La hostelería de Logroño levanta persianas a medio gas

Eduardo Palacios (Efe)
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Muchos establecimientos no han levantado la persiana pese al fin de la prohibición

Terrazas abiertas en Logroño el primer día de permiso tras las limitaciones hasta el 28 de noviembre - Foto: Óscar Solorzano

- Logroño ha amanecido este domingo 29 de noviembre como cualquier otro, con la ciudad despertando poco a poco, pero con la novedad de poder ver bares, cafeterías y restaurantes abiertos después de un mes de cierre y así la capital riojana ha empezado a recuperar su "pulso", aunque solo lo ha hecho a medio gas, porque algunos establecimientos han optado por no levantar la persiana.

La Rioja decretó el cierre de los establecimientos hosteleros para Logroño -y Arnedo- el pasado 27 de octubre con el objetivo de reducir la curva de covid-19 en la capital riojana, algo que en mes ha logrado, con lo que esta semana se determinó cumplir el plazo previsto y poder reabrir bares, cafeterías y restaurantes el domingo 29 de noviembre.

Fue una buena noticia dentro de todo el clima de contrariedad y datos negativos para un sector emblemático en La Rioja y en especial en Logroño, donde parte de su turismo y de su pulso habitual tienen que ver con muchos de estos establecimientos.

Los hosteleros llegan a este domingo tras un mes no solo de parón, sino también de negociaciones para tratar de abrir las terrazas antes, algo que no consiguieron, y de trabajo en algunos casos para poder servir algunos cafés a quien lo pedía desde la calle.

Hoy era el día, pero desde ayer se podía observar en la ciudad movimiento en torno a todos estos establecimiento, cerca de 600 en total -según datos de la Federación de Española de Hostelería- con la limpieza en el interior, la puesta apunto de terrazas y la entrada de productos a las cocinas.

Porque para todos "es un momento de ilusión, a pesar de todo lo que ha pasado" ha explicado a EFE uno de los hosteleros del centro de Logroño que ha abierto su bar "porque ya había muchas ganas de poder trabajar, aunque la cosa va lenta", ha afirmado.

En parte porque es domingo y hasta la hora del vermú hay menos movimiento, pero también porque "se ha dañado un poco la imagen de la hostelería y quizás hay gente que le da reparo venir", reconoce con temor a que la facturación a partir de ahora se resienta.

El centro de Logroño ha sido donde la hostelería ha tenido un comportamiento "más desigual" con bastantes establecimientos que han optado "por esperar" ya que su negocio principal se basa en "la gente de oficinas o que va a los comercios y hasta mañana no van a venir", ha explicado a EFE el presidente de la Asociación Hostelería de La Rioja, Francisco Martínez Berges.

No obstante, la apertura de grandes establecimientos, en las calles más céntricas de la ciudad, ha llevado "animación" a zonas como la Gran Vía o el Paseo del Espolón "y además, en los barrios sí que ha abierto todo el mundo", detalla.