva ruta de tráfico humano» y lamenta que en Portugal haya lo que denomina «dos varas de medir». «Una para todos aquellos que vengan a través del Mediterráneo a Grecia, o a cualquier país que no sea Portugal. Ahí Portugal está dispuesto, con una política de caridad, a ayudarlos», y otra para los marroquíes.

Se trata, cree, de un problema de imagen. «El Gobierno no quiere estar en la lista negra de países como Italia o España, países donde llega la inmigración», sostiene.

Lo cierto es que la cuestión ha sido ya abordada de forma específica por Lisboa y Rabat, que trabajan en un acuerdo de cooperación para tratar de evitar que Portugal se convierta en el nuevo destino europeo de la crisis migratoria.