Los ilustres antepasados del SERIS

El Día
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El catastro de la Ensenada refleja que La Rioja tenía en el siglo XVIII una sanidad bien organizada con asistencia médica en el 80% del territorio

Los ilustres antepasados del SERIS

Un ilustrado riojano, Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, es el autor del mejor retrato socioeconómico de la España del siglo XVIII, el famoso catastro que le encargase el rey Fernando VI en 1749 y que puso negro sobre blanco el primer censo de población, tierras y economía local de todo el país. Y en ese prolijo documento, queda demostrada la «institucionalización municipal de la sanidad perfectamente organizada» en los municipios de La Rioja, con una asistencia médica que alcanzaba al 80% de las localidades. Algo así como el antepasado del actual Servicio Riojano de Salud (SERIS).

A esa conclusión ha llegado un trabajo de la Universidad de La Rioja (UR), que destaca el catastro de Ensenada como la más exhaustiva encuesta disponible sobre los 15.000 municipios que formaban parte de la Corona de Castilla en el siglo XVIII.

José Luis Gómez Urdáñez, catedrático de Historia Moderna de la UR, miembro de la Real Academia de la Historia y experto en la figura del estadista ilustrado Zenón de Somodevilla, realiza cada curso una investigación con sus estudiantes de la asignatura Metodología de la Historia Moderna a partir del Catastro de 1749.

«Hace dos años hicimos los maestros en La Rioja en el siglo XVIII. Este curso, obviamente, tocaba a los médicos, farmacéuticos y cirujanos de los pueblos de La Rioja en el siglo XVIII. Ha sido una verdadera sorpresa comprobar el interés que tenían los pueblos en tener todos los servicios», relata Gómez Urdáñez.

Los estudiantes de cuarto del Grado en Geografía e Historia de la Universidad de La Rioja han realizado el trabajo confinados, desde sus casas, consultando los fondos digitalizados del Archivo Histórico Provincial, la Chancillería de Valladolid y el Archivo de Simancas. El resultado final se publicará en la revista Brocar, pero ya se sabe que el 80% de los municipios riojanos disponía de médicos, boticarios o cirujanos.

«La regularidad con que contestan los pueblos a la pregunta 32 del interrogatorio del Catastro de Ensenada nos lleva a pensar que la ‘institucionalización municipal de la sanidad’ venía de muy atrás y estaba perfectamente organizada», señala este catedrático.

cirujanos, barberos, sangradores... La cifra más alta es la de cirujanos -también barberos y sangradores- que ejercieron como residentes en 126 localidades, siempre con más de uno en algunas, como Logroño, Calahorra, Santo Domingo o Alfaro. El número de boticarios ascendía a 75, que atendían en 61 municipios, mientras que un total de 54 municipios disponía de médico, es decir, una tercera parte.

También hubo parteras en Logroño -aunque el sueldo lo cobrara el marido-, en San Asensio y un ‘ama de faldas’ de Haro; y viudas que regentan boticas o aquellas otras empobrecidas que vivían en los hospitales y cuidaban a transeúntes. Los salarios de los profesionales estaban muy por encima de la media, de modo que un boticario en Logroño ganaba 11.000 reales al año y un médico, 10.000; en los pueblos grandes, 8.000 o 7.000; y los cirujanos cobran menos, la mayoría entre 1.000 y 2.000 al año. En comparación, un jornalero cobraba entre 400 y 600 reales al año y los maestros de escuela, entre 1.000 y 1.500.

No obstante, las diferencias salariales se debían a «una realidad muy característica de La Rioja» entonces y ahora: «la dispersión de la población en pequeños pueblos distantes menos de una legua». Los médicos que debían atender a los pueblos del partido ganaban más, pues cobraban de todos los pueblos y casi todos vivían de alquiler.

Nacido en Hervías en 1702, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada sirvió a las órdenes de Felipe V, Fernando VI y Carlos III. En 1749 encargó la realización del catastro con el fin de racionalizar el sistema tributario de la época e instaurar un impuesto único, directo y proporcional a los ingresos de cada persona.