"Avances por la covid servirán para otras enfermedades"

Gustavo Basurto
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El director científico del Cibir destaca el esfuerzo del centro por mantener las investigaciones en marcha y apoyar a la lucha contra el coronavirus

José Ramón Blanco-Ramos, frente a la sede del Cibir. - Foto: Ingrid

La Rioja es una comunidad pequeña, lo cual no significa renunciar a la investigación científica con mayúsculas. De ello se encarga el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (Cibir), adscrito a la Fundación Rioja salud, donde trabajan 42 investigadores e investigadoras, en una plantilla total de 260 personas. Su director científico, José Ramón Blanco-Ramos explica en qué trabajan y analiza la aportación de la ciencia a la pandemia que lo ha cambiado todo. Doctor en Medicina por la Universidad de Zaragoza, José Ramón Blanco-Ramos es especialista en Medicina Interna y responsable de la Unidad Inflamación y Envejecimiento.

 

Enfermedades infecciosas es una de las áreas estratégicas del Cibir. ¿Qué ha aportado el centro a la investigación contra el coronavirus?
Más que hablar de una línea concreta, es un desarrollo de todo el centro. Ya veíamos desde hace años que necesitábamos trabajar en grupo y con colaboraciones nacionales e internacionales y la pandemia ha acelerado todo esto. Además, uno de los valores añadidos del centro de investigación es tener a nuestra disposición un hospital y todos los recursos del Servicio Riojano de Salud, que incluye la atención primaria. Se han hecho unos sesenta proyectos de investigación, que han abordado todo el abanico de lucha contra la pandemia.

 

¿Qué aspectos se han estudiado?
Se ha analizado el comportamiento del virus, cómo ha ido cambiando, cómo diagnosticar lo antes posible esta infección, qué tratamientos podrían ser beneficiosos y ahí se ha participado en diferentes ensayos clínicos, algunos de ellos internacionales. Y se han hecho estudios de intervenciones de prevención y sobre qué pasa a largo plazo con las personas que han estado infectadas. Hemos cubierto todo el espectro que puede abarcar esta pandemia.

 

¿En alguno de esos estudios ha destacado especialmente el Cibir?
No es una labor individualizada. Ha habido proyectos que se han liderado desde este centro, sobre todo alguno sobre secuelas pulmonares en pacientes ingresados. Ha sido más un trabajo de colaboración. Si algo nos ha enseñado esto es generosidad en la investigación, por lo que yo destacaría más la labor de colaboración en La Rioja y a nivel de proyectos nacionales e internacionales.

 

El Cibir presentó ocho proyectos de investigación sobre el coronavirus para optar a financiación del Ministerio de Ciencia. ¿En qué quedaron?
Se financió uno solo, que trataba principalmente sobre la situación en la que quedaba el pulmón meses después de haber sufrido la infección. Se han presentado ya resultados en publicaciones internacionales de prestigio y está generando nuevos estudios y datos.

 

En términos sencillos, ¿cuáles son las conclusiones de ese estudio?
Básicamente, que estas personas que tuvieron la infección, meses después todavía seguían presentando ciertas limitaciones a la hora de tener una vida normal. Pero cuando se han ido haciendo los seguimientos, han ido mejorando de forma importante. Quiero diferenciar las secuelas después de pasar la infección, de los síntomas del pos-covid o el long covid, como el cansancio, la astenia, dolores musculares y de cabeza, pérdida de olfato y del gusto...Y para eso también se llevan a cabo algunos estudios en el hospital.   

¿Se ha trabajado en vacunas?
Se hizo alguna propuesta de llevar a cabo algún estudio, pero en otras líneas. La investigación no ha dejado de lado aquellos proyectos que estaban en marcha. Había algunos compromisos previos y ha habido que mantenerlos, porque no todo es covid. Ha habido un esfuerzo enorme por parte del personal para mantenerlos y además ayudar en la lucha contra el covid. Los éxitos que vayamos viendo no son inmediatos; a la ciencia nunca hay que pedirle prisa, sino rigurosidad. Estos éxitos de cosas que vamos descubriendo pueden tener implicaciones en el futuro, lo mismo que las pruebas diagnósticas, los PCR, vienen de trabajos de hace muchos años. 

