Una tesis rescata a visionarios en la España del XVI al XVII

Efe
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El doctor Juan Ibáñez Castro, de la Universidad de La Rioja, analiza cómo su experiencia religiosa individual amenazó el papel social de la Iglesia y se movió entre la fe sincera, la supervivencia, y la picaresca

Juan Ibáñez Castro. - Foto: El Día

Una tesis defendida por Juan Ibáñez Castro en la Universidad de La Rioja (UR) rescata el mundo de los visionarios en la España de los siglos XVI-XVIII, cuya experiencia religiosa individual amenazó el papel social de la Iglesia y se movió entre la fe sincera, la supervivencia, y la picaresca.

Entre estos visionarios se encuentra la riojana Isabel de Briñas, mientras que entre los teólogos que buscaron poner orden en el mundo visionario destacó fray José de Nájera, ha detallado este martes la UR en una nota.

La tesis "El mundo visionario en la España moderna: manifestaciones y problemas. Una aproximación desde la tratadística y la Inquisición" ha sido calificada con ‘sobresaliente cum laude‘ y mención internacional al título.

Desarrollada en el Departamento de Ciencias Humanas de la UR, esta tesis fue defendida el pasado 15 de octubre (onomástica de Santa Teresa de Jesús) y ha sido dirigida por Ángela Atienza López.

La investigación del doctor Ibáñez Castro aborda el mundo visionario como una de las claves en las dinámicas sociales y culturales que permiten comprender mejor la sociedad y cultura de la España moderna.

Los hombres y mujeres de la Edad Moderna consideraban el mundo visionario como una parte real de sus vidas; buscaban en lo maravilloso explicaciones para todo tipo de situaciones personales y colectivas.

En la categoría visionaria se podían encontrar "profecías, revelaciones, apariciones, éxtasis, arrobos y visiones", y a partir de estas manifestaciones Ibáñez Castro ha estudiado la diversidad de hombres, mujeres y realidades que se esconden detrás de la concepción del mundo visionario que convivió con la vida real de la España moderna.

El mundo visionario era "un universo conflictivo que abría la puerta a una experiencia religiosa íntima que, desde un punto de vista sociocultural, amenazaba el papel dirigente de la Iglesia Católica, uno de los pilares del Antiguo Régimen y la Monarquía Católica", ha explicado.

Esa experiencia religiosa individual y autónoma, directa entre el fiel y Dios, les procuró conflictos con la Inquisición.

De esa "diversidad de hombres, mujeres y realidades" son buen ejemplo los riojanos fray José de Nájera e Isabel de Briñas, como demuestra el apunte biográfico que este investigador hace de ambos en su tesis.

Fray José de Nájera (1621-1684) fue un fraile capuchino natural de Nájera que se distinguió como misionero en el golfo de Guinea (África) y la actual Venezuela, donde participó en la fundación de la localidad de Araure; y por su preocupación por el conocimiento de las culturas y lenguas indígenas.

Aunque buena parte de su producción escrita estuvo destinada a la formación doctrinal de los indios en su lengua y en suplir la carencia de libros en aquel Nuevo Mundo, en 1672 publicó ‘Espejo mystico en que el hombre se mira prácticamente ilustrado’.

Se trata de un título gestado en sus años en la Corte de Carlos II el Hechizado, donde fue testigo de primera mano de la corrupción, los vicios y la superstición entorno al monarca.

"Es una obra muy original y dinámica al tratarse de un diálogo novelado entre un padre espiritual y su discípulo, mostrándonos no sólo las claves del mundo visionario, sino también la experiencia misionera y religiosa de Nájera, así como las creencias y prácticas extendidas entre la Corte de Carlos II", señala Ibáñez Castro.

En este sentido, entre los visionarios que terminaron ante la Inquisición existe una mayoría calificada por la Inquisición como "ilusa", que no suponía una amenaza real sobre el orden establecido y que, simplemente, vieron una forma de sobrevivir mediante los beneficios (en forma de limosnas o regalos) de ser considerados "amigos de Dios".

Es lo que el doctor Ibáñez Castro y su directora de tesis, Ángela Atienza, denominan "picaresca visionaria".

Entre los casos estudiados se encuentra Isabel de Briñas, procedente de una familia de sastres natural de esta localidad que por trabajo había emigrado a Madrid, donde enviudó y empezó a experimentar éxtasis, profecías y visiones de la mano del fraile dominico Domingo de Daza.

Considerada santa con el apoyo de muchos dominicos de la capital y personas cercanas al inquisidor general, fray Antonio de Sotomayor, otros solo veían en ella a una embustera que en sociedad con su confesor se beneficiaba económicamente de los anhelos de sus vecinos; y fue procesada entre 1639 y 1641.

En su tesis doctoral, Juan Ibáñez Castro concluye que, pese a las posibilidades de ejercer la propia voluntad que les proporcionaba el mundo visionario, "la mayoría de sus protagonistas no fueron conscientes de ello, lo que perseguían era sobrevivir en unas circunstancias particularmente duras, conseguir ascendencia social o dar salida a sus aspiraciones".

Juan Ibáñez Castro ha llevado a cabo su investigación doctoral con un contrato FPU del Ministerio de Universidades en el marco del proyecto ‘Abadesas y prioras. El ejercicio del poder en y desde los conventos femeninos en la Edad Moderna. Sus límites y problemas’, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y cuya investigadora principal es la catedrática Ángela Atienza.

Su investigación se ha completado con tres estancias en la Universidad Complutense de Madrid, la Università degli Studi Roma Tre –donde visitó, entre otros, el Archivo Secreto Vaticano y el Archivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición) y la University of East Anglia de Norwich.