Santiago Castellanos, un escritor que sabe latín

M. A. G-S.
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El escritor y experto en Historia Antigua nos presenta su Logroño preferido de ayer y hoy

Santiago Castellanos, junto a Gorgorito. - Foto: Ingrid Fernández

Santiago Castellanos (Logroño, 1971) llevaba mucho tiempo sin acercarse a La Rioja pero con motivo de la presentación del Libro de los Crímenes, se trasladó de León a Logroño para invitarnos a un recorrido por la capital riojana. Muchos de sus 10 Lugares preferidos ya no existen pero eso no es óbice para recordar una ciudad que, en  los setenta, se abrió a la modernidad. Doctor en Historia por la Universidad de Salamanca, especialista en la Antigüedad Tardía, compagina la docencia, con la ensayística y la ficción. Por cierto, aunque no es necesario recordarlo, ¡sabe latín!

 

Estos son sus 10 Lugares, todos centrados en la capital riojana:

 

1. Gorgorito. El origen de toda narrativa fue oral y Gorgorito, que es a Logroño lo que Arlequín a Bérgamo, enseñó a muchos niños de los 70 a escuchar. «Eran unos tiempos en los que sólo había un canal, sin móviles, ni internet. Éramos niños de 3, 4, 5 o 6 años, y esto era la puerta de entrada a la lectura» rememora el escritor. La entrada en escena de la Bruja Ciriaca para él era «el primer encuentro con el terror». Pero, sobre todo, Gorgorito le enseñó a «escuchar».

2.Esquina 12 Ligero/Escuelas Pías. Aquí se ubicaba el puesto de LaPiru, apócope de  ‘pirulete’, golosina transversal que ha hecho la delicia de varias generaciones.Para él, el recuerdo de La Piru, de sus chuches, es un símbolo «de la evolución de los tiempos». «En las generaciones anteriores, era una época de más necesidad y se sustraían las gominolas a La Piru. Nosotros, que crecimos en una época más abundante, no tuvimos que recurrir a esas artes», rememora.

3.Billares Balda. Se ubicaban, por aquel entonces en Primo de Rivera («no me preguntes cuál es su nombre ahora, no lo sé», se lamenta) y fue una especie de universidad antes de la  universidad. «El futbolín era la vida», exagera aunque la atracción de este juego hacía que perdiera horas y horas en este histórico establecimiento que también ofrecía «pinballs y billares». Aunque era alumno de  matrícula, en el futbolín era de cum laude. «Mi papá era un crack al futbolín. Muy bueno», se enorgullece. «Se puede decir que de latín y de historia antigua soy un aprendiz si se compara con lo bien que se me daba el futbolín», presume. Tal es así y ahora que el ‘delito’ ha prescrito, que se puede decir que se fue becado a Salamanca, por notas, y acabó pagándose las muchas farras universitarias gracias a su buen manejo del fútbol de mesa.  

4.Escolapios. Aunque ha dejado de creer, le sigue impresionando el Cristo de Vicente Ochoa presente en este centro. «Para mí el Cristo sigue siendo ejemplo de humanidad. Se crea o no en la religión, me sigue enamorando esa imagen por lo que implica de bondad y por el intento que siempre ha supuesto el cristianismo de que tratemos de ser mejores personas», reflexiona.

5.Antiguo Las Gaunas. Primer recuerdo futbolístico. Parada en el viejo Las Gaunas. Nada queda de ese vía crucis, a veces gozoso, que implicaba una parada en el Bara Pasarela, humo de farias y tres generación de la familia Castellanos rumbo al estadio: «Con mi abuelo, que también me inoculó el sentimiento madridista, mi padre y mi tío, que en realidad sólo me llevaba un año y medio. No les llego ni a la suela de los zapatos». Realiza este periplo mentalmente y no puede olvidarse de los dioses blanquirrojos de la época «Cesáreo Remón, Delfín Álvarez, Joaquín Negueruela, Chuchi Aranguren» y, por supuesto, «de Barandica a Belaza hasta Pita o Noli». «He ido al fútbol desde el 75», confiesa con nostalgia. 

6.Nuevo Las Gaunas. No se acuerda cuál fue su primer partido pero sí el último: «El de semifinales con el Hércules». Tras la desaparición del Club Deportivo, se confiesa un fiel de la UDLaunque aboga «por la unión de los dos Logroñeses». 

7.Av. España/Belchite. Es un no lugar, ya sólo existe en su recuerdo pero aquí, mientras esperaba el bus de Escolapios, jugaba interminables partidos «con una lata de Coca-Cola». «Era un ejemplo de fraternidad, de socialización aunque molestábamos a las tiendas», se disculpa.

8.Imprenta. Este bar de la Plaza Martínez Zaporta le sabe a «rubia suave y buen rock». Es su bar de referencia. El ambiente de la Imprenta le retrotae, también, a sus años americanos. «Muchas veces en un bar en Nueva York me he sentido como en la Imprenta», se sincera.

9.Parque del Carmen. Céntrico punto de encuentro que no se puede disociar de «las alumnas de laEnseñanza y Agustinas». «Éramos unos panolis porque no sabíamos qué hacer pero el parque era eso: fútbol y esperar a las de la Enseñanza y a las de Agustinas. Una primavera en pleno invierno».

10.Cayaks Club Náutico.  Otra institución que ya no existe, «deporte y ambiente familiar». «Había quien era de la Hípica y quien de Cantabria pero otros, como yo, éramos del Cayaks», se enorgullece.