 

¿Se han hecho descubrimientos con la pandemia que servirán a futuro o para otros problemas sanitarios?
Cosas que se han desarrollado ahora servirán, como las nuevas tecnologías de las vacunas, para enfermedades poco frecuentes o para algunos tipos de cánceres. En otras infecciones, como el VIH, se cree que puede tener alguna aplicación. 

 

Ahora que la vacunación está bastante avanzada, ¿dónde está el reto en la lucha contra la covid?
La vacunación es una herramienta más en la lucha contra este virus. Estar vacunado no debe significar bajar la guardia ni prescindir de llevar protección, cumplir las distancias, espacios abiertos y bien ventilados, higiene de manos...Cuántas más personas lleguemos a estar vacunadas, mayor protección global, pero es una herramienta más; no debemos depositar todo el peso de la victoria frente al virus en la vacunación. 

 

¿Habrá que convivir con ese virus durante mucho tiempo?
Es difícil saber si será como otros coronavirus, que tuvieron un principio y un final. El SARS o el MERS tuvieron, a veces, espacios autolimitados, se identificaron bien los animales en espacios geográficos limitados y, muchas veces, tal como vinieron, desaparecieron.  Si tendremos que convivir como con la gripe o no, nos lo irán diciendo el año y la evolución. Hay que ser prudente. Sin ser alarmista, puedo pensar que el virus pueda estar circulando, por lo que habrá que estar atento. La gripe del 18, llamada española, tuvo sus coletazos durante un tiempo y la gripe ha seguido existiendo como tal, como van a seguir existiendo los coronavirus, pero probablemente lo que desaparezca es este virus. 

 

El eterno problema de la investigación en España es la falta de financiación. ¿También acucia al Cibir?
Se han mantenido todas las líneas de investigación y ha habido campañas de donación y mecenazgo para investigación. Recientemente ha salido una convocatoria para proyectos de investigación a la que pueden presentar solicitudes médicos y enfermeras. El centro está bien dotado en cuanto a tecnología, pero en investigación nunca hay suficiente dinero, porque los nuevos avances tecnológicos son muy caros. Tenemos también la posibilidad de colaborar con la Universidad de La Rioja y con el ICVV. 

 

El Cibir abrió una campaña de donaciones contra la covid. ¿Cómo va?
Las aportaciones han continuado y aquí cualquier aportación, por pequeña que sea, es muy bien recibida. Se van a utilizar ahora casi 30.000 para esos proyectos de investigación que he mencionado y otro dinero se ha usado para otra convocatoria sobre covid. 

 

En la sanidad faltan médicos y profesionales de enfermería. ¿En los equipos de investigación también?
En España hay mucho talento investigador, aunque es cierto que hay investigadores que tienen que salir fuera de España, pero muchas veces se sigue colaborando con ellos. En ocasiones es difícil mantener a todo el talento. A veces, el retorno aporta mucho; traer savia nueva es importante. Cuando ha hay convocatorias nacionales e internacionales, hay muchas personas que han solicitado venir a este centro. Aunque parezca que es pequeño y que está en una comunidad pequeña, el centro no pasa tan desapercibido. En los últimos años se ha ido asentando, consecuencia de un trabajo bien hecho y con prestigio. Creo que la pandemia alimentará la idea en los estudiantes de orientarse hacia cuestiones relacionadas con la biología, bioquímica, medicina, ciencias de la salud..., porque han visto otra forma de ayudar de forma diferente al concepto de médico-enfermera.

 

¿La pandemia puede incentivar, entonces, nuevas vocaciones?
Ante la adversidad, surgen oportunidades y gente que da un paso adelante para hacer cosas. Esto servirá para avanzar, no solo en lo que es la pandemia, sino que ayudará a otros campos, como el de las enfermedades oncológicas e infecciosas. 

 

El Cibir también investiga nuevas herramientas para la detección precoz del cáncer de páncreas. ¿Qué avances hay en esa línea?
El equipo del doctor Alfredo Martínez, que ha logrado recientemente financiación para el programa ‘Stop fuga de cerebros’, estudia esto. El cáncer de páncreas se caracteriza por ser muy silencioso, porque para cuando da síntomas, puede ser tarde para el pronóstico. Lo que este equipo intenta es ver si se puede disponer de herramientas que permitan diagnosticarlo en fases precoces.

