Un nuevo sindicato desembarca en la función pública

Feli Agustín
-

El PIR rechaza la percepción de subvenciones públicas y los liberados sindicales y concurrirá este diciembre a las elecciones en educación

Presentación del nuevo sindicato, PIR, el pasado sábado. - Foto: El Día

Las elecciones sindicales que vivirá este mes la educación pública contarán con un nuevo protagonista, el PIR, Sindicato nacional de trabajadores temporales y fijos de la administración pública,  cuyo germen fue la plataforma de interinos. La nueva organización  persigue «evitar los errores» del sindicalismo tradicional sobre una filosofía que rechaza las ayudas de la administración. «Si recibes una subvención, obedeces a quien te paga», argumenta Jorge Azón, presidente del PIR, que piensa que ha de ser una organización financiada por sus afiliados y que carezca de liberados, «completamente desconectados de su centro de trabajo». No obstante, lo que sí prevén son horas sindicales «para lo estrictamente necesario», señala el portavoz del PIR, que propondrá a otros sindicatos que se limite la liberación a media jornada.

«Lo que se está haciendo, por ejemplo en Sanidad, es coger las urgencias en un turno de noche, lo que garantiza un sueldo importante para luego liberarse», señala Azón, que entiende que esta dinámica «hace perder la perspectiva»  para la defensa del resto de trabajadores. El nuevo sindicato evitará también «los cursos-fraude» que, aún siendo legales, suponen para las organizaciones tradicionales un importante volumen de ingresos, en gran medida procedentes de fondos públicos, «un negocio que interfiere» en la defensa de sus compañeros. «Nosotros somos un sindicato, no somos una academia», afirma Azón, que adelanta que su intención de presentarse a las elecciones de Sanidad a principios del año próximo.

Reconoce que en su origen era un movimiento exclusivamente de interinos, «los más afectados por los sindicatos tradicionales», pero aspiran a representar a trabajadores fijos, a quienes se están limitando derechos. «Como la administración no tiene enfrente un contrapoder, toma decisiones arbitrarias, como la orden de convivencia», resalta el docente, que asegura que pretenden defender «la libertad, la legalidad y los derechos de los trabajadores».