La construcción huye del derrotismo y mira a rehabilitar

Carmen Sánchez
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El sector apenas teme que la obra nueva se resienta a medio plazo ni que se produzca un desplome de precios en La Rioja y urge que se favorezca la opción de reformas de viviendas antiguas como otra vía de reactivación

Un grupo de ciudadanos observan el anuncio de una promoción de viviendas en Logroño. - Foto: Ingrid

El sector de la construcción no pasa por su momento más aciago, pese a que la situación actual podría hacer pensar lo contrario. La crisis sanitaria no ha podido, por el momento, con el breve parón forzado que tuvo que soportar entre marzo y abril a consecuencia del estado de alarma. No se puede obviar que en este periodo se ha producido una leve desaceleración y una ralentización de la actividad que ya venía arrastrando desde finales del año pasado. Tampoco el descenso de licencias urbanísticas y actuaciones comunicadas al Ayuntamiento de Logroño, que se ha acentuado los últimos meses; ni que una parte del sector, como es el de la rehabilitación, esté prácticamente parado, con 350 empleos en el aire. 

La promoción de obra nueva, sin embargo, ha tomado otro camino. Los proyectos que estaban activos siguen en marcha. Si bien es cierto que el sector ya daba signos de desaceleración y que la actividad existente no era excesivamente elevada, a diferencia de los tiempos del boom del ladrillo, ahora no se teme que vaya a sufrir un gran descalabro como ya ocurriera en 2008.

Es más, la actividad se retomó a mediados de abril «más o menos sin problemas», reforzando las medidas de seguridad y adaptando los protocolos a la nueva realidad derivada de la crisis sanitaria, según reconoce el secretario general de la Asociación de Empresarios de Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), Juan Ramón Liébana.

Pero desde la patronal del sector avisan: hay que flexibilizar todas las tramitaciones administrativas para evitar que se paralicen los procedimientos, como sustituir las licencias de obra por declaraciones responsables, e introducir modificaciones en las normativas urbanísticas que permitan adaptar los proyectos a la demanda actual, según defiende el secretario general de la CPAR.

nueva realidad. ¿Y cuál es la nueva demanda? La crisis del coronavirus y el confinamiento están llevando al sector a una nueva realidad, que pasa por replantear el modelo hacia el que se encaminarán las nuevas promociones de viviendas tendentes a priorizar espacios amplios, con mayor superficie de terrazas y más espacio en las zonas libres que permitan adaptarse a la nueva realidad social que ha impuesto la pandemia.

Liébana, además, no teme que el sector vaya a sufrir un golpe muy duro en el futuro más inmediato, tal y como, dice, corroboran las previsiones para España. No niega que vaya a haber «un pequeño golpe», pero confía en que desde las administraciones se atiendan las reivindicaciones del sector para que el impacto negativo sea el menor.

rehabilitación. La otra cara de la moneda la soporta el sector de la rehabilitación, que ahora está prácticamente parado y con la actividad bajo mínimos. Pese a que están permitidas las pequeñas reformas en viviendas, solo están autorizadas aquéllas en las que las casas estén vacías, salvo que se trate de una reparación de carácter urgente. Una limitación que impacta negativamente en el empleo que generan, principalmente, pequeñas empresas y autónomos y que ven peligrar su futuro.

A diferencia de la obra nueva, este subsector había comenzado el año con buenas perspectivas. Antes del 14 de marzo la tendencia era positiva y las previsiones eran relativamente optimistas. De hecho, las pequeñas reformas en viviendas experimentaban un ligero repunte respecto a la actividad registrada el año anterior, tal y como confirman desde la CPAR. Pero ahora el panorama ha cambiado, con muchas empresas que tienen proyectos a medio terminar o actuaciones pendientes de iniciarse. 

Pese a ello, la patronal ve que, si la actividad se retoma a corto plazo, la situación «va a repuntar clarísimamente».