 

La Fundación Cotec dice que La Rioja crea condiciones para atraer talento, pero no le cuesta conseguirlo y retenerlo. ¿A qué lo atribuye?
El hecho de ser pequeños, a veces, condiciona. Los grandes centros de investigación tienen otro abanico de oportunidades, pero por el contrario puedes encontrar limitaciones. Creo que el Cibir recoge los principales problemas que hay a nivel social y de enfermedades. El área de angiogénesis y la oncología son problemas sociales de primer orden, cardiovascular o las enfermedades infecciosas y el sistema nervioso, donde se trabaja mucho en las enfermedades degenerativas. Existen también líneas de investigación lideradas por la enfermería. Y atención primaria también juega un papel importante.

 

También investigan sobre enfermedades neurodegenerativas. ¿El alzheimer seguirá sin tener cura durante mucho tiempo?
No soy experto en neudegenerativo, pero pongo el ejemplo de lo que nos llegó a sorprender en su momento la cura de hepatitis C. Cinco años antes, en un congreso mundial, la mayoría dudaba de que pudiera encontrarse cura en los siguientes años; y hemos pasado de tratamientos de un año, con pinchazos semanales, fiebres y alteraciones terribles, a un fármaco oral que lo soluciona. Cada peldaño en investigación es un camino hacia el éxito.   

 

Usted trabaja en el virus del VIH. Llevamos décadas de lucha contra el Sida. ¿Se ha perdido esa batalla? 
Ahora se han cumplido 40 años de los primeros casos de la infección. Creo que ha habido un éxito importante, que es lograr que una infección se convierta en crónica. Lo mismo que se busca en oncología, lograr que un tumor se convierta en una cosa crónica y te permita seguir haciendo tu vida. Las personas que conviven con el VIH pasaron de tomar más de 20 fármacos a tomar ahora uno y se está desarrollando un fármaco pinchado cada dos meses. Y se está logrando una expectativa de vida muy similar a la de una persona no infectada. A habido éxito a muchos niveles. Un éxito que ha ayudado también a la infección por coronavirus y ahora la investigación devolverá algo a la infección por VIH. 

 

O sea, que la investigación sobre la covid ayudará a otros males.
El envejecimiento, la oncología, algunas enfermedades infecciosas son caminos muy paralelos que muchas veces se entrecruzan y un descubrimiento en alguna de ellas es de inmensa ayuda para las otras. Ese esfuerzo que se ha hecho y los avances quedarán ahí y ayudarán a resolver otros grandes problemas. 

 

Usted trabaja en una unidad sobre envejecimiento. Un reciente estudio sitúa la edad máxima del cuerpo humano en unos 150 años. ¿En unas décadas será habitual ver gente de 125 años?
Esto viene un poco ligado a la calidad de vida, alimentación, higiene, sanidad...no hay una cosa por sí sola. Se está invirtiendo mucho dinero en grupos nacionales e internacionales con estudios y proyecciones muy sorprendentes sobre cómo retrasar el reloj biológico, de alguna forma rejuvenecer nuestro organismo. Y hay otros que están sugiriendo la posibilidad de hacer modificaciones genéticas que permitan vivir mucho más. En envejecimiento se quiere hablar también de una enfermedad crónica más. Se abre un futuro muy esperanzador en cuestiones de investigación que tienen que ver con la aplicación práctica.  

 

Hay una creciente conciencia social en favor de los derechos de los animales. ¿Teme que acabe por prohibirse la experimentación con animales en la ciencia?
Hay un comité ético ante el que tienes que justificar muy bien el número de animales que vas a emplear, la técnica, si puedes utilizar una alternativa...está regulado y sin la autorización del comité no puedes empezar un proyecto. El Cibir está acogido a las normas de buena práctica clínica. En investigación hay una parte muy importante que, a día de hoy, se desarrolla en modelos animales.

 

De todas las líneas de investigación del Cibir, ¿alguna en concreto nos dará una satisfacción a corto plazo?
Siempre habrá noticias satisfactorias. Se ha incorporado también el tema de la economía de la salud, en colaboración con la Universidad de La Rioja, y hemos implantado una estructura para el big data. Todo está cambiando, con la inteligencia artificial y el análisis de datos, y cada vez hay herramientas más potentes que permiten generar más conocimiento e información y a esto también nos estamos sumando. Intentamos dar respuestas reales a problemas reales para tener aplicación en la práctica clínica diaria. Invertir en ciencia es invertir en futuro y La Rioja tiene mucho potencial y está demostrando que podemos decir que