"Hay que intentar unir la inteligencia a la política"

Javier D. Bazaga (SPC)
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El periodista, que ganó el Premio Planeta en 1995 con 'La mirada del otro', afila a sus 73 años su ingenio y crítica. Vive y escribe en Valencia, donde fue distinguido como bibliotecario de honor

"Hay que intentar unir la inteligencia a la política" - Foto: Ana Escobar

El escritor y periodista Fernando Delgado vuelve a impregnar el papel con un buena dosis de intimidad y crítica en las páginas de Todo lo que necesita ser dicho (Planeta). Una obra en la que arremete contra «los custodios de la castidad entregados al abuso intramuros de la escuela o del monasterio», donde la denuncia de la doble moral sexual y de costumbres de la Iglesia católica le sirven de redención.

 

¿Qué es todo eso que necesita ser dicho?
Es un compendio sobre la sexualidad abierta y la homosexualidad, donde cuenta mucho la actitud de los personajes, así como la actitud de la Iglesia.

 

Pero es un compendio crítico con la Iglesia en ambas cosas.
Yo soy hombre de Iglesia, pero llegó un momento en el que me encontré con el Papa Francisco siendo abierto y benevolente, y me pareció que el Papa no ha podido llegar a esa tarea, no sé si porque no ha querido o porque no le han dejado.

 

¿Cuál era esa tarea, la de la transparencia, la modernización…?
La Iglesia tiene muchos efectos de pecado. Tantos robos, tantos asesinatos, tanta aberración y vestigios de depravación. Y son todos esos pecados los que la Iglesia ha ido recogiendo en sus propios confesionarios, y que ha ido proyectando desde sus propios altares. Los prostíbulos romanos están llenos de sacerdotes que se dan al sexo con muchísimo placer.
Y eso fue de un modo muy determinante en la homosexualidad. Homosexualidad que ha sido llevada a los colegios en el maltrato a los niños por parte de sacerdotes entregados al erotismo. Solo hace falta recordar el Monasterio de Montserrat, que ha sido un nido de corrupción tremendo. Los benedictinos han sido especialistas en la sexología.

 

¿Y por qué ahora esa necesidad de que todo eso sea dicho?
Yo mismo he sido homosexual reservado. Todos lo hemos sido en el franquismo, durante una cerrazón absoluta. Y también en democracia. Solo Felipe González tuvo un ministro homosexual, que fue Jerónimo Saavedra. Hoy se ha normalizado mucho la homosexualidad. Hubo una iniciativa de Pedro Zerolo con el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero que fue el gran impulsor. Fue el PP el que denunció contra el matrimonio del mismo sexo. Y hoy hay diputados y diputadas en distintos parlamentos que son matrimonio. Otra cosa es este otro partido que constituye un reducto fascista.

 

¿Se refiere a VOX?
Es una asquerosidad que tiene un nombre, pero no le quiero dar nombre a un partido verdaderamente decrépito y profundamente reaccionario. La democracia es generosa y abierta, y tiene que aguantarse con partidos de cierta radicalidad. No tengo ningún interés en mencionar a esos personajes.

 

Pues vuelvo a la pregunta anterior, ¿por qué ahora? ¿Ha sentido una liberación?
Un poco sí, pero no lo he hecho porque sea un libro guerrero, no lo es. Lo he hecho de una forma memorialística en relación con los personajes y escenarios que yo he vivido.

 

¿Confía en la modernización de la Iglesia? Cita al cardenal italiano Carlo Martini que quería una Iglesia «dialogante, misericordiosa, abierta y comprensiva». ¿Cree que llegaremos a verla?
A lo mejor resulta que terminamos teniendo un Papa negro o un Papa alemán partidario de la homosexualidad en la Iglesia. Yo creo que tiene que haber transformación en la Iglesia, y ha de darse como alguna transformación del mundo después de la situación que estamos viviendo, que no sabemos para dónde vamos. Al cielo no.

 

¿Y en la política? ¿También tiene que haber transformación?
En la política tendría que haber una verdadera transformación. En la política hay un discurso ramplón. Ya no es solo la gestión, es la mentalidad y los principios. Afortunadamente, tenemos médicos magníficos que son capaces de hablar con rigor. Gente del derecho íntegra e independizada de la política. Y necesitamos ese tipo de cuerpos formales en la política para una integración social.
No sabe uno si la democracia va a desaparecer o no. No sabe uno si la economía va a ser la religión que hemos querido tener. No sabemos, pero este mundo tiene que cambiar, necesita cambiar. Y ahora hay unos niveles de mediocridad que no se dan en la medicina afortunadamente. Esto es una hecatombe bíblica.

 

Veo que no considera a nuestros dirigentes políticos a la altura pero, ¿ni siquiera alineados con los intereses de la sociedad?
Seguro que tienen voluntad de que las cosas salgan bien. Pero son unos presuntuosos baratos que tienen una mentalidad muy estrecha. Lo veo en la derecha y lo veo en la izquierda.

 

¿Qué espera del futuro de la política entonces?
No quiero ser presuntuoso en ningún sentido, solo quiero tener confianza en gente inteligente, que la tenemos. Hay que unir la inteligencia a la política y hacer de la inteligencia una sagrada religión.