El chico de la sonrisa

Feli Agustín
-

«Nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a otro ser humano», afirman en la mezquita de Oyón; la hermana de Isam se muestra segura de que la Justicia «hará su trabajo»

Isam Haddour. - Foto: Facebook

Las lágrimas de una mujer joven, consolada por otra de mayor edad, y rodeada por un grupo de personas a las que en el rostro se les notaba el sufrimiento, mostraba ayer el dolor que están soportando los vecinos de Oyón después que a uno de los suyos le quitaron el jueves la vida por una bici y unos cuantos euros. «A mis padres es cómo si les hubieran arrancado un trozo de su corazón, es como si les hubieran llevado una parte de ellos», decía la hermana del fallecido, que confesaba que en su casa están desconsolados. «Mi madre, mi padre, mi hermano, mi marido y yo estamos destrozados, todo el mundo lo está, era un niño muy querido», afirma la joven, que destacaba que su hermano Isam no se merecía lo que le ha sucedido. «Nadie se merece esto, esto no se hace», afirma la chica, que presa del dolor comentaba que los presuntos asesinos de su hermano «no deben estar aquí, ni en otro sitio;gente que viene a matar y a hacer cosas malas...» Isam era el mayor de tres hermanos de una familia -compuesta también por un chica y otro varón, el menor-, que hace una década que habita en Oyón; de hecho, el joven asesinado seguía viviendo en casa de sus padres. La joven confirmó que el fallecido nunca había tenido problemas ni en su vida social ni en su tarea profesional y se mostraba «impactada» por lo sucedido. «De la noche a la mañana, nos dicen que mi hermano está entre la vida y la muerte», decía incrédula la chica, que contó que la primera información que se facilitó a la familia es que Isam se había herido al caerse de la bici, algo que no creyó. «Yo decía que eso no podía ser y, al final, la Policía hizo su trabajo», señalaba la joven, convencida de que la Justicia, «que es muy buena, hará el suyo».

Mohamed El Allam, vicepresidente de la mezquita de Oyón, comparte la opinión general sobre Isam, «un chico muy majo y muy amable, que nunca ha tenido problemas con nadie, por lo que nos ha sorprendido mucho lo que ha pasado», decía incrédulo. «Estamos todos muy afectados, españoles, marroquís, le conocía todo el mundo, era muy majo y le llamábamos el chico de las sonrisas porque siempre sonríe, siempre es muy amable con la gente;se nos hace muy duro creer lo que le ha pasado», manifiesta El Allam, que confirmó el fallecimiento del joven de boca de su padre, Ibrahim, 

«Nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a otro ser humano», decía categórico el vicepresidente de la mezquita, a la que Isam había vuelto en los últimos días tras un tiempo sin aparecer, y que confirmaba que iban a acudir a casa de su familia a darles el pésame.

Isam, un chico muy trabajador a quien le gustaba cantar porque tiene «una voz preciosa», será enterrado en Oyón para permanecer cerca de su familia.

 

Una bici de 200 euros. Íker Azkárate, propietario del bar Garai, estaba igualmente afectado por el presunto asesinato de Isam, que era cliente habitual del establecimiento. Solía pasar dos veces al día, a tomar el café de la mañana y otro por la tarde, cuando se reunía con los amigos, «aunque con todo el mundo se llevaba bien».

«Era muy amable con  todos, todo el mundo tiene buenas palabras de él, era cariñoso y estaba siempre sonriendo», recuerda el hostelero, que relata que se enteró de la noticia el viernes en el bar.

«Me quedé muy sorprendido, no lo creíamos porque se trata de una persona que nunca se mete con nadie, que siempre está sonriendo,  y que le pase a él, precisamente, pues duele más», confesaba Azkárate, que muestra, igualmente su incomprensión por un asesinato cometido «por una bici sencilla, que no vale 200 euros, con la que bajaba a trabajar a Logroño;y que por eso te quiten la vida...»