Picasso y el Greco 'cara a cara' en el Prado

Agencias
-

El Museo madrileño reúne una selección de las obras de ambos artistas en una exposición con la que se suma a la conmemoración del 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño

Picasso y el Greco ‘cara a cara’ en el Prado - Foto: Hidalgo

A buen seguro, una conversación entre Picasso y El Greco sería para no perdérsela... Pero como la vida -o la muerte, más bien- imposibilita tal diálogo cara a cara, solo queda el arte para tal objetivo. Y así lo han debido pensar en el Museo del Prado, que, con motivo del 50 aniversario del fallecimiento del artista malagueño, ayer inauguró Picasso, el Greco y el cubismo analítico, muestra donde se intercalan obras del andaluz con pinturas del cretense, uno de los artistas que más le influyeron en el desarrollo del cubismo analítico.

Entre las muchas y diversas influencias de otros maestros que confluyeron en la obra de Picasso, la del Greco es quizá la más temprana y decisiva, ya que se inició a finales del siglo XIX cuando el malagueño, «casi adolescente, reside en Madrid y es estudiante de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando», recordaba ayer la comisaria Carmen Giménez.

Por sus cartas y dibujos de aquella época de formación, se sabe que pasó más tiempo en el Prado copiando a los grandes maestros que en la propia Academia. «El padre de Picasso se enfadó con su hijo porque se entusiasmó con el Greco», añadió Giménez.

«¡Greco, Velázquez, inspirarme» o «Yo, el Greco» se puede leer en dibujos de aquellos años. Toda una declaración de intenciones para un joven estudiante.

Aunque casi todos los autores coinciden en limitar la influencia del Greco casi en exclusiva a la juventud de Picasso, la muestra plantea que fue mucho más «profunda y duradera», ya que fue especialmente crucial para el desarrollo del cubismo analítico en obras como El aficionado o Acordeonista.

Doménikos Theotokópoulos  acompañó a Picasso durante toda su trayectoria. En la primera fase del cubismo, el tema se descompone en fragmentos geométricos que van acumulándose hasta crear una imagen. Picasso crea una ilusión de relieve y profundidad que se basa «en el sombreado y en la que destaca la bidimensionalidad del lienzo», agregó la comisaria.

Esta exposición con tan solo 12 obras, que se podrá ver hasta el 17 de septiembre, ofrece la oportunidad de comprender la relación entre ambos artistas, dos sensibilidades originales que hablan de la redefinición del hecho artístico a través por ejemplo del volumen y el color, la composición, la perspectiva, el espacio, la luz o el desafío al dogma académico.

La muestra también alberga documentos testimoniales que resaltan el particular vínculo vital y artístico de Picasso con la pinacoteca, una relación que comenzó en sus años como copista y finalizó con su nombramiento como director.