Los 'riders' muestra su temor por mayor inseguridad

Feli Agustín
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El asesinato de Isam Haddour ha acrecentado la sensación de peligro entre estos trabajadores, que manifiestan su desprotección ante situaciones de potencial riesgo

Un ‘rider’ circula por la calle Bretón, lugar de encuentro de estos trabajadores, que no suelen llevar más dinero que el de sus propios gastos. - Foto: Óscar Solorzano

A las 10 de la mañana, la delegada del Gobierno, el jefe superior de Policía Nacional  y el jefe de la Brigada de Policía Judicial ofrecerán información sobre la que han denominado ‘Operación Plumas’, relativa  a la investigación del asesinato  de Isam Haddour, repartidor de una cadena de comida rápida, acaecido la semana pasada y por el que hay detenidas seis personas de entre 14 y 25 años.

A la espera de que las autoridades policiales desvelen hoy detalles de la investigación, los primeros indicios apuntan a que el crimen, ocurrido en las inmediaciones del parque del Ebro, obedeció al deseo del grupo de atacantes de robar la bici, el móvil y el dinero que portaba encima el chico, de 34 años y residente en Oyón.

Su asesinato ha causado conmoción entre sus compañeros de trabajo, alrededor de medio centenar a diario, cifra que llega a duplicarse los fines de semana, y entre los que reina el temor. Dicho sentimiento era ayer palpable cuando varios de ellos, que tienen un punto de encuentro en la calle Bretón, rechazaron participar en este reportaje y  alguno de los que accedieron pidieron que no se facilitara su nombre ni se fotografiara su rostro.

Todos ellos, que prestan sus servicios para las plataformas Glovo y Uber, coincidían en que las calles de Logroño se han vuelto, en los últimos meses, peligrosas.

«Estamos sufriendo mucha inseguridad», decía un chaval que relató que «muchas veces vamos tres o cuatro  a repartir un pedido» porque, y es la opinión compartida, el riesgo ha aumentado en los últimos meses.

Además del asesinato de Isam, todos recuerdan el asalto del que fue objeto otro de sus compañeros ?por un grupo «con cadenas y cuchillos» en la calle Portales, que obligó a la intervención policial. «No entiendo que está pasando, no sé cuáles son los factores que están influyendo para que esto vaya aumentando», señalaba perplejo este ‘rider’, que insistía en que la sensación de peligro se ha acrecentado en los últimos tiempos, ya que «todas las semanas» se produce algún asalto, afortunadamente, concretado en el robo de la bicicleta. «No sentimos la seguridad que deberíamos en una ciudad como Logroño», lamentaba este chico, que afirma que, en situación de riesgo, prevé usar la cadena de la bici como arma defensiva. «La Policía anda por el centro y lo más que hace es vigilar el uso de la mascarilla», señalaba el joven, que relata que hay repartidores de más edad que lo hacen en coche.

Las mismas sensaciones comparte Edwin, padre de familia, que  lleva seis meses efectuando un trabajo sin recibir ningún asalto. «Es lamentable lo que le ha pasado al compañero de Oyón», afirmaba, al tiempo que destacaba la inseguridad que siente el colectivo.

«Ya no es igual, lo que ha pasado a los compañeros...; antes las cosas iban mal, te robaban la bici, pero eso es material y se recupera, pero la vida no», reflexionaba, al tiempo que narraba que él, salvadoreño, llega de un país sometido a peligros, «y se está viviendo aquí la vida de la que vengo huyendo».

Este temor lo siente también por su hijo de 14 años, «que va solo al instituto» porque la sensación de peligro «se extiende a toda la familia». Stefano, el más veterano, que lleva trabajando desde marzo del año pasado, ha tenido problemas con conductores «que nos agreden con  palabras», y subraya que la situación «ha empeorado», aunque confiesa que no tiene miedo. «Me defenderé como pueda; no dejaré que me hagan nada» asegura.