"Tenemos que lidiar con esto unidos como humanidad"

Agencias
-

Es uno de los pensadores más destacados del siglo XXI y sus opiniones y análisis de la sociedad han influido en algunos de los líderes mundiales como Barack Obama, Bill Gates, Emmanuel Macron, Mark Zuckerberg o Angela Merkel

"Tenemos que lidiar con esto unidos como humanidad" - Foto: Olivier Middendorp

No es solo un historiador israelí de 44 años. Es un filósofo, un profesor, un reconocido escritor y un inspirador de líderes mundiales. Las opiniones de Yuval Noah Harari abarcan desde los temas más globales, como por qué los humanos dominamos el mundo, hasta los más específicos, como el impacto de algoritmos computacionales en nuestro futuro. 

El autor de la exitosa trilogía Sapiens, publicada en 2014 y que vendió más de 13 millones de copias, ahora se dedica al análisis del presente y, sobre todo, del futuro. La pandemia le está haciendo trabajar «ahora más que nunca». 

¿Cuáles serán los efectos más importantes del COVID-19?

Es más importante entender que estamos reescribiendo las reglas del juego económico y político. Estamos presenciando muchos experimentos en millones de personas. Primero, que no hay nada predeterminado en la manera de lidiar con esta crisis y que hay muchas opciones, no una sola y, segundo, que las decisiones que tomemos tendrán un impacto durante años y décadas y reconfigurarán el planeta. Mi principal preocupación es que, debido a consideraciones cortoplacistas, la gente tome decisiones equivocadas como, por ejemplo, lidiar con la crisis implantando regímenes autoritarios o incluso totalitarios, en lugar de empoderar a los ciudadanos. Lo que elijamos en los próximos meses cambiará el mundo durante años o décadas.

¿Qué cambios geopolíticos pueden surgir?

Tenemos que lidiar con esto unidos como humanidad. Por ejemplo, estableciendo un sistema global de producción y distribución de equipamiento médico, donde países empleen recursos para producir respiradores y medicamentos y luego los distribuyan de manera justa, en lugar de que los países ricos monopolicen los recursos y no quede nada para los pobres. Si logramos hacer esto, podría dejar un legado de solidaridad, confianza y cooperación que nos ayudaría a combatir con muchas otras crisis en el futuro. Pero si termina predominando una competición egoísta y nacionalista, esto dejaría un legado tóxico, algo que podría afectar a las relaciones internacionales muchos años.

¿Y cómo quedará la distribución de poder entre países?

Algo muy llamativo es cómo Estados Unidos, desde que comenzó el Gobierno de Donald Trump, ha abandonado completamente su rol de liderazgo mundial en crisis como la epidemia de ébola o la financiera del 2008. Pero en esta crisis, cuando empezó, Estados Unidos se desentendió. Cuando se expandió del este de Asia a más y más áreas, al principio negó que hubiera un problema e incluso ahora, cuando finalmente lo reconoce, sigue sin tomar un rol de liderazgo y continúa con su política de «América primero». Solo que ahora es América primero en infecciones. Estados Unidos ha dejado un vacío que otros países están tratando de llenar, como Alemania, que está haciendo un trabajo impresionante, no solo económicamente, sino también enviando ayuda y recibiendo pacientes de otros países. También vemos que China envía ayuda, equipos de expertos y equipamientos médicos. Mucha gente los acusa de explotar esta situación, pero creo que es injusto, porque esto es lo que realmente necesitamos. Y si hay una motivación política, ¿qué importa?. 

¿Son instituciones como la Unión Europea o Naciones Unidas lo suficientemente fuertes para liderar la lucha contra la pandemia?

En los últimos años el poder de estas organizaciones ha sido debilitado por el crecimiento de políticas aislacionistas y populistas, y muchos países que antes eran los principales pilares del multilateralismo y el orden internacional, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña, han renunciado a ese papel. Ahora nosotros estamos pagando el precio. No sé qué va a pasar, pero espero que la gente se dé cuenta con la crisis del error que hemos cometido al debilitar la solidaridad y cooperación internacional. 

¿Qué cree que pasará con el mercado laboral tras las crisis?

Hay dos posibles impactos. Primero, el mercado laboral se va a reestructurar, porque estamos teniendo un experimento masivo de trabajar desde casa y el resultado de esto va a modificar la economía del futuro.

Otro posible impacto es la aceleración de la automatización y la implementación de robots, inteligencia artificial y aprendizaje automático en trabajos que hasta ahora eran hechos por humanos. El tema es que cuando la crisis se termine, difícilmente volveremos a donde estábamos antes. 

¿Podría tener consecuencias devastadoras para los trabajadores?

Sí, y actualmente la pandemia está centrada en los países más ricos del mundo, como en Europa, Estados Unidos, antes en China, Corea del Sur o Japón. Pero en el largo plazo, la peor de las crisis se sufrirá en los países pobres: América del Sur, África o en el Sudeste Asiático, pero tanto la epidemia en sí como la crisis económica les golpeará muy fuerte. 

¿Qué elementos positivos se pueden extraer de la situación actual?

Más allá del entendimiento de la necesidad de mayor solidaridad global, creo que esta crisis podría enseñarnos a enfrentar de manera más efectiva otros problemas globales, como el cambio climático. Siempre es más fácil enfocarse en las preocupaciones inmediatas que en peligros futuros. Pero ahora nos damos cuenta de que fue un error: es mejor invertir dinero ahora para evitar el peor escenario.

Otra lección positiva es la importancia de la educación científica y la confianza en la ciencia y en sus expertos. Ahora entendemos la inmensa importancia de escuchar a estos expertos, que nos digan qué está pasando y qué debemos hacer. .