Y cuando llega el frío, la luz se dispara

Agencias
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'Filomena' ha demostrado la volatilidad de un bien cuyo coste real es el 35% del recibo y el resto son pagos a las redes de distribución, incentivos a las renovables e impuestos estatales

Los precios del consumo eléctrico se establecen a diario, pero el cliente paga por el coste de la media registrada en el cómputo de todos los días del mes. - Foto: Cimic

El encarecimiento de la electricidad en coincidencia con el paso por España del temporal Filomena ha desatado una polémica política que se ha avivado en redes sociales, con acusaciones al Gobierno de subir el recibo de la luz y reproches por no actuar para bajarlo. Lo cierto es que la intensa ola de frío de los últimos días ha causado un aumento de la demanda energética que se ha traducido en precios excepcionalmente altos en el mercado mayorista eléctrico. Y ese incremento repercutirá en el recibo de la luz del consumidor del mes de enero.

La mecánica de este mercado, en el que compran la electricidad los comercializadores para venderla luego al consumidor final es cubrir la demanda usando las centrales de menor a mayor coste, pero el precio que requieren todas ellas es el de la última central usada, que será la más cara a esa hora del día. Así, para atender el consumo, en primer lugar, se utilizarán las renovables (eólica, solar, etc), la nuclear y la hidroeléctrica fluyente que haya disponible ese día y, si con esa producción no se cubre la demanda, empezarán a usarse centrales que funcionan con combustibles más caros, como el gas o el carbón.

Este diseño implica una alta volatilidad de precios. Ahora se vive un momento de tarifas elevadas, con días de más de 99 euros por megavatio-hora (MWh) de media diaria, mientras que a mediados de abril pasado eran muy bajos, por debajo de 10 euros/MWh. Hace apenas un mes, el 25 de diciembre, fue 16 euros/MWh, principalmente por el récord histórico de producción eólica de esas jornadas.

Ante la pregunta si las fluctuaciones de precios repercuten directamente en la factura de la luz del ciudadano, cabe señalar que no en la de todos, solo en la de los acogidos a la tarifa regulada o Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, que en 2019 eran 11 millones de clientes, el 37 % del total, según datos de la CNMC. De este modo, el 63% de los consumidores de electricidad en España (18,5 millones) tiene contratadas tarifas cerradas de mercado libre con empresas de energía. Esta opción supone que las variaciones de precios del mercado no les afecta ni para lo bueno ni para lo malo, porque les evita pagar más cuando están muy altos, pero les impide pagar menos cuando bajan.

Aparte de que las alzas de precios registradas estos días afectan directamente al 37% de los consumidores, hay que tener en cuenta también que solo suponen entre el 35 y el 40% del total de su factura.

 

Tributos

Así, al precio real de la electricidad, que supone un 35% del recibo, se le añanden los impuestos. Los costes de peajes se derivan de lo que cobra la distribuidora, a lo que se suman otros cargos y que representan un 40% del precio con tarifa regulada que se describen en la factura. En cuanto a los tributos, el ciudadano paga uno sobre la electricidad del 5,1127% al que se añade, además, junto al resto de partidas, un 21% más de IVA.

En cuanto a la responsabilidad política, el Gobierno no fija el precio final de la electricidad, pero sí tiene  margen para influir en él. Eso sí, ministros socialistas ya han descartado medidas drásticas como reclaman sus socios de Podemos.